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El triunfo de Lula

El día domingo 30 de octubre, se llevó acabo el Ballotage electoral presidencial en Brasil entre el ex presidente Lula Da Silva, candidato del Partido de los Trabajadores y el derechista Jair Bolsonaro del Partido Liberal y actual presidente del hermano país latinoamericano.

En una elección muy reñida Lula logró imponerse por el 50,9 % (60.345.999 de votos) contra el 49,1 % (58.206.354) que obtuvo Bolsonaro.

Lo primero que es importante señalar es que, el triunfo de Lula es un hecho auspicioso y positivo para los pueblos de América Latina, que le pone un freno al avance de gobiernos de derecha liberal de corte fascista que tuvieron un periodo de hegemonía en la región y se consolidaron conformando un polo de derecha pro imperialista como lo fue el grupo de Lima.

Ante el avance de la lucha popular, que se ha cristalizado en la llegada al poder de gobiernos progresistas en Argentina, Chile, Colombia, Perú, Bolivia, México y, ahora el triunfo de Lula en Brasil, el agrupamiento de gobiernos de derecha pro imperialista quedó diluido abriendo un nuevo ciclo para el continente. Estos gobiernos, como el de Macri en la argentina, fueron funestos y muy peligroso para Latinoamérica. Con el apoyo de Donald Trump, en EE. UU, y las organizaciones como la OEA y el Grupo de Lima, apoyaron hechos que van desde negarse a repudiar el golpe de Estado a Evo Morales en Bolivia en 2019, o incentivar una posible invasión yanqui a Venezuela.

El triunfo de Lula es un poco de aire fresco para los sectores populares, particularmente los más empobrecidos de Brasil. En un mundo, donde la invasión de Rusia a Ucrania genera una situación de gran inestabilidad para toda la economía mundial, afectando a los pueblos con el aumento de la inflación, desabastecimiento de alimentos y de energía, sumado al crecimiento de las expresiones de extrema derecha como Georgia Meloni en Italia, Vox en España y el mismo Milei en Argentina, son una preocupación para todo el campo popular. Sin embargo, la derrota de Bolsonaro marca un antecedente importante que demuestra que los pueblos no se han “derechizado” y que no entregan un cheque en blanco a ningún gobierno.

Debemos reconocer que esta victoria de Lula sobre Bolsonaro ha sido muy ajustada, por lo tanto, es necesario analizar con más detalles los resultados de los comicios para comprender como queda el espectro político de Brasil luego de las elecciones, para, de esta manera, no generar falsas expectativas ni subestimar la peligrosidad de una derecha que, si bien ha sufrido un duro golpe, lejos está de ser derrotada.

Los votos que han llevado al triunfo del Partido de los Trabajadores provienen de los sectores más empobrecidos de Brasil, el Norte de Brasil, Bahía, Pará, Maranhão, etc., de economía fundamentalmente primaria, aquellos que ven en Lula una esperanza frente a la situación de hambre, pobreza y desprotección que sufrieron durante el gobierno de Bolsonaro. Pero hay que remarcar que un importante sector del electorado de Bolsonaro provino de las zonas del sur, industriales de Brasil, como: Sao Paulo, Rio de Janeiro y Minas Gerais, lo que indica que un sector importante de trabajadores ha votado por el bolsonarismo. El paro de los trabajadores del transporte, un día después de las elecciones, con corte de rutas en 13 Estados de Brasil, reclamando fraude contra Bolsonaro, es significativo y demuestra el poder de movilización de la derecha que no se amilana ni se rinde.

Esta división que se ha generado entre los trabajadores, incentivada y aguijoneada por la derecha en los países dependiente latinoamericanos, introduce el argumento que asegura que los problemas que aquejan a los trabajadores en general y un país, como la inflación, el deterioro del salario o los altos impuestos, son originados porque hay un sector de la población que debe ser “mantenida” con asistencia del Estado, porque es gente ociosa que no quiere trabajar. Esta división que ha calado en un sector importante de trabajadores, que por su calificación y lugar en la producción tienen la posibilidad de tener un mejor pasar económico que el resto de los trabajadores, oculta que la gran riqueza de latino américa se fuga de la mano del imperialismo, los terratenientes y la burguesía ligada al capital de las grandes potencias, manteniendo un tipo de economía primaria con alta tecnología con centro en el mercado externo, sin industrialización, lo que agrava día a día la desocupación o el empleo precarizado.

