Lo siento, no hay encuestas disponibles en este momento.

Dra. Sabrina Gimenez, postulante a Jueza de Paz de 9 de Julio: «Las mujeres necesitamos llegara a mas espacios de poder»

Conversamos con la Dra. Sabrina Gimenez, postulante a Jueza de Paz de 9 de Julio y de Familia del Primer Juzgado de Familia de San Juan.

La Dra. Sabrina Giménez es abogada litigante, egresada de la UNSJ, docente e investigadora de la Universidad de Congreso, madre de Vittorio de 8 meses y trabajadora desde los 15 años.
Nos recibe agradeciendo el interés en difundir los procesos de selección de magistrados que se están llevando adelante y alentando la campaña del Movimiento de Mujeres Sanjuaninas para visibilizar y apoyar la elección de mujeres con conocimiento en perspectiva de género.

“Me he postulado a los cargos de Juez/a de Familia y de Juez/a de Paz de 9 de Julio con el objetivo de contribuir a la justicia con celeridad, efectividad y perspectiva de género en cada caso, en cada fallo. La sociedad necesita que la justicia se vea atravesada por la perspectiva de género y que se pongan en funcionamiento mecanismos que identifiquen y cuestionen la discriminación, desigualdad y exclusión de la mujer que se pretenden justificar en cuestiones biológicas”.

“Respecto al acceso de la mujer a la estructura del poder judicial, considero que la mujer encuentra obstáculos para acceder a los cargos de mayor jerarquía como son los de funcionarios. Ello se debe, desde mi perspectiva, a que el desarrollo profesional de la mujer se ha visto limitado por una sociedad machista que la ubicaba en la casa, exigiéndole la realización de tareas del hogar, y le la ha despojado de tiempo para perfeccionarse. La mujer viene luchando contra esto pero es una lucha lenta y difícil. La mujer se viene empoderando y eso se ve reflejado en muchos ámbitos pero no suficiente, necesitamos llegar a más espacios de poder”.

“Como mama de un bebé, veo muchas dificultades para llevar adelante mi profesión y mi maternidad, pero me he fijado objetivos personales y familiares que sin una división de tareas, desde la igualdad entre mi pareja y yo, serían de difícil realización”.

“Con relación a mi edad, 32 años, más que una debilidad lo considero una fortaleza. Mi juventud me abre al análisis de temáticas novedosas y necesarias para la sociedad, a las que a veces una persona de avanzada edad está cerrada. Debemos dejar de lado el prejuicio de que porque es jóven es menos capaz”.