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River sumo de a tres en la Fortaleza y derrotó a Lanús

Por los goles de Paradela y Beltrán más un Armani salvador, el CARP se llevó los tres puntos y se puso en la línea de los punteros.

No jugó lindo River en la cancha de Lanús, pero dio un salto que acaso, para las necesidades que tenía el equipo, es muchísimo más importante: River luchó un partido que tenía que luchar, mordió los ciento y pico de minutos que duró el partido contra un rival durísimo en su cancha. Fue un equipo. Quedarán muchas cosas para corregir, pero hacerlo desde la seguridad que da saber que el CARP aprobó una prueba de carácter será un alivio para Martín Demichelis y para su cuerpo técnico. Y es que en el Sur tuvo lugar una batalla futbolística y River así lo entendió desde el arranque más allá del final caliente por los goles anulados por Darío Herrera a instancias del VAR (el primero, de interpretación; el segundo, offside claro). Cuando los rivales proponen luchar, hay que luchar, solía decir Marcelo Gallardo: River anoche lo hizo. Y lo hizo no sólo con personalidad sino con inteligencia.

A diferencia de las presentaciones defectuosas contra Banfield y Arsenal, el equipo nunca quedó largo: jugó en bloque todo el partido y eso es mérito del propio entrenador que leyó a tiempo no sólo el diagnóstico que dejaron los últimos juegos sino también lo que podía pasar en el Sur contra un Lanús súperintenso que iba necesariamente a implicar un desgaste: ubicar a De la Cruz al lado de Enzo Pérez y armar en el plano defensivo un par de líneas de cuatro bien compactas fue un acierto para la coyuntura y para cortar el sangrado.

Por lo demás, quedará mucho para revisar. El planteo pudo haber representado por momentos una profecía autocumplida: River pareció esperar que Lanús le llegara mucho y, así, Lanús efectivamente le llegó mucho. El equipo evidentemente todavía no da la seguridad que quiere el entrenador, pero al mismo tiempo ayer estuvo tan limitado como contundente en términos ofensivos: el tiro de Beltrán que terminó en el gol que definió la historia a los 88 minutos de juego fue el segundo remate del CARP en todo el partido. Y eso, para las aspiraciones de este gigante y para la jerarquía y técnica de sus futbolistas es, a las claras, muy pero muy poco.

Beltrán entró y mostró credenciales: sacrificio y rock and roll, velocidad e inteligencia para presionar, ductilidad que salir de su habitat y aguantar la pelota y armar juego asociándose con los volantes. Fue la segunda mejor noticia de la noche para River. Porque la primera, sin contar siquiera los tres puntos de oro que se llevó de un estadio bien jodido, es que aún sin el brillo al que debe aspirar el CARP jugó como un equipo, como una familia, y dio una muestra de carácter cuando más lo necesitaba. A partir de ahí sólo quedará despegar.

fuente: diario ole