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Comerciante descuartizado: Avances en la investigación revelan conexiones y deudas entre implicados

La investigación del espeluznante asesinato del comerciante Fernando Pérez Algaba, cuyo cadáver fue encontrado en Ingeniero Budge, ha dado un paso adelante con el descubrimiento de una serie de conexiones y deudas entre los implicados. El empresario de la construcción, Maximiliano Pilepich, quien entregó la camioneta Land Rover Evoque 2012 blanca que usó la víctima en sus últimos días, ha declarado haber mantenido una deuda en dólares con la víctima junto a otro individuo llamado Nahuel Vargas. Esta deuda podría haber sido el móvil detrás del crimen. La presente nota explora los detalles relevantes de la investigación hasta la fecha.

Deudas y amenazas: Pilepich y Vargas confesaron adeudarle 150 mil dólares al comerciante asesinado. Según sus declaraciones, le entregaron la mitad de la deuda, 75 mil dólares, en una escribanía de Castelar, y el resto en un descampado de General Rodríguez. El día antes de que Pérez Algaba fuera reportado como desaparecido, este último devolvió la camioneta Land Rover a Pilepich y se quedó en el descampado, mencionando que alguien vendría a buscarlo.

Conflictos anteriores: Los implicados también estuvieron involucrados en conflictos anteriores. Pérez Algaba denunció públicamente a Pilepich y Vargas por una supuesta estafa millonaria relacionada con la compra y venta de departamentos en pozo frente al golf de Hurlingham. La documentación de un boleto de compra venta por 75 mil dólares, la misma cifra de la deuda, agrega una posible conexión entre ambas situaciones.

Amenazas y vínculos adicionales: Además de la deuda, otros conflictos surgieron en la investigación. Pilepich realizó una denuncia por amenazas de muerte contra un individuo identificado como G.B. debido a un conflicto relacionado con una empresa llamada «Investment S.A.», en la que Pilepich y Vargas también figuran como socios.

Implicada detenida: Nicole Chamorro, una mujer trans, está detenida en relación con el caso. Se la considera partícipe secundaria del homicidio y se vinculó su nombre a una valija roja utilizada para ocultar el cuerpo desmembrado del comerciante. La valija contenía documentación de la familia de Chamorro.