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El día más esperado de los últimos cuatro años

Alrededor de las 12, ante la Asamblea Legislativa, la vicepresidenta Gabriela Michetti invitará a que juren Cristina Kirchner y Alberto Fernández en sus cargos de nuevos vicepresidenta y presidente de la Nación. Luego, el mandatario saliente Mauricio Macri le colocará la banda y le dará el bastón al entrante. Fernández, ya presidente, dará su primer mensaje ante el Congreso, que durará más o menos una hora. Será el traspaso formal entre la gestión de Juntos por el Cambio -que justamente presenta como un logro entregar en tiempo y forma su mandato a la falta de logros en cualquier otro campo- y la del Frente de Todos, que asume con la promesa de atender la situación de los sectores más postergados pero con un cuadro general de emergencia, en especial en lo que se refiere a los niveles de endeudamiento. Luego de las formalidades arrancará una fiesta popular en la Plaza de Mayo con números musicales que se extenderán toda la tarde, que cerrará con mensajes de Fernández y de Cristina. Se espera una gran concurrencia y, como una primera medida con mucho de simbólico, será en una plaza sin rejas divisorias, quitadas por un pedido expreso del nuevo presidente.

La reunión que celebraron días atrás Michetti y Cristina Kirchner sirvió para resolver estas cuestiones formales y no repetir los penosos malos entendidos de cuatro años atrás. La vicepresidenta electa emitió ayer una declaración -«En las vísperas»- en la que recordó aquella insólita resolución judicial que declaró concluido su mandato a las 0 horas, dejando al presidente provisional del Senado a cargo del Ejecutivo durante medio día. «Mañana, como marca la Constitución y tal cual lo propuse a Macri en 2015, el presidente saliente entregará los atributos del mando ante el Congreso de la Nación», subrayó CFK.  

En definitiva, la Asamblea Legislativa comenzará a las 11.15 con cuestiones protocolares como la designación de los legisladores que recibirán a las autoridades. Poco después llegará Macri, cinco minutos más tarde Cristina y, por último, Fernández, que firmará el libro de honor e ingresará al recinto. El presidente electo se dedicó desde el domingo a trabajar en su mensaje, para lo que recopiló informes de las distintas áreas de los equipos del Frente de Todos y sugerencias de parte de su equipo de comunicación. La idea, junto a la descripción de la gravedad de la situación en la que recibirá los atributos, será la de poner a «un país de pie», como expresó en el último tramo de su campaña.

Más allá de que gremios y militancia llamaron a movilizarse, se espera una multitud que irá por las suyas, por más que no se haya asueto. Ya anoche había grupos de personas cantando, bailando y agitado banderas. «Democracia para siempre. Patria para todxs», es el lema de la convocatoria desde temprano a Congreso y a la tarde a Plaza de Mayo. Fernández prometió recorrer el trayecto en su auto, conducido por su habitual asistente Daniel, con la idea de quitarle pompa y ofrecer una imagen de austeridad. A las 14, está previsto que arranque el festival artístico que tendrá un cierre bien «albertista», con su mentor musical Litto Nebbia al frente de un grupo de músicos invitados. Después de las canciones, Cristina Kirchner y Alberto Fernández le hablarán a la gente en la plaza, en el clímax de la jornada.

Para la convocatoria, el nuevo presidente cumplió con su compromiso de dejar la plaza limpia, sin el enrejado transversal de 150 metros que había colocado el macrismo con el afán de mantener las manifestaciones populares lejos de la Casa de Gobierno. Fernández se lo pidió al jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta en la reunión que mantuvieron el viernes. «Muchas gracias por ayudarme a terminar con las divisiones y unir a la Argentina», le agradeció. El quite de las rejas se convirtió en motivo de celebración por parte de la gente que pasó ayer por la Plaza, como quedó testimoniado en fotos y videos subidos a las redes. Para facilitar las movilizaciones y la seguridad, habrá varias calles cortadas en el centro porteño. Un dato extra a tener en cuenta es que está pronósticada una sensación térmica superior a los 40 grados.

Antes que ese cierre, en el salón Blanco de la Casa Rosada, el Presidente saludará a las delegaciones extranjeras. Asistirán el presidente de Chile, Sebastián Piñera, el de Paraguay, Mario Abdo Benítez, el de Cuba, Miguel Díaz-Canel y el saliente y el entrante de Uruguay, Tabaré Vázquez y Luis Lacalle Pou, respectivamente. A propósito de las visitas, una noticia de ayer fue que finalmente el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, resolvió enviar a su vice Hamilton Mourao, en una clara señal para desescalar el nivel de conflictividad con el que arrancó el vínculo entre las dos administraciones. De los funcionarios de Bolsonaro, el militar retirado Mourao había sido el que había mostrado una posición más flexible y pragmática respecto a la nueva gestión en Argentina.

En un anticipo, Alberto Fernández recibió ayer junto al próximo canciller Felipe Solá al vicepresidente de la Asamblea Nacional de China, Arken Imirbaki, enviado especial del presidente Xi Jinping. El presidente recibió una carta de felicitación manuscrita del mandatario junto con la invitación para visitar China. Fernández se comprometió a viajar y lo convocó a «trabajar juntos». También se reunió en sus oficinas con el director de la OIT, el británico Guy Ryder.

Más tarde, a las 17, está previsto la jura de los ministros en el recuperado y renombrado «Museo del Bicentenario». El lugar, inaugurado en 2011 por Cristina Kirchner, fue uno de sus sitios preferidos para los encuentros protocolares. Tal vez por eso, durante la gestión de Mauricio Macri se le dio poco uso y se lo redenominó «Museo Casa Rosada». Mañana volverá  a su configuración original.

Macri encabezó ayer su útima reunión de gabinete. En el Boletín Oficial salió publicado el decreto en el que aceptaba las renuncias de sus ministros. En diálogo con los periodistas expresó su deseo de descansar porque «hace muchos años que el vértigo no para» y que «hay que darle tiempo al cuerpo que se restablezca». Se jactó del traspaso -«nunca hubo una transición como ésta»- y reiteró su intención de realizar «una oposición constructiva». A las 18.30, salió de la Casa Rosada por la explanada de avenida Rivadavia, hizo un saludo general con la mano hacia nadie en particular y se subió a la camioneta para iniciar el retorno a su domicilio, dejando atrás una gestión desastrosa que empeoró todos los indicadores y que obligará a quienes llegan a atender una multiplicidad de emergencias en simultáneo.

FUENTE

(Fuente: Página12)