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El pueblo no pierde con el voto la titularidad de la autoridad

GOBIERNO DEL PUEBLO, POR EL PUEBLO Y PARA EL PUEBLO: DEMOCRACIA GRANDE.

Por Horacio Micucci

Con tono catedrático y superior, aleccionó la Dra. Carrió: “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución…” (art. 22).

Sin embargo, el pueblo no pierde con el voto la titularidad de la autoridad, lo que delega en su representante es el ejercicio de la misma, y siempre puede y debe reclamarle que obre en coincidencia con el mandato que inviste y a favor de aquello para lo que fue elegido y prometió hacer.

E, incluso, debiera poder revocarle LEGAL Y CONSTITUCIONALMENTE, por normas pre escritas, el mandato, si viola el «Contrato Social» que hizo con sus electores.

Sino ¿para qué servirían los Programas y las propuestas electorales?.

Y esto no sería un golpe de estado (quien esto escribe sabe lo que es un golpe de estado porque sabe de las rejas de la cárcel política y del efecto de la picana eléctrica en su cuerpo por oponerse al Golpe de Estado de 1976, aún antes de que ocurriera, defendiendo la legalidad constitucional, cosa que Macri y Carrió no hicieron).

Debiera ser norma constitucional que los representantes rindan cuenta de sus actos, cumplimientos e incumplimientos ante sus electores en el curso de su mandato. Y sean responsables de sus consecuencias.

Y estos electores puedan revocarle el mandato, por normas constitucionales, si traiciona el “contrato social” con ellos.

Las constituciones modernas incorporan la idea de la participación democrática, como ocurrió con la nuestra en la última reforma de 1994, aunque aquí la misma no siempre se encause por mecanismos institucionales (generalmente engorrosos, con el objeto de impedirla). Esa participación democrática ampliada se expresa a veces, y como consecuencia del atropello de derechos adquiridos, a través de formas rudimentarias, pero a la postre eficaces, como el cacerolazo, que rompió los tímpanos a una dirigencia sorda y ciega al drama argentino en 2001 y ahora nuevamente.

Debiera preocuparse el Gobierno. Muchos de los manifestantes y caceroleros actuales fueron votantes suyos…Eduardo van der Kooy se lo recuerda al Presidente, en su artículo de hoy en Clarin (20-12-2017):

«La victoria final no resultó un motivo de gran satisfacción para el Gobierno. Al menos, así quedó reflejado el día después. Los costos políticos pagados están a la vista. Se reabrió, por otra parte, un repaso sobre la estrategia, la comunicación y los contenidos utilizados. ¿Hizo falta ir tan a fondo?. ¿Fue oportuno menear los ingresos de uno de los sectores más débiles de la sociedad?. ¿Convino hacerlo en diciembre, un mes con rémoras infaustas para la democracia? ¿No llegó también con demora el bono compensatorio?. ¿No resultó eso una evidencia que el cambio de fórmula para los jubilados encerraba una extracción? ¿No estará el Gobierno forzado en marzo a acudir a otro emparche? Esa cuestión empezó a fluir ayer por los pasillos de la Casa Rosada. Allí abundan temores e incertidumbres. Aunque el discurso presidencial parezca inoculado con otro estimulante.»

Este protagonismo «informal» del que hablamos no se debiera agotar en la mera protesta y debiera servir para intensificar la participación y transformar al gobierno de la “clase” política en un auténtico “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” como decía el ex Presidente estadounidense Abraham Lincoln.

Debiera, tal vez, coagular en una expresión política y social, con un programa para reencauzar al país en lo que establece el Acta de nuestra Independencia: «Independiente de toda dominación extranjera».

Los más tibios llaman a la necesidad de mayor participación popular y democrática con el nombre de «Democracia Participativa». Otros preferimos llamarla Democracia Grande.

Me apresuro a decir que esto no es Anarquismo (No existencia del Estado), que ha sido reinventado por el Gobierno (despolvando viejas banderas) para justificar represiones y que sirve de disfraz a ciertos personajes de servicios de inteligencia encargados de desvirtuar manifestaciones populares. Dijo la Dra. Carrió el jueves 14, criticando a Patricia Bullrich: «no hace falta hacer tanta ostentación, basta con ponerlos de civil». ¿Con disfraz de anarquistas que pintan el Cabildo y la Catedral, tal vez, Dra. Carrió?).

Dudo mucho que el Gobierno pueda demostrar la existencia real de algún grupo político de este tipo que no haya sido creado por la AFI (ex-SIDE) o algún servicio extranjero o que exprese la disputa entre los grupos que detentan el poder en la actualidad. A algo de eso se refirió la Diputada Graciela Caamaño en su discurso en la sesión del 18 de diciembre de 2017.

Estamos diciendo, Ingeniero Macri y Dra. Carrió, que debiera debatirse en todo lugar y en todos los ámbitos, en qué consiste y en qué perjudica este Estado de la Dependencia, la Entrega, la Sumisión e Indefensión Nacional y la violación de derechos del Pueblo y, también, debiera debatirse la conveniencia promover un Estado de la Independencia Nacional de toda dominación extranjera, con integridad territorial completa incluyendo los territorios usurpados por el colonialismo inglés y la vigencia plena de una de amplia democracia y de los derechos del Pueblo.

