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La UCA repudió los agravios de Espert: “Se está muriendo la fraternidad y el respeto”

En un hecho que sacudió el ambiente académico y político, la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) emitió un contundente comunicado de repudio contra el diputado nacional José Luis Espert por sus declaraciones agraviantes durante el XVII Congreso Internacional de Comunicación Política, que se celebró el miércoles 11 de junio en el auditorio San Juan Pablo II de dicha casa de estudios.

Aunque la UCA aclaró que no fue organizadora del congreso —evento impulsado por la Cumbre Mundial de Comunicación Política y la Asociación Argentina de Consultores Políticos (ASACOP)—, la institución no dudó en marcar distancia respecto a los dichos del legislador liberal, quien participó de un panel legislativo que se suponía de espíritu pluralista.

“El respeto es un valor fundamental para el debate democrático”, subrayó la universidad en un mensaje que contrasta con el tono confrontativo y despectivo que suele utilizar Espert, tanto en sus intervenciones públicas como en redes sociales. Sin especificar el contenido exacto de sus expresiones, la UCA dejó en claro que fueron ofensivas, incompatibles con el clima de diálogo que debería imperar en cualquier instancia académica.

El comunicado, firmado por Ignacio Tomé, Director de Relaciones Institucionales de la UCA, apela además a una reflexión espiritual y social, citando el reciente Tedeum del 25 de mayo oficiado por el arzobispo y gran canciller de la universidad, Mons. Jorge Ignacio García Cuerva:

> “Venimos a pedirle a Dios que nuestra Argentina se cure y viva. Experimentamos que se está muriendo la fraternidad, se está muriendo la tolerancia, se está muriendo el respeto; y si se mueren esos valores, se muere un poco el futuro, se mueren las esperanzas de forjar una Argentina unida, una Patria de hermanos.”

Las palabras del arzobispo resuenan con fuerza en un contexto nacional cargado de violencia verbal, estigmatización política y creciente intolerancia. Espert, fiel exponente del ala más agresiva del oficialismo liberal-conservador, ha sido protagonista en más de una ocasión de episodios de hostigamiento discursivo hacia sectores sociales, periodistas, movimientos estudiantiles e incluso otros legisladores.

Este llamado de atención por parte de una institución tradicionalmente cercana al pensamiento conservador no puede pasarse por alto. La UCA —cuya voz suele ser escuchada con respeto tanto en ámbitos religiosos como en sectores del poder político y empresarial— alza ahora una bandera ética frente al atropello discursivo que se ha vuelto moneda corriente en ciertos sectores del oficialismo.

En tiempos donde el Gobierno promueve un lenguaje violento desde las más altas esferas del poder, el comunicado de la UCA representa un límite simbólico importante. No sólo denuncia lo inaceptable, sino que interpela al conjunto de la dirigencia y de la ciudadanía: ¿qué país queremos construir si se normaliza el desprecio por el otro?

Mientras Milei y sus aliados apelan a la descalificación constante como estrategia política, algunas instituciones —como en este caso la UCA— se animan a decir “basta”. Lo hacen apelando no a un dogma ideológico, sino a valores humanos básicos: respeto, fraternidad, tolerancia. Valores que, según advierten, se están muriendo. Y si eso ocurre, se muere también la posibilidad de una Argentina donde quepamos todos.