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«Estamos en Guerra»: Piñera en busca del enemigo interno

En el día de ayer las protestas se incrementaron y continuaron desafiando el toque de queda. El gobierno de Sebastián Piñera ha optado por crear un clima de «guerra» para justificar la represión y «normalizar el país». Los medios de comunicación hegemónicos acompañan el anuncio reduciendo el reclamo social a «saqueos y desmanes». Hoy comenzó una huelga general impulsada por mineros y portuarios, entre otros sectores.


El presidente Sebastían Piñera ayer dio una conferencia de prensa rodeado de las comandancias de las fuerzas de seguridad, con un discurso que busca establecer un clima de guerra interna, en donde las protestas dejan de ser demandas sociales ante situaciones que viene padeciendo el pueblo, y se reduce la conmoción nacional al accionar de una organización vandálica.


«Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite», aseguró a la prensa. En el día de ayer, las protestas no habían menguado a pesar de del toque de queda. Miles salieron a desafiar la medida restrictiva en barricadas y cacerolazos en las principales ciudades del país. El toque de queda también se expandió a otras ciudades y la represión militar se incremento con la muerte de 10 personas y cientos de detenidos.


“Le pido a todos mis compatriotas que nos unamos en esta batalla que no podemos perder, que nos ayudemos a que todos los demás tengamos mañana un día lo más normal posible y que logremos por fin empezar a ganar esta batalla», cerro Piñera. La idea de «normalizar» el país justifica el incremento de la represión en la calle. Al mismo tiempo, el general Javier Iturriaga, quien comanda la represión en el estado de emergencia declaró: “estén en calma y estén todos en sus casas”.


La democracia chilena, que fue el «modelo a seguir para América Latina», ayer dio un giro con las declaraciones del presidente Piñera hacía un régimen de impronta represiva que hace recordar a las salidas dictatoriales latinoamericanas. Así, Piñera se acerca a Jair Bolsonaro («La gente portará armas porque estamos en Guerra», expresaba el presidente ultraderechista brasilero en octubre del 2018), o a Lenín Moreno, que hace unos días, en el levantamiento popular en Ecuador, trató de llevar el reclamo social hacia echos de saqueos y caos.


Hoy se inició una huelga general que incorpora a las protestas a sectores de trabajadores organizados. Portuarios, mineros, sectores de transportistas, empleados públicos, y más de 20 organizaciones sociales y feministas anunciaron que se plegaran a las medidas. «Mañana los puertos de Chile se paralizarán al primer turno y desde las 10:00 de la mañana. Marcharemos por las calles de Chile para exigir dignidad y respeto por la ciudadanía», comunicó la Unión Portuaria de Chile.

La estrategia en imágenes


Las denuncias llegan desde las redes sociales: el gobierno está dejando actuar para mostrar actos delictivos que atemoricen a la población y luego los grandes medios hegemónicos cubren «la noticia» para agitar el caos social, que puede llegar hasta «tu casa».


Incendios de buses, trenes, pequeños negocios y saqueos son trasmitidos por la TV y las imágenes son la primera plana de los principales diarios del país. Hay testimonios que afirman que el incendio del edificio de la compañía eléctrica Enel nunca pudo realizarse por manifestantes o que encapuchados actúan amparados por el cuerpo de Carabineros de Chile. Lo cierto es que el discurso presidencial va en consonancia con las imágenes difundidas.

Los medios alternativos informan


Los manifestantes vienen denunciando montajes y provocaciones que no son informadas en los «grandes medios». Similar a lo que ocurre en Ecuador, los medios alternativos cobran relevancia como fuente informativa, al mismo tiene que padecen la censura de sus plataformas y la agresión de la represión en las coberturas callejeras, tal como reflejó en un comunicado la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA) de Argentina, que se solidarizó con los medios comunitarios y alternativos chilenos ante la acción represiva que impide y censura sus coberturas.


«Según cifras oficiales, serían 10 las personas muertas confirmadas por el gobierno, todas en palabras del oficialismo “calcinadas en incendios post saqueos”, argumento que genera dudas en la población, pues se ha registrado a militares disparando a personas y luego no se conoce su paradero. Por lo demás, se suman otros casos de asesinato por parte de las fuerzas armadas: en la ciudad de Coquimbo fue ultimado de un disparo en la cabeza un ciudadano ecuatoriano que participaba de las protestas.


Mientras, el Instituto Nacional de Derechos Humanos, institución encargada de velar por el respeto a estos derechos fundamentales y que cumple una labor de observar y denunciar excesos en el territorio al finalizar la jornada del día domingo compartía las siguiente cifras: ‘283 personas detenidas, 44 heridos 9 de ellos graves, 9 personas desnudadas en procedimientos policiales y el anuncio de la presentación de querellas por violencia policial, fueron algunos de los datos entregados por el director de la organización, Sergio Micco, en un balance de las jornadas de protesta que comenzaron el jueves en la capital y que se han extendido a regiones.


De las 283 personas detenidas, 151 son hombres, 61 mujeres y 71 son niños, niñas y/o adolescentes. De acuerdo a los testimonios recogidos por los profesionales del Instituto, los detenidos acusan uso desmedido de la fuerza al momento de la detención, vejaciones injustas a niños/as, malos tratos, golpes en rostros y muslos, torturas, desnudamientos a mujeres y hombres, vejaciones sexuales, entre otras vulneraciones.


Las manifestaciones se extienden en el país desde el 18 de octubre, y el alza del valor del transporte público fue la gota que rebalsó el vaso: Chile es un país con una enorme brecha que divide a ricos de pobres, el coste de la vida es similar al europeo, pero el sueldo mínimo no alcanza a superar los 400 Euros. A lo anterior, se suma que el sistema de pensiones fue privatizado en la dictadura del general Pinochet, y en la actualidad un profesor, por ejemplo, que ha trabajado toda su vida, aspira a una pensión menor a 300 euros mensuales. Como si fuera poco, la educación y la salud son también administradas por privados, incluso el acceso al agua, donde se pueden rematar los cursos de ríos al mejor postor. “Chile es un oasis”, como afirmó el presidente Sebastián piñera días antes de que comenzaran las revueltas. Le faltó explicar que ese oasis existe para empresarios y trasnacionales que se enriquecen a costa de una enorme masa de explotadas y explotados».

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FUENTE: ANRed