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RASPANDO LA OLLA

Así vamos mal, es urgente cambiar el rumbo, para no perder el timón del barco

Las últimas medidas económicas tomadas por el equipo económico que dirige Sergio Massa para contener la inflación, resolver la falta de dólares, son un plato servido a pedido y al gusto de los terratenientes y cerealeras, el FMI y los especulares financieros. Son medidas que perjudican al pueblo. Y representan una rendición incondicional del gobierno antes especuladores y acaparadores internos y externos.

Una calma relativa que nos cuesta caro

La situación económica en nuestro país está cada vez más difícil, la inflación no tiene techo; aunque Sergio Massa quiera ponerle uno artificialmente; los salarios se deterioran día a día y la falta de dólares en las reservas del Banco Central amenaza con paralizar la actividad industrial que después de varios meses de crecimiento ha empezado a caer.

El objetivo fijado por el Ministro de Economía, Sergio Massa, es cumplir de forma estricta el acuerdo con el FMI; para lograrlo necesita divisas que deben acumularse en forma de reservas liquidas en el Banco Central de la República Argentina, y de esa forma poder dar cumplimiento a una de las cláusulas de revisión trimestral del acuerdo, que nos obliga a acumular alrededor de 5 mil millones de dólares por año en forma de reservas liquidas. Si cumple con ese punto el fondo nos provea de los desembolsos necesario para que el país no entre en default.

Para conseguir los preciados dólares el gobierno argentino depende, por cómo está conformada la estructura productiva de nuestro país, de la buena voluntad las cerealeras y grandes exportadores de soja, trigo, maíz, etc., ya que es esta la principal fuente de ingresos de divisas. Para que funcione la estructura productiva del país dependemos esencialmente de las exportaciones agrícolas.

El problema radica en que quienes tienen el control de los productos que exportamos y, por ende, tienen el control del ingreso de los dólares, son un puñado de terratenientes, monopolios y las cerealeras que dependiendo su simpatía o no con el gobierno de turno utilizan este poder para condicionarlo y obtener mayores ganancias. Por lo general, cuando surge un gobierno que no les es afín, como lo han sido los gobiernos reformistas y progresistas, entre ellos el Frente de Todos, utilizan su posición dominante en el mercado para condicionarlo.

Esto lo hacen especulando con su posición en el mercado externo, que es la que determina la cantidad de dólares va a obtener el país, y eso controla, entre otras cosas, si se va a poder importar insumos para que funcione nuestra industria y no se produzcan cierres de fábricas, o si se va a poder importar los elementos de salud que argentina aun no fabrica, como lo fueron las vacunas contra el Covid 19. Para todas estas operaciones se precisan dólares y el control de estos dólares está en manos de unos pocos dueños de la tierra de cultivo y de las grandes cerealeras.

A su vez el avance de la ciencia y de la tecnología les ha permitido a estos terratenientes darse el lujo de poder acumular, por mayor cantidad de tiempo los granos en las famosas “silo bolsa”, donde se pueden guardar cualquier tipo de granos por un lapso de tiempo de hasta dos años.

Esto hace que cuando los sectores de la oligarquía ya sean la mesa de enlace o el concejo agroindustrial quieren ahogar o condicionar a un gobierno, simplemente deja de exportar, acumulan la producción y se frena la entrada de dólares.

Al darse esta situación en la que se retacea la entrada de divisas se produce un cuello de botella que genera entre otras cosas que el valor del dólar comience a subir a pesar de que el gobierno intente no devaluar, pero la falta de divisa ha generado un mercado del dólar paralelo que es con el que se maneja un gran porcentaje de las operaciones de nuestra economía.

La necesidad de dólares, tanto para pagar deuda, como para que la industria funcione y frente a la presión devaluatoria que se genera, llevan al gobierno a ceder ante los mandatos de la oligarquía, las cerealeras y los monopolios.

Concesiones para los monopolios ajuste para el pueblo

Luego de la firma del acuerdo con el FMI que aprobó el poder legislativo en marzo de 2022, cuya negociación encaró el ex Ministro de economía Martin Guzmán, los exportadores del campo presionaron por una devaluación del peso argentino, generando una corrida cambiaria. Esta corrida sumada a la debilidad de la conducción del Frente de Todos para enfrentarla por sus problemas internos, se llevaron puestos tanto a Guzmán, como a Silvina Batakis, llevando a Sergio Massa y su equipo a ocupar el Ministerio de Encomia.

Massa, que tiene el visto bueno del establishment político de EEUU, rápidamente recompuso la relación con el FMI sobre la base de cumplir con su programa, ajustando el gasto público, apretando al pueblo y detuvo de manera parcial la corrida cambiaria generando una devaluación focalizada para un sector de las exportadoras que se denominó “dólar soja I”.

El primer dólar soja consistió en “subsidiarle” a las cerealeras y las grandes exportadoras una diferencia de 60 pesos por cada dólar liquidado. Es decir que el BCRA en vez de comprarles al valor oficial, 140 pesos, se los compran a las exportadoras que liquiden granos a 200 pesos.

Esta diferencia de 60 pesos la pagamos todos los argentinos tuvo un costo para el fisco de 240 mil millones de pesos, más o menos el equivalente que se pagó por el impuesto a las grandes fortunas que sirvió para políticas de salud, obra pública, becas progresar, etc. pero esta vez al revés ajustando a todos los argentinos para subsidiar a los que más han ganado en este último periodo.

