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Se cumple un nuevo aniversario del comienzo del “aislamiento social, preventivo y obligatorio” 

En Revista la U, los testimonios de universitarios/as sobre la experiencia de atravesar la Pandemia por Covid 19.

Por Belén Ferrer

Este 20 de marzo se cumplen 4 años desde que se estableció la medida de “Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio” (ASPO) en Argentina, mediante el Decreto 297/2020, por la Pandemia por el Covid 19. Los impactos sociales y económicos de esta pandemia profundizaron la situación de vulnerabilidad social que el país ya atravesaba. Por eso, tanto la sociedad como las instituciones debieron crear estrategias para solventar la crisis y la incertidumbre.

En la Universidad Nacional de San Juan se generaron variadas situaciones, es así que algunos/as protagonistas están contando sus vivencias:

Emiliano Tello, integrante de la Comisión Interna del Comedor Universitario Sanjuanino (CICUS)

“Desde la comisión salieron varias medidas, varios proyectos que fuimos impulsando. El principal y uno de los primeros que se activó fue la entrega de bolsones de mercadería gracias a la gestión de la vicerrectora en ese momento, Mónica Coca. Después pudimos gestionarlo a través de la Secretaría de Extensión y luego también con ayuda del Gobierno provincial”.

“En ese momento fuimos escuchando a los estudiantes. Teníamos un contacto directo con ellos, ya que todas las facultades permanecían cerradas y el comedor era la única dependencia que había quedado abierta día a día. Entonces, a medida que íbamos escuchando problemáticas pudieron salir otros proyectos también, como entregar viandas a domicilio para los chicos que estaban con Covid y no podían salir”.

“Además hicimos un proyecto de reparación y reciclado de computadoras para los estudiantes que lo necesitaban para poder avanzar en su vida académica”.

“Muchas cosas se consiguieron en ese momento, yo creo que se establecieron algunas líneas de trabajo que pudo tomar la Secretaría de Bienestar en este caso. Hoy tenemos un sistema nuevo en el comedor, cosa que la Comisión ha pedido siempre. Otro gran logro fue la apertura del Comedor nuevo, ya que fue una lucha histórica de la Comisión, ahora está abierto y está funcionando”.

“Como reflexión de la experiencia podemos decir que la Universidad es de los estudiantes. Creo que hoy más que nunca hay que tener eso en claro, porque es un contexto cuesta arriba también, en el cual los estudiantes tienen que tomar el timón nuevamente y no solo salir a defender la universidad, sino seguir construyéndola, porque ese es el papel que también deben ocupar los estudiantes”.

«Trabajar durante la pandemia en la Comisión tuvo sus dificultades. Pero conseguimos una gran contención de compañeros y compañeras que estaban ahí en el comedor en ese momento”.

Myriam Arrabal, decana de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes (FFHA)

“El aislamiento nos obligó a reconvertir el trabajo en la universidad a fin de garantizar el servicio a nuestros estudiantes, brindando continuidad de sus estudios en un momento de angustia e incertidumbre”.

“Debido a que se sostuvo prácticamente el 100 % de las actividades académicas en la modalidad virtual, la FFHA, desde su Secretaría de Asuntos Estudiantiles, brindó a quienes no tenían recursos tecnológicos y/o económicos la entrega a domicilio de materiales bibliográficos de las cátedras, lo que también desnudó necesidades básicas insatisfechas que se cubrían llevando ropa y alimentos. Además, entregamos becas de conectividad y acompañamiento a docentes con capacitación en el desarrollo de competencias y materiales digitales”.

“Con el regreso a la ‘nueva normalidad’, se acordaron pautas para las modalidades presencial, virtual y mixta y fue prioritario revisar los programas a fin de poder recuperar los contenidos de 2020 que fueron soslayados por la emergencia social”.

“La pandemia agravó la situación de salud mental, aumentando nuevos casos de trastornos y empeorando los preexistentes, con resultados extremos como el suicidio, lo que impulsó a tomar medidas de escucha atenta y contenciones interinstitucionales. En este sentido, se destaca la importancia de las humanidades y el arte ya que son disciplinas que nos posibilitan sintonizar con la experiencia humana”.

“El coronavirus empujó a un cambio de vida para el cual no estábamos suficientemente preparados. La cuarentena puso en tensión máxima al sistema educativo en todos sus niveles, lo que obligó al aprovechamiento de la tecnología y a las nuevas formas para gestionar el conocimiento. La bimodalidad es un instrumento aúlico que se afianzó con la pandemia y persistirá en el tiempo”.

“Si hay algo que demostró la pandemia es la interdependencia entre todas las personas: menos miedo y más responsabilidad, menos individualismo y más solidaridad. Fue fundamental el trabajo en equipo, generando respuestas creativas e innovadoras hasta en asignaturas vinculadas a la práctica docente”.

“Nunca dejamos de trabajar y estar presentes, siempre intentando acompañar a los estudiantes, docentes y no docentes ante las dificultades que plantearon las tareas en contexto de emergencia”.

Ana Naranjo, exdirectora de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud (EUCS)

“La pandemia llegó y de un día para otro tuvimos que reorganizar la educación. Tenemos que pensar que no solo fue el aislamiento preventivo y obligatorio y el cierre de las aulas, recordemos que la mayoría de las docentes de la EUCS pertenecen al sistema de salud y trabajaban gran parte del día en centros hospitalarios con el estrés del posible contagio. Para el cuerpo docente de la EUCS fue un gran esfuerzo cumplir con su labor académica. Como Directora Normalizadora el trabajo fue muy intenso, la incertidumbre de lo que iba a pasar, cuánto tiempo iba a durar el aislamiento, no había días no laborables, adaptarse al trabajo remoto y tratar que la EUCS siga su ritmo para no garantizar la educación”.

