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Bajo la espada del Fmi

Consecuencias de la escapada del dólar

 

MÁS AJUSTE PARA EL PUEBLO

Por Federico Agüero

La estampida del dólar de la semana pasada puso en grave aprieto al gobierno de Cambiemos, demostró la fragilidad de la economía argentina y apura definiciones importantes de las fuerzas políticas opositoras consientes de la gravedad de la situación que enfrenta el pueblo argentino.

Una de las consecuencias de la suba abrupta de la moneda norteamericana fue que al gobierno de Macri se le agotó la receta de echar culpa a la herencia recibida. Desde cambiemos se jactaron de tener el “mejor equipo económico de los últimos 50 años” y en la primera crisis importante demostraron no ser más que “liberales de manual” y todos sus planes se desmoronaron como un castillo de naipes. Frenaron la suba de la divisa extranjera con venta de reservas y aumento de la tasa de interés bancario (ver nota aparte).

Este gobierno en seis meses dilapidó el capital político que ganó con el triunfo electoral en las elecciones del 2017. Se fue ganando la repulsa general del pueblo argentino. Primero con la reforma jubilatoria, luego con las tarifas energéticas, el techo a las paritarias, ahora con la crisis del dólar y el aumento de la inflación que trae aparejada y que aumentará con el ajuste que propone para resolverla.

No obstante no hay que confundirse. Al igual que antes Axel kicillof, Nicolás Dujonve sabe lo que hace, la diferencias es que tienen planes económicos de distinto corte, uno populista y otro liberal, que no resuelven el problema de fondo de la economía Argentina y, por lo tanto, cada 10 años el país tiene una nueva crisis, y al que le toca timonearla no hace más que contraer endeudamientos y echarle la culpa al gobierno anterior, o emitir moneda espúrea.

El problema que hoy enfrenta el gobierno, y vuelve muy débil su plan económico, es que no puede generar divisas (moneda extranjera) en forma autónoma. La balanza comercial, es decir la diferencia entre lo que se exporta e importa, es negativa para el país, por lo que debe hacer atraer a los capitales a través de deudas con intereses muy altos. Como estos intereses se pagan del presupuesto, los “inversores” y los enviados del FMI, ponen el grito en el cielo por el aumento del déficit fiscal (diferencia entre lo que se recauda y lo que se gasta), como siempre hacen los usureros, piden ajustes en el gasto público, para garantizar el pago de los intereses a los prestamistas.

Esa es ni más ni menos que la medida que ha tomado Macri en este fin de semana pasado, subir las tasas de interés para que los especuladores no se vayan, y como ese interés lo tenemos que pagar todos, propone reducir más el déficit presupuestario de este año, bajar del 3,1 al 2,7. En pocas palabras va a querer quitar más subsidios, va a intentar realizar más despidos de contratados del estado, se va a resistir a ejecutar la emergencia social del 2018, etc.

Por otro lado el aumento de las tasas de interés quita dinero de las inversiones productivas, es más fácil y atractivo para quien tiene dinero invertir en plazo fijo o en letras, que poner a trabajar el dinero. Por este motivo se va a profundizar la crisis del empleo, por lo que más personas van a salir a luchar por subsidios a al desempleo, además que va a disminuir la oferta de productos de origen nacional lo que trae como consecuencia más importación y a la vez mas déficit comercial.

A pesar de todas las medidas de texto liberal que el gobierno ha tomado de orden interno para conjurar la crisis, no ha solucionado el problema, en consecuencia ha acudido arrodillado nuevamente al Fondo Monetario Internacional con un pedido de ayuda de 30.000 millones de dólares. Dice que es para traer tranquilidad a la economía que se desvencija, pero en realidad el próximo martes 15 de mayo vencen títulos de deuda (Lebac), por un igual equivalente en dólares al solicitado al Fmi. Temen que los usureros internacionales que son los que han prestado esos dólares huyan en estampida haciéndose de dólares de la reserva del Banco Central Argentino.

Dos modelos un mismo resultado

Durante la primera etapa del kichnerismo, Néstor resolvió este problema gracias “al viento de cola de la Soja”. El precio del cereal tenía niveles record en el mercado internacional, en el país se dio vía libre para sojizar el campo y desplazar a la ganadería y otras actividades, y por lo tanto la balanza comercial fue ampliamente positiva (se vendía más de lo que se importaba). Esta situación extraordinaria tapó el problema principal. El mercado externo del país lo controlan un puñado de grandes firmas y terratenientes que no están obligadas a reinvertir sus ganancias en la producción nacional. Es idéntico a lo que pasa con la mega minería metalífera. A partir del 2008 estalló una crisis (hace 10 años), el déficit energético terminó con el superávit y cristina apeló a emitir moneda, incentivar el consumo a costa de la inflación, pero por no atacar el problema de fondo del país, no solucionó.

La única manera de terminar con el problema es cortar con la dependencia que tiene nuestro país y que se radica en el manejo de la economía por los terratenientes de la pampa húmeda y los monopolios internacionales de la energía, la minería y la alimentación que no obligan a pagar precios internacionales por riquezas que nos pertenecen. Luego se llevan todas las riquezas fuera del país, por esos necesitan del dólar, y no desarrollan el crecimiento industrial que necesita nuestro país.

Una solución popular distinta

Para hacer esto, que es posible, es necesario otra política y otro gobierno que debe surgir de la más amplia unidad de partidos y organizaciones sociales, sindicales, de género, estudiantiles, de productores y demás sectores del campo popular que son los que padecen la crisis. La base para esta unidad es lo que hoy está luchando contra el ajuste, contra los tarifazos, por romper los topes salariales y reabrir paritarias en los convenios que cerraron con y sin cláusula gatillo.

En este camino el primer paso es afiliar y difundir masivamente al Partido del Trabajo y del Pueblo, como herramienta para aglutinar, en una propuesta política, a los militantes populares combativos, a los dirigentes barriales más comprometidos y sensibles con el padecimiento del pueblo trabajador. Desde ahí es que aspiramos a conformar un nuevo proyecto político. Naturalmente, no aceptamos los sectarismos, ni las especulaciones que proponen ir por el medio, buscamos discusiones sinceras y acuerdos en un programa político. Este frente, ya tiene bases y antecedentes en San Juan en el Frente Progresista Popular, pero que puede dialogar y confluir con todas las fuerza que estén dispuestas a avanzar por este camino de liberación para la patria.