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¿Qué hay detrás del hecho policial?

El caso Maldonado esconde tras de sí problemas de fondo que persisten desde el origen mismo de nuestro país. Entenderlos es de suma importancia para lograr los cambios necesarios que nuestro país necesita.
Desde los medios de comunicación se intenta mezclar todo, desinformar y crear operaciones. El hecho policial se transformó en una especie de partido de fútbol en donde dependiendo las novedades de la causa y a qué sector beneficia, la hinchada de uno u otro lado de la grieta lo festeja como un gol agónico que permite comenzar la cargada vía redes sociales. Sin embargo el hecho esconde problemas históricos y graves al mismo tiempo.

DISTRIBUCIÓN DE LA TIERRA EN ARGENTINA
La primera cuestión de fondo que hay que discutir es la relacionada con la distribución de la tierra en la Argentina. Desde los orígenes de nuestro país, la clase social dominante estuvo constituida por los grandes terratenientes. Ésta clase social traspasó la revolución de Mayo ya que los orígenes de los títulos de propiedad se remontan a mercedes reales del Rey de España a costa del genocidio de los pueblos indígenas de estas tierras. Los terratenientes continuaron siendo los que determinaron los destinos de nuestro país y la falta de distribución de la tierra atentó contra el desarrollo capitalista que soñaban los liberales como Alberdi, Echeverría o Sarmiento. El motivo era simple, estos terratenientes rechazaban la idea de un país agricultor o industrial ya que su negocio giraba en la comercialización del cuero de vaca. Argentina no logró desarrollarse como país capitalista manteniendo condiciones semi-feudales en el campo, diferencia con EEUU que logró distribuir la tierra con menos concentración, avanzando luego en un desarrollo sostenido.
A mitad del siglo XIX, la concentración de la tierra se profundizaría con las reiteradas campañas del desierto, siendo la más importante la llevada a cabo por Roca en donde las tierras ganadas en la Patagonia fueron entregadas a quienes financiaron la campaña militar. Nuevamente el genocidio de miles de originarios aumento la cantidad de tierras pero éstas no se repartieron equitativamente a los inmigrantes que llegaron a trabajarlas (como sí pasó en EEUU con su “campaña del desierto”). El reparto se hizo a unos pocos ligados fundamentalmente al Imperio Británico aunque no sólo a él.

Esta concentración de la tierra en pocas manos provocó y sigue provocando el atraso de nuestro país. Hoy los grandes terratenientes prefieren la exportación de materias primas sin industrializar lo que provoca el atraso de nuestra nación, vendiendo soja, lana, oro y debiendo comprar los productos industrializados al exterior.
Según la ONG española OXFAM, En el país, el 0,94% de los dueños de las grandes extensiones productivas maneja el 33,89% del total del territorio argentino. El 99,06% restante controla apenas el 66,11%. En la Argentina existen 246.947 Unidades Productivas Agropecuarias (UPA) registradas, que ocupan 23,2 millones de hectáreas. Las UPA nacionales computan 94 hectáreas cada una, lo que implica una extensión diez veces mayor al promedio de sus vecinos cercanos. El 83% de esas UPA solo abarca al 13,3% del total de tierras lucrativas del país (http://www.ambito.com/869517-se-profundiza-la-concentracion…)
El problema de la redistribución de la tierra genera tensión con los sectores que carecen de ella, entre los que se encuentran campesinos, trabajadores y comunidades indígenas.

En el caso Maldonado se expresan todos estos problemas vinculados a la tierra. Una comunidad mapuche denominada “Pu Lof Resistencia en Cushamen” mantiene un conflicto con Benetton. El conflicto es muy llamativo ya que se reclaman 9.000ha de un total de ¡1 millón!, es decir, lejos de “querer quedarse con toda la Patagonia”, la comunidad sólo pretende reivindicar el 1% del total que posee Benetton

