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El 10 de diciembre asumirán los nuevos diputados y senadores que fueron electos como resultado de las elecciones legislativas del pasado 14 de noviembre.

Esta nueva composición del Congreso, tanto de la Cámara de Diputados como de la Cámara de Senadores, tendrá como tarea el tratamiento de los nuevos y urgentes temas que afectan al país y uno trascendental, como lo es el plan plurianual que el poder ejecutivo asegura que va a enviar al Congreso en los primeros días de diciembre.

Este plan plurianual, que remplaza a la ley de presupuesto 2022, incluiría parte del acuerdo parcial al que el gobierno nacional busca llegar con el FMI, por el préstamo de 57 mil millones de dólares que el organismo financiero entregó al gobierno de Mauricio Macri. Como ya dijimos en editoriales anteriores, Alberto Fernández y Cristina en su carta, buscan que la oposición se exprese en relación a este tema, ya que los resultados de las elecciones demostraron que Juntos por el Cambio no está pagando el costo político del endeudamiento inédito al que nos sometió durante la gestión de Macri.

Por otro lado, como también dijimos en otras editoriales, las negociaciones de la deuda ya implican duros ajustes para el pueblo y, de aprobarse en el Congreso sin investigar el mismo, significara sellar aún más profundo el ajuste para los trabajadores y el pueblo; ajuste por el cual el gobierno nacional no quiere cargar solo con este costo y busca que todas las fuerzas políticas avalen este acuerdo en el Congreso. En ese sentido, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner este fin de semana publicó una carta en la que se refiere a este tema, la cual no es motivo de análisis de esta editorial, pero hacemos la mención porque la discusión, en todo el mes de diciembre y de los meses venideros del inicio del 2022, estarán signados por el debate del acuerdo con el FMI y cuál va a ser la posición de las distintas fuerzas políticas de nuestro país.

El FMI es una parte del problema

El acuerdo con el FMI es una parte del problema de la deuda externa que tiene nuestro país, por ese motivo es bueno hacer mención del tema de la deuda externa integralmente para comprender en profundidad que tan condicionante es para nuestro desarrollo como nación y cuál es el grado de dependencia que le genera a nuestro país.

El compromiso con el FMI es sólo una parte de la deuda externa que ha ido acumulando Argentina por parte de los gobiernos desde hace 70 años, que se profundizó luego de la dictadura del 76 y que está repartida entre los organismos multilaterales de crédito y los acreedores privados. El año pasado, nuestro país restructuró un total de 65 mil millones de dólares con tres grupos de bonistas que negociaron con el Ministro de Economía, Martín Guzmán: el Grupo Ad Hoc -integrado por los fondos de inversión Black Rock, Fidelity y Ashmore, entre otros; el Grupo Exchange- que incluye al fondo Monarch-, y el Comité de Acreedores de la Argentina. Por otro lado, se le giró este año al Club de Paris pagos por casi 230 millones de dólares, también para reestructurar la deuda con este organismo que, dicho sea de paso, este préstamo le fue otorgado a la dictadura y se usó principalmente para comprar armas para una posible guerra con Chile, por lo que debería haber sido declarada ilegitima.

El crecimiento de la deuda

Es importante hacer también un repaso histórico para ver como la deuda externa total ha ido creciendo en nuestro país y, de la mano de este crecimiento, también han crecido los factores que nos atan a la dependencia y al subdesarrollo.

La deuda del país nos acompaña a lo largo de la historia, pero si nos concentramos en los últimos 70 años podemos apuntar lo siguiente:

El rescate total de la deuda externa argentina se logró en 1952. El gobierno peronista destacó entonces que el país deudor de 12.500 millones de m$n (pesos moneda nacional) se convirtió en acreedor por más de 5000 millones de m$n.

En el período de 1955 a 1973 los distintos gobiernos militares y democráticos produjeron un endeudamiento que ascendió a cerca de 5000 millones de dólares. Durante el gobierno de Arturo Frondizi, 1958-1962, se firma el primer acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se trataba de un préstamo por 75 millones de dólares destinado a “estabilizar el problema cambiario” y “frenar la inflación”, cualquier parecido con la actualidad no es casualidad.

Entre los Gobiernos de Héctor José Cámpora, Juan Domingo Perón y María Estela Martínez de Perón (1973-1976) la deuda externa ascendió de 4870 millones de dólares a 7800 millones.

Luego de su derrocamiento por la dictadura militar esto se profundizo y la deuda externa al terminar la misma era de 45 mil millones de dólares. Cuando dejó su gobierno Alfonsín, 1989, la deuda ya sumaba más de 65 mil millones. Después del menemismo, el delaruismo y el duhaldismo estaba alrededor de los 178 mil millones en 2003.

En el 2005 Néstor Kirchner le pago más de 10 mil millones al FMI, que vino a nuestro país de la mano de la dictadura, y con esto nos sacamos el peso del Fondo en nuestro país. Pero al dejar la presidencia Cristina Fernández la deuda publica acumulaba un total de 250 mil millones.

Ahora bien, en los cuatro años del gobierno de Macri el endeudamiento fue brutal no solo por traer al FMI de vuelta a nuestro país, sino porque cuando se fue la deuda había aumentado en cerca de 90.000 millones, suma que, hasta la fecha, con lo acumulado en dos años de gobierno de Fernández por capitalización de intereses, llega a cerca de 370mil millones de dólares.

