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El voto femenino y la lucha que cambió la historia

El 11 de noviembre de 1947 se promulgó en la Argentina la Ley 13.010, que reconoció el derecho al voto de las mujeres. Fue un paso histórico en la construcción de la igualdad política y social en el país. Aquella ley, impulsada y firmada por el presidente Juan Domingo Perón y con un rol protagónico de Eva Duarte de Perón, consagró un derecho que venía siendo reclamado desde hacía décadas por los movimientos feministas y las luchas obreras de mujeres que exigían ciudadanía plena.

Antes de esa fecha, las mujeres argentinas podían participar en la vida social y laboral, pero estaban excluidas del derecho político más básico: elegir y ser elegidas. El sufragio femenino fue el resultado de una larga historia de militancia: figuras como Alicia Moreau de Justo, Julieta Lanteri, Elvira Rawson de Dellepiane y Cecilia Grierson, entre muchas otras, habían luchado desde fines del siglo XIX para lograrlo.

La sanción de la ley se concretó el 23 de septiembre de 1947, y fue promulgada oficialmente el 11 de noviembre. Eva Perón, desde su rol en la política y en la Fundación Eva Perón, encabezó la campaña de empadronamiento de más de 3,5 millones de mujeres. En 1951, por primera vez, las argentinas votaron y también fueron electas: 23 diputadas y 6 senadoras ingresaron al Congreso Nacional, marcando un hito en la historia política del país.


Una conquista que abrió caminos, pero aún desafía al presente

A más de setenta años de aquella conquista, el voto femenino no es solo una fecha para recordar, sino un punto de partida para seguir preguntándonos por la igualdad real en la representación política y social. Hoy, aunque las mujeres ocupan cargos en todos los niveles del Estado y existe la Ley de Paridad de Género (Ley 27.412) que exige la representación equitativa en listas electorales, la participación no siempre implica poder efectivo ni condiciones igualitarias.

Las violencias políticas, la subrepresentación en espacios de decisión económica, y los discursos que buscan retroceder en materia de derechos, nos recuerdan que la igualdad conquistada en el papel aún necesita sostenerse en la práctica cotidiana y en la conciencia social.

Recordar el 11 de noviembre de 1947 no es solo mirar al pasado: es reafirmar que la democracia se fortalece cuando las voces de las mujeres y de todas las diversidades son escuchadas y valoradas en igualdad de condiciones.