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Internaciones domiciliarias: la cara invisible del abandono laboral de las empresas

En el silencioso universo de las internaciones domiciliarias, donde la vida de pacientes con enfermedades terminales o patologías complejas depende del cuidado constante, hay una realidad que pocas veces se visibiliza: el abandono sistemático que sufre el personal de salud que sostiene este sistema.

Enfermeros y enfermeras que brindan atención las 24 horas, muchas veces en condiciones adversas, no solo trabajan con una carga emocional enorme, sino también con sueldos que rozan la falta de respeto. La empresa Prosanitas, una de las prestadoras más conocidas del sector, lleva más de dos años otorgando aumentos irrisorios, de apenas un 5% en la mayoría de los casos. El último «aumento», de apenas $250 pesos, es una burla frente a una inflación que golpea todos los días.

Pero la situación no termina ahí. Quienes se atreven a alzar la voz, a reclamar por un salario digno, muchas veces se enfrentan a represalias. Varios trabajadores han sido despedidos simplemente por ejercer su derecho a protestar. Esto no solo vulnera sus derechos laborales, sino que pone en riesgo la atención de pacientes que requieren continuidad, confianza y cuidado profesional permanente

Detrás de cada historia de internación domiciliaria hay una familia, una persona vulnerable… y un trabajador que sostiene con esfuerzo una tarea indispensable. ¿Hasta cuándo se va a mirar para otro lado?