Luego de este repaso reflexionamos, este o no el FMI, la deuda sigue creciendo de forma permanente, esa deuda es en la actualidad todo el PBI del país, es decir, todo lo que acumulamos produciendo como nación y sin detenerse sigue creciendo gobierno tras gobierno.

La pregunta que debemos hacernos es como se genera cada vez más deuda sin que el país este en una etapa de crecimiento, porque la lógica del endeudamiento sería que el país en una etapa de expansión económica necesite crédito para poder adquirir bienes de capital y comprar insumos, maquinarias y herramientas para la producción, materias primas que no poseemos, etc., pero venimos de más de 10 años de estancamiento y la deuda nunca paró de crecer. En buena parte la respuesta está en los intereses que esta deuda genera y, que al no poder pagarse en los tiempos establecidos pasan a computarse como parte del capital de la deuda. Pero un problema colateral, pero esencial, es la parte del crecimiento argentino que las multinacionales fugan por distintos métodos generando escasez de divisas.

El macrismo un caso paradigmático

Lo del Macrismo fue un caso sumamente especial por lo entreguista. Los capitales extranjeros, durante los dos primeros años de ese período, no se incorporaron a la producción sino, solamente realizaron operaciones financieras; fueron principalmente a parar a la compras de Lebacs y a las Leliqs (Letras de deuda del Banco Central), aprovechando la inflación y las altas tasas de interés que pagaba el Banco Central Argentino, obteniendo de esta una diferencia de cerca del 35% producto de las tasas de interés, y luego canjeaban los bonos en pesos compraban dólares y los enviaban al exterior; la crisis se desencadenó a partir de enero de 2018, cuando esos capitales golondrinas dejaron de entrar al país porque percibían que el país no podría pagar, generando en abril un retiro apresurado de los mismos. Lo que generó una estampida cambiaria que llevó el dólar de $19 a casi $50. Como lo reconoció el propio Macri, el préstamo del FMI por la suma final de 45.000 millones de dólares fue necesario pera que los capitales especuladores salgan del país. A pesar de ello, al perder el macrismo la elección en 2019, muchos de esos especuladores financieros quedaron atrapados con bonos en pesos y hoy fuerzan al Central a la venta de dólares para irse del país. Es lamentable, pero con el acuerdo por parte del gobierno del Alberto Fernández con los acreedores privados, en agosto-septiembre de 2020 durante la grave pandemia de Covid-19, esa fastuosa fiesta del macrismo la está pagando el pueblo argentino, un verdadero escándalo.

Ahora bien, hoy nos aqueja la enorme deuda con el FMI ya que el fondo exige para el acuerdo el cumplimiento de un programa que siempre implica recortes en los gastos, entiéndase jubilaciones, salarios, planes sociales, salud pública, educación, tarifas, obra pública, etc. Ese es el gran condicionante que tiene hoy en lo inmediato nuestro país y es producto de una mega estafa cuyo principal responsable es Mauricio Macri junto con el gobierno de EEUU y los directores de ese momento del FMI. Macri hoy debería ser juzgado por semejante estafa y la deuda debería revisarse, investigarse y determinar a donde fueron a parar esos dólares, qué empresas fueron las que los fugaron y que paguen con su patrimonio la deuda, y no como hoy se está planteando que la paguen los trabajadores y el pueblo sobre la base de más ajuste.

Otro punto a analizar es qué ha hecho Alberto Fernández en relación a este tema, bueno primero que nada debemos decir que dejó que el macrismo creciera, primero luego del triunfo en las PASO en el 2019 cuando se fue de gira por Europa y abandonó la campaña en un acto de conciliación con los acreedores privados, con los grandes empresarios y con el macrismo que le permitió a este movilizarse por todo el país y remontar casi 10 puntos.

No expuso Alberto Fernández a fondo la responsabilidad de la deuda con el FMI sobre las espaldas de Macri, haciendo todo lo posible para demostrar esta estafa y que pague penalmente su responsabilidad, al contrario, la conciliación fue tal que el 12 de septiembre de este año el macrismo termina dándole una paliza al Frente de Todos y al gobierno de Fernández en las PASO.

El problema del gobierno nacional es que da concesiones permanentes tanto a los acreedores privados como al FMI y esas concesiones son guardar los dólares para pagar la deuda y no para invertir en producción y generar puestos de trabajo. Hoy sin tener un acuerdo con el Fondo a fin de año le habremos pagado cerca de 7 mil millones de dólares con un tremendo ajuste que se dio en el primer semestre de este año.

En este aspecto el gobierno de Fernández ha defraudado, es fundamental que los diputados del campo popular rechacen un acuerdo con el FMI que implique no investigar la deuda y que la paguen los responsables, por supuesto que también el pueblo debe movilizarse, muchas de las fuerzas políticas que integramos el Frente de Todos no estamos de acuerdo con este arreglo con el FMI, por lo tanto, no hay que confundir al gobierno nacional con el Frente de Todos. Las fuerzas populares vamos a movilizarnos para rechazar este acuerdo, y ya estamos convocándonos en la provincia de San Juan para conformar una multisectorial en rechazo al acuerdo con el Fondo. Esta convocatoria apunta a fortalecer a los sectores populares en el Frente de TODOS para que se defina en favor de los intereses populares y de los trabajadores; empujar a través de la lucha y la unidad que los dólares que ingresen al país sean para la producción y la generación de empleo y no para pagar la deuda a costa del sufrimiento y el hambre del pueblo.

Alberto I. Agüero- Federico Suero