Este debate hace falta para ir al fondo de las causas de lo que ocurrió con la reforma previsional y con la desaparición del ARA San Juan.

En este Gobierno (y otros anteriores) predomina la concepción del siglo 19: el constitucionalismo liberal.

Esto es así porque los sectores beneficiarios de nuestra dependencia, entrega nacional y pérdida de derechos populares, necesitan actuar sin el obstáculo que significaría rendir cuentas de sus actos, que pondría en evidencia el incumplimiento de promesas electorales y las medidas que cercenan derechos del pueblo y de la Patria.

Por eso son tan estrictos en la defensa del artículo 22 del título de este artículo “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución…”.

Es decir: un voto, muy condicionado, cada tanto y después… silencio, a su casa y a aguantar que le metan las manos en los bolsillos y se entregue la Nación… Tanto es así que, recientemente, funcionarios y voceros del gobierno (entre ellos la Sra. Vicepresidente) hablaron en los medios sobre la conveniencia de sacar la elección de medio término (para gobernar cuatro o seis años tranquilos, sin interferencias electorales).

Disminuir los ingresos de los jubilados, pensionados, veteranos de Malvinas y sectores de pobres e indigentes (al decir del INDEC) necesitaría, al menos, consultar a los interesados.

Con el argumento legalista mencionado se violan derechos adquiridos y se dictan normas y leyes anticonstitucionales. Debiera saberlo la Dra. Carrió, que hace ostentación, no sin sus consabidas poses y gestos arrogantes, de sus conocimientos legales (que no le impidieron ser funcionaria judicial en el Chaco durante el Proceso).

Sin embargo existe otra concepción.

El constitucionalismo social es un movimiento universal que defiende y promueve la incorporación a las constituciones de los derechos sociales que tuvo su inicio con la sanción de la Constitución de México de 1917, (resultado directo de la Revolución mexicana), en Argentina, con la Constitución de la Provincia de Mendoza en 1916, en Alemania, con la Constitución de la República de Weimar en 1919 y en España con la Constitución española de 1931.

Y en la Constitución de 1949 en Argentina, para lo cual hizo falta un 17 de octubre (seguramente una conspiración sediciosa, en la concepción y el dogma de la Dra. Carrió)

Precisamente el Golpe de Estado del 55 se dedicó, expresamente, a anular la Constitución de 1949 (que defendía, también expresamente, el patrimonio nacional y los derechos sociales)

Las constituciones sancionadas en el siglo XIX, a cuyo esquema responde la argentina de 1853, seguían el modelo liberal y sólo consideraron los derechos del individuo sin tomar en cuenta su posición en la sociedad. Las constituciones sociales que aparecen en el siglo XX agregaron los llamados derechos sociales en los cuales se contempla la posición del individuo en la sociedad, fundamentalmente en su carácter de trabajador. Y los que tienen derechos sociales pueden y deben ser consultados. Sobre todo si se afectará esos derechos…

Derechos que también incorpora la Doctrina Social de la Iglesia, como le han recordado los Obispos al Presidente Macri, en estos días…

En Latinoamérica, incorporaron los derechos sociales, entre otras, las constituciones de México (1917), Perú (1933), Uruguay (1934), Cuba (1940), Brasil (1946), Argentina (1949), El Salvador (1950).

Reivindicaciones que proclama el Constitucionalismo Social.

El Constitucionalismo social propugna reivindicaciones y dar prevalencia a los derechos sociales y colectivos:

  • jornada de trabajo de 8 horas,
  • salario justo,
  • beneficios sociales,
  • seguro de enfermedad, maternidad, invalidez, vejez y muerte,
  • derecho a la huelga,
  • contrato de trabajo protegido por el Estado.

El artículo 14 bis de la constitución de 1994 defiende estos derechos. ¿Pero se preocupan los gobiernos de cumplirlos?

Son letra muerta.

Este gobierno quita dinero a jubilados, pensionados, veteranos, y a los «pobres e indigentes» (INDEC), con el argumento de «eliminar la pobreza» (Presidente Macri dixit).

Aristóteles y su lógica formal son violados a diario…

Se promete una cosa y se hace lo contrario…

Y un ex presidente llegó a decir que si hubiera dicho lo que iba a hacer nadie lo hubiera votado. Otro dijo: ¿para qué hacer programas si después no se van a cumplir.?

Por eso en las últimas elecciones los candidatos principales aburrían con generalidades, eludiendo definiciones, o directamente mintiendo.

El Presidente Macri hace discursos vacíos de ese tipo. Parece un Coach de equipo de fútbol.

Fe, esperanza, podemos, «el país que todos soñamos»… pero en los hechos le mete la mano en los bolsillos a los más necesitados…

El Presidente, en lo que no se equivoca es en las medidas antinacionales y antipopulares.

Allí es firme a toda costa y a todo costo…

Y tal vez al Ingeniero Macri y a la Dra. Carrió, la Semana de Mayo de 1810 les parezca un hecho sedicioso y desestabilizante. Alejado de las normas de la Colonia…

Tal vez hubieran estado con el Virrey Cisneros…

O están hoy con los sucesores de aquel virrey…

Fuente: Agencia de Noticias y Contenidos del Instituto de Estudios Nacionales