Lo siento, no hay encuestas disponibles en este momento.

Los economistas hace meses que no aciertan los pronósticos de inflación

Todos los meses, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) publica un informe basado en la opinión de alrededor de 50 consultoras y especialistas locales y extranjeros que busca anticipar lo que ocurrirá con la macroeconomía del país.

Es el llamado “relevamiento de expectativas de mercado” (REM), desconocido para las mayorías, pero célebre entre las altas esferas de gobierno, los economistas y los analistas especializados. Es que sus datos se utilizan para ir anticipando lo que ocurrirá a corto, a mediano y a largo plazo con algunas de las variables macro: tipo de cambio, tasas de interés e inflación, entre otras.

Sin embargo, la crisis lo desajustó todo, incluso estos pronósticos, que desde hace más de un año comenzaron a desviarse extraordinariamente de la realidad. Tanto que algunos dudan de la utilidad de la herramienta.

El pronóstico de inflación es el ejemplo más evidente: en mayo de 2018, 52 analistas esperaban para los siguientes 12 meses un incremento del IPC del 22,6 por ciento. Es el valor promedio de las previsiones individuales.

Sin embargo, los hechos fueron distintos: el dato de mayo de este año, publicado este jueves por el Indec, ubicó la inflación interanual 34 puntos porcentuales más alta: en el récord de 57,3 por ciento.

Algo parecido (e igual de asombroso) pasó con las expectativas sobre el tipo de cambio. En mayo del 2018, los economistas consultados por el BCRA ubicaban el valor del dólar en 25,10 pesos al finalizar los siguientes 12 meses. Pero la realidad fue otra, muy distinta: el dólar cerró a 46,10 pesos el último día hábil de mayo. Casi el doble.

Pasó lo mismo con los pronósticos de inflación núcleo, con los de tasa de interés y con las expectativas de crecimiento anual.

Muy lejos

Según detalla el BCRA en su web, los datos se generan a partir de una encuesta dirigida a analistas especializados locales y extranjeros cuyo número varía entre 50 y 60. Incluye a bancos, a consultoras, a fundaciones, a fondos de inversión y a analistas individuales.

Los selecciona el Central “en función de la experiencia en el análisis de la coyuntura económica y financiera”, dice la entidad.

La propia autoridad monetaria lo define como “un estudio que permite hacer un seguimiento sistemático de los principales pronósticos macroeconómicos de corto y mediano plazo sobre la evolución de la economía argentina”.

También aclara que no es un invento argentino, ya que para su diseño se tomó la experiencia de los bancos centrales de la región, como Brasil, Chile y México.

Según la entidad, “la información que proporciona resulta de gran relevancia, no sólo para las decisiones de política monetaria y económica, sino también para las decisiones de consumo e inversión”. Es un “bien público” que provee a la comunidad “de la mejor información posible respecto de las estimaciones que realizan los especialistas sobre el comportamiento futuro de las principales variables económicas”.

Ahora bien, con los resultados de todo 2018 y de los primeros cinco meses de 2019, ¿la herramienta es útil en una economía tan inestable como la de Argentina?

Para Bruno Panighel, economista investigador del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), “el REM falla en sus pronósticos porque no se incluye cierto tipo de disrupciones sobre algunas variables, que luego se distribuyen hacia las demás”. Esos shocks, según el especialista, se suelen dar en Argentina “en cuestión de días y de forma simultánea”.

Panighel explica que “ningún economista tiene la bola de cristal” y que “generar pronósticos es más un arte que una ciencia, es más astrología que astronomía”.

“Las expectativas del REM son lo que en economía se conoce como ‘adaptativas’; los agentes observan, indagan y tras un costoso proceso las generan. Pero, para lograr tener expectativas ‘racionales’ o perfectas, hacen falta información completa y ausencia de eventos ‘locos’; y Argentina siempre está patas para arriba”, dice.

Juan Pablo Carranza, economista investigador de la UNC y de la UE Siglo 21, cree que, “en la situación actual, es realmente imposible estimar la inflación futura con algún nivel de precisión”.

En la misma línea que su colega, el también director del Instituto de Investigaciones Córdoba-Ciudad entiende que “quien se arriesgue a hacerlo (estimar la inflación futura) tiene poderes esotéricos”. Puede ser que “esté expresando un deseo o realizando una operación”. Para Carranza, “el sistema de precios en Argentina está roto, la dispersión en los aumentos es enorme y esto genera un costo social adicional a la suba ‘generalizada’ en el nivel del índice”. “En este escenario, es imposible saber cuánto será el valor del IPC el mes próximo”, finaliza.

(Fuente: LaVoz)