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Más de 4.000 mujeres fueron víctimas de feminicidio en América Latina en solo un año

Women walk past photos of vicitms of femicide displayed as part of an awareness campaing in the framework of the International Day for the Elimination of Violence against Women in Medellin, Colombia, on Novemer 23, 2020. (Photo by JOAQUIN SARMIENTO / AFP) (Photo by JOAQUIN SARMIENTO/AFP via Getty Images)

En el último año, más de 4.000 mujeres en América Latina se convirtieron en víctimas de feminicidio, según un reporte conjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Observatorio de Igualdad de Género. Esta alarmante cifra revela una persistente y grave problemática en la región.

Los países con las tasas más altas de feminicidios por cada 100.000 mujeres incluyen a Honduras, República Dominicana, El Salvador y Uruguay. Mientras tanto, lugares como Puerto Rico, Perú, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Chile y Cuba muestran tasas más bajas, aunque el problema persiste en toda la región.

El informe también destaca la relación entre víctimas y victimarios, señalando que en algunos países, como Chile, Puerto Rico y Ecuador, la mayoría de los feminicidios son perpetrados por parejas o exparejas, mientras que en otros, como El Salvador y República Dominicana, este vínculo es menos común.

La tendencia global muestra un aumento alarmante en los feminicidios, con casi 89.000 mujeres asesinadas en todo el mundo en 2022, la cifra más alta en los últimos veinte años. Estos crímenes representan la forma más extrema de violencia de género y son perpetrados principalmente por parejas o familiares.

A pesar de los esfuerzos legislativos en algunos países latinoamericanos para penalizar el feminicidio, las tasas de condena no han aumentado significativamente. La inclusión del feminicidio en el código penal busca reconocer la naturaleza misógina de estos delitos y recopilar datos precisos para informar políticas y prácticas de protección a las mujeres.

Sin embargo, el cambio real requerirá un enfoque más amplio que aborde las normas culturales y sociales arraigadas que perpetúan la violencia de género. Los datos desglosados y el trabajo interinstitucional, como el visto en Perú, son pasos importantes hacia la reducción de los feminicidios, pero se necesita un cambio sistémico para garantizar la seguridad y la justicia para todas las mujeres en América Latina y en todo el mundo.