Esta es la compleja situación a la que se va a enfrentar Lula en este nuevo periodo de gobierno. Está muy bien arrancar por la consigna de que cada brasilero debe tener acceso al desayuno, almuerzo y cena, pero no bastará ni será suficiente si no se va a fondo contra los monopolios que extraen los recursos, de quienes se apropian y fugan la ganancia de los trabajadores y del país. El triunfo es un escenario alentador para los pueblos de América Latina y nos entusiasma, pero es justo señalar desde un inicio que si no se ajusta a estos monopolios se termina ajustando a los trabajadores y el pueblo.

Esta es la tercera oportunidad de los brasileños con lula. Esperamos ansioso que les vaya muy bien, porque este triunfo ayuda a todos los pueblos de Latinoamérica. También esperamos que lula y sus seguidores hayan aprendido de los errores que los llevaron al fracaso en las dos oportunidades pasadas. Las debilidades de los gobiernos socialdemócratas tienen que ver con no tocar los intereses de los grandes monopolios y los terratenientes, que son los responsables reales de la inflación y de las trabas al desarrollo soberano de los pueblos, como sucedió en nuestro país con el apriete devaluatorio de las cerealeras para que el gobierno les conceda el dólar “soja”.

Las vacilaciones del progresismo son el caldo de cultivo para que las expresiones de derecha, como los Bolsonaros, Macri, Milei, Bulrich tengan arraigo en un sector de la clase obrera que, confundida se inclina por ella ante la falta de respuestas de gobiernos que vienen enancados en procesos populares, pero que al llegar al poder terminan conciliando con los monopolios.

Confusa situación política

En nuestro país la situación política es muy compleja. A casi tres años de gobierno de Alberto Fernández y el Frente de Todos, el debate sigue siendo como sacar de la pobreza a los mismos que lo votaron en el 2019 con la ilusión de poder salir de la debacle macrista. Esta demanda no ha sido resuelta por el gobierno de Alberto Fernández que incluso ha agravado la situación de la inflación, la precarización laboral y la pobreza por lo cual recibió un duro castigo en las elecciones del 2021 con la perdida de alrededor de 5 millones de votos.

En el marco de esta grave situación el gobierno nacional no solo no ha convocado a los amplios sectores de trabajadores y del pueblo a movilizarse contra los responsables del endeudamiento, la fuga de dólares y el ajuste inflacionario que golpea a millones de familias en nuestro país, sino que, por el contrario ha legalizado la estafa macrista con el FMI y, a partir de la llegada de Massa al Ministerio de Economía solo ha entregado más y más concesiones al Fondo, a los monopolios, las cerealeras y los terratenientes.

Esto ha llevado a una atomización del Frente de Todos que debate como afrontar las elecciones de cara al 2023, pero no debate un programa para incorporar a los millones de desocupados a la producción, controlar la inflación y eliminar la pobreza, por el contrario, el plan de Massa para controlar la inflación incluyó una APP para que la propia gente controle a las grandes empresas. Nos preguntamos: ¿dónde está el Estado controlando los costos-precios de estas empresas en las fábricas?

Por otra parte, la derecha macrista si bien está dividida toma impulso con una campaña de confundir al pueblo sobre los verdaderos enemigos y, como en el caso de Brasil, pone el acento en que los trabajadores y sectores medios que tienen la suerte de tener una mejor posición en la producción, identifiquen que el problema de la inflación solo es consecuencia de la emisión monetaria que se destina para asistir con subsidios a los desocupados que cobran un plan social, y no por la fuga, el endeudamiento y los millones que se le subsidia a los grandes monopolios como sucedió con el “dólar soja”.

No hay una acción unificada desde el campo popular para enfrentar esta situación, las principales cabezas del Frente de Todos acuerdan con pagarle al FMI, y no movilizan al pueblo y las movilizaciones que se dan son sectoriales tendientes a defender a uno u otro sector de trabajadores, pero no hay acciones unificadas que enfrenten el ajuste y el acuerdo con el FMI que es la traba principal que tiene hoy nuestro país.