Esto si bien fue una transferencia de recursos brutal hacia los sectores más concentrados, le permitió a Massa que ingresen los dólares y de esta manera tener cierta estabilidad. Por supuesto que hay que decir que para que el fisco pueda pagar esa diferencia, tuvo que emitir una masa de dinero que para los economistas de los sectores de la oligarquía no sería emisión mala, ya que se destina para ellos. La única emisión mala, según estos sectores, es la que se destina a pagar planes sociales, jubilaciones mínimas, asistencia del estado u obra pública.

Pero es importante aclarar a su vez, que esa emisión, si va al mercado generaría más inflación, por lo tanto, el gobierno trata de controlarla aumentando la tasa de interés de las Lelics (títulos en pesos emitidos por el BCRA cuya licitación se hace diariamente y son la principal herramienta del Gobierno en su política monetaria.) Con esa medida buscan «secar» la plaza de pesos y evitar que se vayan al dólar, lo que representa día a día una bomba de tiempo que hace temblar al país en cada renovación.

Las medidas de Massa significaron un gran “esfuerzo” que tuvo que hacer el pueblo argentino frente a la primera corrida cambiaria. Pero los sectores de la oligarquía, vieron lo sencillo que fue generar importantísimos volúmenes de ganancia en tan solo un mes, y redoblan la apuesta, van por más.

Al complicarse la cosecha fina, que es la cosecha del trigo, producto de las heladas tardías, se estima que gran parte de los dólares que ingresarían producto de estas exportaciones no ingresaran al país. La amenaza de que el dólar vuelva a dispararse comenzó a sobrevolar el escenario económico. Para solucionar este nuevo problema, Sergio Massa resolvió de la manera que mejor lo sabe hacer: generando una nueva concesión a las cerealeras, es decir un nuevo dólar soja.

Ahora entregará un subsidio de 80 pesos por cada dólar y se estima que podrían liquidarse una cantidad equivalente a 3 mil millones de dólares. Esto deja al gobierno nacional cada vez más condicionado y a merced del FMI, las cerealeras, los terratenientes, los monopolios, los imperialismos y con menos margen para poder tomar medidas populares. Eso explica el magro aumento del salario Mínimo Vital y Móvil, a las jubilaciones mínimas, el congelamiento de los Potenciar Trabajo, los bajos salarios, etc.

Este es el programa de Massa, que se da sobre la base del acuerdo con el Fondo y las cerealeras, y que no ha logrado detener la inflación, al contrario, esta se ha disparado y el acuerdo de precios justos no alcanza a ser ni un paliativo para los trabajadores y el pueblo.

La actual calma relativa, el pueblo la está pagando bastante caro ya que estas políticas nos colocan al borde del abismo.

Una salida en favor del pueblo es posible

Para poder romper verdaderamente con este esquema que nos ata a la dependencia, debemos pensar y proponer que el Estado nacional con los trabajadores a la cabeza recupere su posición en la producción y recupere en sus manos el comercio exterior o al menos una parte del mismo. Es posible hacerlo con la creación de empresas estatales de granos y alimentos, así dispondríamos de divisas para poder apostar a un proyecto de industrialización que nos permita generar empleos con estabilidad y buenos salarios.

Pero para esto hay que animarse a romper y enfrentar estas trabas que atan a nuestro país y a nuestra provincia a la dependencia. El escenario electoral es el momento adecuado para platear estos temas y el proyecto del campo popular debe estar presente en esta contienda y de cara al pueblo.

Hay situaciones urgentes que convocan a la lucha del pueblo y no pueden esperar a que se llegue a una elección, eso lleva a algunas personas a pensar que no es tiempo de hablar de frentes o candidaturas. Pero ese planteo no es acertado. Así como se realizó una gran jornada de lucha de la CCC el 29 de noviembre y las organizaciones siguen gestionando soluciones para los problemas más acuciantes, los dirigentes saben que las principales fuerzas políticas del país y la provincia están lanzadas hacia la disputa en las elecciones del 2023. Auto marginarse de esa discusión es resignar la disputa por el poder y cederla a “los políticos” o sea a las clases dominantes.

El gobernador Uñac, viendo que la situación social y económica se deteriora, piensa adelantar las elecciones en San Juan, para despegarse de la campaña nacional. La fecha probable para elegir cargos provinciales sería el 14 de mayo y se rumorea que a finales de diciembre el oficialismo anuncia la lista de candidatos que va a lleva en todos los departamentos.

La creación del espacio Encuentro San Juan, en el que participa nuestro PTP-PCR junto a más de 20 organizaciones sindicales, sociales, de género y políticas, es un avance en el camino de lograr el protagonismo popular en las grandes decisiones. El Encuentro San Juan, espacio donde están las dos CTA, la CCC y una gran cantidad de fuerzas populares, ha presentado en sociedad un programa para debatir otro modelo de desarrollo productivo para nuestra provincia.

El debate que plantea el espacio no es caprichoso, tiene relación directa al centro del problema de la provincia y el país ¿cómo aprovechar los recursos en beneficio del pueblo? Estamos atravesando la época de “las vacas flacas”. Lejos quedaron las épocas del viento a favor de la soja o el record en el valor de la onza de oro, que producían un “derrame” en los sectores económicos más postergados. Hoy el Estado tiene deudas, una situación inflacionaria galopante y bolsones de pobreza y marginalidad que crecen, lo que obliga a cualquier proyecto serio a explicar de dónde va a sacar los recursos para gobernar en los próximos años. Nuestro partido tiene esas respuestas y junto a las fuerzas que integran espacio san juan va a pugnar para que el campo popular se presente unido en las próximas elecciones para enfrentar a los proyectos políticos reaccionarios.

Alberto I. Agüero-P. Federico Suero