EL PROBLEMA DEL TERRITORIO INDÍGENA
El problema de la distribución de la tierra afecta a todos los argentinos, pero en particular cabe reflexionar sobre los pueblos indígenas.
Otro factor de conflicto se da con los pueblos originarios. Una de cada tres hectáreas que se entregan en concesión para la explotación minera, petrolera, agroindustrial y forestal en América Latina pertenece a pueblos indígenas. En la Argentina, el 84% de las concesiones para cultivar soja se encuentran en territorios indígenas.
Pero cabe preguntarse sobre la legitimidad del reclamo por tierras que realizan los pueblos y naciones indígenas.
Existen cuatro instrumentos legales que reconocen el derecho al territorio indígena:
1) Convenio 169 de la OIT (De jerarquía supra-legal)
2) Nuestra Constitución Nacional en su Art. 75 inc. 17
3) La Convención Americana de DDHH (De jerarquía Constitucional)
4) La Declaración de Naciones Unidas sobre Derechos de Pueblos Indígenas (No obligatoria pero fuente interpretativa para la Corte Interamericana de DDHH).
Todos estos instrumentos consagran:
a) Derecho a la propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan y otras aptas para el desarrollo.
b) Derecho a participar en la administración de los recursos naturales y
c) Derecho a ser consultadas ante cualquier medida que les afecte (Consulta libre, previa e informada).
Desde la vigencia de tales derechos ningún gobierno cumplió con ellos, entregando concesiones mineras, petroleras, permitiendo la sojisación y vendiendo tierras a grandes empresarios, desalojando y permitiendo el atropello de privados.
Por ello, el incumplimiento de DDHH y la falta de respuestas, sumado al grave problema de la concentración de la tierra en términos generales fueron desatando situaciones de conflicto y suma tensión como las desatadas en la Patagonia y en el Chaco y Formosa.

INTENTO DES-LEGITIMADOR A QUIENES RECLAMAN DERECHOS LEGÍTIMOS
La respuesta del Estado frente a los conflictos, lejos de estar vinculada al diálogo consiste en reprimir las diversas protestas, perseguir a los líderes de ellas y montar campañas absolutamente falsas.
El ejemplo más claro consiste en instalar mentiras como que “ los mapuches son chilenos” y por lo tanto “no pueden reclamar tierras en nuestro país”, ni siquiera necesitan a historiadores para ese relato, basta con you tubers o cadenas que se viralizan en redes sociales. En relación a esto, cabe aclarar el tema:
Originariamente, los mapuches surgieron y se desarrollaron al oeste de la Cordillera de los Andes en lo que hoy es Chile. Paralelamente los Tehuelches en idéntico sentido se desarrollaron al este de la misma cadena montañosa en lo que hoy es Argentina. Cabe destacar que en esos tiempos, la Cordillera no era un límite administrativo, sino parte del paisaje en un todo desde su cosmovisión. Esta separación no se mantuvo estática ya que estos pueblos a partir de mediados de XVIII comenzaron a vincularse comercialmente, por medios de guerras entremezclando sus culturas. Ello llevó a que se instalara mapuches de éste lado de la Cordillera y Tehuelches del otro. Este ingreso se produjo mucho antes de la existencia de Chile y Argentina como Estados, por lo que es un error decir que los mapuches son chilenos y los tehuelches argentinos. Existen mapuches chilenos y mapuches argentinos y hoy encontramos comunidades indígenas mapuches – tehuelches en nuestro país.
De cualquier manera la exigencia de ser “argentinos puros” es bastante paradójica ya que con ese criterios ¿qué tipo de derechos puede tener un nieto de españoles que intenta una posesión veinteañal? Ni hablemos de empresas multinacionales como Benetton o Lewis que adquirieron tierras a escaso valor y poseen nacionalidad extranjera.

EL CASO MALDONADO
En el caso Maldonado se expresan todos estos problemas vinculados a la tierra. Una comunidad mapuche denominada “Pu Lof Resistencia en Cushamen” mantiene un conflicto con Benetton. El conflicto es muy llamativo ya que se reclaman 9.000ha de un total de ¡1 millón!, es decir, lejos de “querer quedarse con toda la Patagonia”, la comunidad sólo pretende reivindicar el 1% del total que posee Benetton. Sin embargo, lejos de resolverse el conflicto y respetarse el derecho al territorio indígena, la respuesta fue la brutal represión que todos conocemos.
El hecho policial resta esclarecerse, pero no perdamos de vista el conflicto de fondo, se trata lisa y llanamente de incumplimientos de DDHH y de un problema que nuestro país nunca pudo resolver: la concentración de la tierra.

Javier Alamino
Abogado de Comunidades Indígenas