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El “desierto” como táctica discursiva

Por Guillermo Alamino
Los medios de comunicación llevan a cabo diferentes estrategias discursivas para justificar el desembarco de proyectos megamineros. Una de ellas es la versión difundida sobre un San Juan desértico condenado al extractivismo minero, porque supuestamente su terreno no es apto para otras actividades económicas o formas de desarrollo. Sin embargo, este relato contiene un gran sesgo manipulador y antidemocrático.
Muchos intelectuales y periodistas afirman que “San Juan es un desierto y esta forzado a promover la minería a cielo abierto como única economía viable”, pero esas aseveraciones son desmentidas por la historia local. A lo largo del tiempo, la provincia desarrolló la agroindustria de la mano de la vitivinicultura, en una época los molinos harineros de Jáchal, pastoreo, la Azucarera de Cuyo en la gestión de los Cantoni, producción de hortalizas y verduras, ganado caprino, entre otros. No es tan desolada la provincia cuyana como dicen. San Juan logró levantarse de dos terremotos gracias a la agricultura y fondos nacionales, un dato que no es poco relevante.
En este sentido, la socióloga Maristella Svampa devela el principal discurso utilizado por las compañías y las administraciones gubernamentales de turno. “Funcionarios del Gobierno nacional y provincial utilizan esta “metáfora” (refiriéndose al desierto) tan arraigada en el imaginario político y cultural argentino para plantear, incluso, la minería a gran escala como única alternativa productiva”, afirma Svampa. De esta manera, las autoridades utilizan la noción del “desierto” con el objetivo de amparar a las grandes corporaciones, que vienen a instalarse en áreas destinadas a ser sacrificadas por ser “improductivas”, “vacías” o “carentes de rentabilidad”. Maristella agrega que “la llamada propuesta de “zonificación” de los territorios, esto es, la definición de patrones de uso de suelo, apuntaría a definir qué territorios serían eximidos de la actividad extractiva, mientras que otros estarían disponibles para su recepción, todo lo cual remite claramente a la idea de “territorio sacrificables” o “áreas de sacrificio”. Además estas declaraciones, provenientes del mismo Estado, impiden el despliegue de la discusión sobre el modelo productivo local, ya que cualquier opción diferente a la megaminería es negada de antemano.
Las diversas tácticas mediáticas para confundir a la población son realizadas de manera sutil y con total impunidad. Por eso es necesario desenmascararlas en procura de pensar un San Juan fuera de los esquemas que nos propone el poder, desde los medios coaptados por la pauta oficial y los mismos voceros del gobierno. Hay pasado y futuro sin Barrick, aunque algunos quieran borrarlo o negarlo.
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