Demostrativo de esto es el proyecto de ley de presupuesto 2023, un presupuesto echo a la medida de las necesidades del Fondo. Un presupuesto que pone el acento en reducir el déficit a 3,9% del producto Bruto interno: o sea reducir la diferencia el gasto corriente al -1,9% y el déficit de la deuda al -2%. Con un PBI proyectado de 500.000 millones de dólares el ajuste que debe sufrir el pueblo es de aproximadamente 3000 millones de dólares. Y por otro lado debemos endeudarnos interna y externamente en más de 10000 millones. Esto implica menos plata para obras, menos plata para salud y educación, menos plata para programas sociales, etc. La emisión de nuestra moneda debe tender a cero por lo tanto si necesitamos más dinero del que generamos debemos endeudarnos más.

El crecimiento estimado del país proyectado en el presupuesto es del 2% es un crecimiento bajo que pronostica un año 2023 difícil. Lo que va a implicar por los compromisos de deuda y por lo proyectado en el presupuesto, en un brutal ajuste sobre los trabajadores, por un lado, recortando gastos y por el otro con una inflación descontrolada que licua la capacidad de funcionamiento de las distintas dependencias e instituciones del estado, ministerios, universidad, viviendas, escuelas, hospitales, obra pública, etc. En síntesis, este presupuesto implica menos plata para planes sociales, menos plata para construcción de viviendas, para becas, para obras, para remedios, médicos, trabajadores estatales, docentes, etc.

Ha sido importante la posición de los Diputados del PTP-PCR Verónica Caliva y Juan Carlos Alderete de no votar este presupuesto para no convalidar el ajuste.

San Juan, el juego electoral

Las elecciones en la provincia aun no tienen fecha de convocatoria, pero por trascendidos periodísticos y por lo que se habla en el ambiente político, la intención del gobernador Sergio Uñac es adelantar las elecciones y hacerlas separadas de las nacionales. De todas maneras, hay una carrera en los Departamentos por presentar candidatos a intendentes, pero no ocurre lo mismo a nivel provincial. En el ámbito provincial, hay amagues, pero los posibles aspirantes están atados a la decisión del actual gobernador de la provincia.

Este juego de incertidumbre que se suma a la inflación, la falta de empleo, la carestía, el ajuste, generando dudas y bronca en la población que no encuentra certezas para creer en la política, y en la forma de representación para solucionar los problemas, lo que lleva a amplios sectores de las masas, especialmente jóvenes, a preferir alternativas que son peores que las actualmente malas.

Esta muestra de insensibilidad de un sector de la dirigencia política, tanto del oficialismo como de la oposición, hace que en vez de discutir con que programa y política concretas se resuelven los problemas del pueblo lo que se discute es de qué manera se sostienen o se llega a un cargo.

Como decíamos más arriba a esto se suman la mayoría de los intendentes, que solo ambicionan su reelección sin debatir cómo está la situación de la provincia y no polemizan con el poder de turno, desde una actitud oportunista que tiene que ver con no hacer ola para garantizar un mínimo de recursos que los mantenga en el cargo.

No aparece todavía en el Gobernador Uñac, en los Intendentes y otras figuras del Frente de Todos, la necesidad del armado y consolidación de un Frente público, programático y equitativo, que tenga como objetivo levantar un programa que resuelva los problemas de los sanjuaninos y le cierre el paso a la derecha. Inclusive especulan hasta con cambiarle el nombre al Frente de Todos creyendo que el problema de la fuga de votos solo pasa por el marketing y no por la política.

Este oportunismo lo que produce en la gente es que se aleje de quienes están gobernando y la peligrosidad es que se trasladen a expresiones de la derecha macrista y mileista.

Desde el PTP-PCR llamamos a conformar un Frente público, programático y equitativo desde ahora, no especulamos con los resultados de un mundial de futbol y queremos llevarle certezas al pueblo sanjuanino en este momento tan complejo, para ello levantamos un programa que ponga centro en el desarrollo de nuestras industrias y actividades como la minería, la agricultura, el turismo con una fuerte presencia del Estado en la producción para ser dueños de lo que nuestra provincia produce y poder volcar los esfuerzos de todos los sanjuaninos a la consolidación de un modelo que genere trabajo estable y de calidad que pueda mantenerse en el tiempo.

Alberto I. Agüero-P. Federico Suero