“El gran desafío fue la adaptación de la educación presencial a la educación a distancia mediada por tecnologías con docentes que no tenían la formación necesaria. Otros desafíos fueron tratar de mitigar las deficiencias de tecnologías y conectividad de estudiantes y docentes. Atender a las desigualdades sociosanitarias en el quehacer educativo, en un contexto signado por la intensificación de la labor docente y la profundización de las distancias sociales. Desarrollar, tanto docentes como estudiantes, la empatía de comprender los problemas personales y familiares complejas que dificultaban los procesos de enseñanza- aprendizaje”.

“La innovación educativa incluyendo la educación a distancia, tenía lugar no protagónico en la UNSJ, conducida por personas y grupos apasionados con una visión clara de que la transformación educativa no solo era urgente, sino posible”.

“Tal vez el cambio más visible de esta pandemia sea la integración de tecnologías digitales en la enseñanza por parte de docentes, aprovechando los recursos y plataformas que ya estaban disponibles en la Universidad, pero que hasta el momento no se habían utilizado de forma masiva”.

“La pandemia nos obligó a repensar no solamente la educación. Profundas desiguales sociales, económicas y de género se han hecho más visibles a partir de la pandemia. No obstante, la emergencia también ha permitido visibilizar el esfuerzo de las y los docentes por reconstruir las prácticas de enseñanza y sostener la continuidad pedagógica, en un contexto complejo, desigual y marcado por la superposición de tareas laborales, domésticas y de cuidado”.

Duilio Gómez, director de Salud Universitaria

“Trabajar en la pandemia fue duro porque tuvimos que adaptarnos y entender que es una pandemia que nos modificaba la vida. Pero también apareció mucha solidaridad con respecto a la gente”.

“El desafío que tuvimos que sortear fue el no parar, el tratar de seguir funcionando, que la gente se cuide, que respeten los protocolos, crear clases virtuales y adaptarnos”.

“Quiero rescatar la buena colaboración de todos los integrantes de la Universidad, todos los docentes, no docentes y alumnos para tratar de salir de este desafío que fue la pandemia”.

“Tuvimos que implementar cambios en cuanto a la higiene personal, aprender, sobre todo, cómo es el tema del lavado de las manos, el distanciamiento, el uso del barbijo y tratar de respetar los protocolos que se crearon, además de tener confianza en las vacunas”.

“Los seres humanos somos tan vulnerables y tan frágiles que un bichito nos puede cambiar la vida. Tenemos que tener más cuidado entre nosotros. La Universidad colaboró muchísimo en todos los estamentos para poder salir de esto. Así que aprendimos a desarrollar más estrategias para poder enfrentar todo tipo de enfermedad y sobre todo lo que es la prevención”.

Jorge Gutiérrez, director de la Escuela Industrial Domingo Faustino Sarmiento (EIDFS)

“Para docentes y estudiantes de la Escuela Industrial Domingo Faustino Sarmiento, la pandemia del COVID-19 significó un giro inesperado en su actividad educativa. La presencialidad, como metodología principal de la institución que requiere de prácticas en la enseñanza técnica, se vio abruptamente interrumpida, dando paso a un escenario virtual desconocido, fue aprender junto a los estudiantes”.

«Al principio, la incertidumbre era abrumadora. Adaptar las clases a un entorno virtual era un desafío, pero el apoyo y la capacitación permanente que desde la institución nos brindaron, nos impulsó a seguir adelante».

“Quiero rescatar un testimonio de un alumno que nos comentó: ‘Extrañaba ir a la escuela y la presencia de mis compañeros en el aula, pero la virtualidad me permitió aprender a mi ritmo y desarrollar nuevas habilidades tecnológicas’”.

“La pandemia trajo consigo una serie de obstáculos que la comunidad educativa debió sortear: el acceso desigual a la tecnología, las metodologías de aprendizaje, el aislamiento social, la solidaridad hacia la comunidad sanjuanina. Por ejemplo, con el equipamiento de impresoras 3D disponibles en el IPU (8), fuimos parte de un convenio de la UNSJ-FAUD-EIDFS-HOSPITAL RAWSON para la producción y provisión de mascarillas de protección para el COVID”.

“A pesar de las dificultades, la pandemia también impulsó cambios positivos en la escuela en cuanto al nuevo Campus Virtual, la implementación de aulas virtuales, las metodologías de enseñanza híbrida y el mayor uso de recursos tecnológicos”.

“Otro relato que recibí de un docente fue el siguiente: ‘Descubrí herramientas tecnológicas desconocidas, formas de trabajos distintos que los estudiantes de este momento requieren y dominan, por lo tanto, hay que prepararse para llevar al aula nuevas metodologías que complementan el trabajo presencial’”.

“La experiencia de la pandemia ha dejado una huella imborrable en la Escuela Industrial Domingo Faustino Sarmiento. La comunidad educativa ha demostrado su capacidad de adaptación y resiliencia ante la adversidad. Los cambios implementados durante este período han abierto nuevas posibilidades para la educación del futuro, donde la tecnología y la flexibilidad juegan un rol fundamental”.