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Tensión y violencia marcan las elecciones presidenciales en Ecuador

En un clima de extrema tensión y violencia, los ciudadanos ecuatorianos se dirigen a las urnas para expresar su voluntad en las elecciones presidenciales. El asesinato a balazos del candidato presidencial Fernando Villavicencio el pasado 9 de agosto ha agitado el panorama electoral, dejando incertidumbre sobre los resultados. Este sombrío episodio se suma a la preocupación por la presencia de bandas narcotraficantes y la inseguridad que acechan al país.

La violencia política ha cobrado otra víctima recientemente, con el asesinato de Pedro Briones, dirigente correísta, lo que ha acentuado aún más la inquietud entre los votantes. La crisis institucional se ha profundizado, ya que el país se encuentra sin Congreso desde hace tres meses, tras la decisión del presidente Guillermo Lasso de disolverlo y convocar elecciones anticipadas. Esta maniobra se llevó a cabo en un intento de evitar su destitución en medio de un juicio político por acusaciones de corrupción.

En este contexto, los ecuatorianos se preparan para votar con sentimientos encontrados. El miedo a la inseguridad, el pesimismo en torno a la situación económica y la desconfianza hacia la clase política son emociones predominantes entre los votantes. Según Santiago Cahuasquí, politólogo de la Universidad Internacional SEK, estos tres factores influirán en la decisión de los ciudadanos al emitir su voto.

Un total de 13.4 millones de los 18.3 millones de ecuatorianos están llamados a votar en esta jornada electoral. Desde las 07:00 hasta las 17:00 horas locales, los votantes acudirán a las urnas para elegir al nuevo presidente y vicepresidente, así como a los 137 congresistas que conformarán el Congreso durante el período de cuatro años, hasta mayo de 2025.

En medio de la incertidumbre y la tensión, Yolanda Cubillos, residente en Quito, expresó su esperanza de que el candidato que resulte vencedor priorice la seguridad del país, dada la grave situación de violencia que enfrenta Ecuador. El futuro mandatario deberá afrontar grandes desafíos para restaurar la confianza en las instituciones y trabajar en la construcción de un ambiente seguro y estable para todos los ecuatorianos.