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El Banco Mundial alerta sobre la escalada comercial

El Banco Mundial ha advertido de que el crecimiento global se puede ver mermado seriamente este año por la guerra comercial. Según la última proyección de la institución, la expansión prevista es del 2,6% y que repunte solo una décima en 2020, es decir, a 2,7%. Pero la economía es “vulnerable” a la disrupción en el comercio por la batalla arancelaria puede llegar a comerse hasta un punto porcentual del crecimiento previsto, por lo quedaría en el 1,7%.
Estabilización es el término más positivo al que recurre el Banco Mundial al referirse a la coyuntura actual. La situación, según el economista Ayhan Kose, es “frágil y la moderación del crecimiento “puede profundizarse aún más” si la confianza sigue cayendo y alimenta la incertidumbre. “Estamos en un cruce de caminos, los líderes deben encontrar la manera de resolver las diferencias”, advirtió sin hacer referencias directas.

Kose admitió estar “ansioso” y alertó de los riesgos por la escalada arancelaria que abandera el presidente Donald Trump. “Si la tensión escala”, insiste, “el impacto será material en las economías de Estados Unidos y China y salpicará a los países emergentes”. Recuerda que las dos potencias representan un tercio de la economía global.

En el caso de la región de América Latina, la perspectiva es de un crecimiento tenue del 1,7% este año como reflejo de las dificultades en algunas economías avanzadas y a la tensión comercial. Se anticipa que repunte al 2,5% en 2020 si mejora la inversión privada y en el consumo. También se explica porque la recuperación en Brasil ganará tracción, de un débil 1,5% que se proyecta para 2019 a un 2,5% el próximo año.

México crecerá un 1,7% en el presente ejercicio. Es tres décimas menos de lo que se estimó en 2018. Cita como principal factor de lastre actual la incertidumbre política. Volvería al 2% en 2020. En el caso de Argentina, remontará de una contracción del 1,2% a un crecimiento del 2,2% en 2020 conforme la presión de los mercados se alivie. Colombia y Chile crecerán un 3,5%. No hace un pronóstico para Venezuela.

Riesgos a la baja
Los riesgos en la región, por tanto, pesan a la baja. “Una nueva escalada de las restricciones comerciales podría incidir en las exportaciones y la inversión”, apunta. También cita como factor de vulnerabilidad una desaceleración mayor de la anticipada en China, el principal destino de los productos de Brasil, Chile y Perú. También dependerá de la tendencia que siga el crecimiento tanto en Estados Unidos como la zona euro.

El crecimiento del comercio es el más bajo desde la crisis financiera. Pero los riesgos incluyen también el estrés financiero por la deuda y una moderación mayor de la esperada en el crecimiento de las economías avanzadas. Y cita como obstáculo un desincentivo a la inversión, también motivado por problemas estructurales que no terminan de resolverse en las economías emergentes.

David Malpass, presidente del Banco Mundial, insiste en que un crecimiento más robusto es necesario para reducir la pobreza y mejorar las condiciones de vida. En la pasada cumbre en Washington ya advirtió de que se corría el riesgo de no cumplir el objetivo de erradicar la pobreza extrema en 2030. «Urge hacer reformas estructurales para mejor el clima de negocio y atraer la inversión», reitera.

Deuda
La previsión en este momento es que el crecimiento de la inversión siga estando por debajo del promedio histórico. De acuerdo con el Banco Mundial, se necesita una recuperación sostenida del crecimiento de la inversión para lograr los objetivos de desarrollo fundamentales. En este sentido, señala que si se debilita, entonces minará los fundamentos para la expansión. El reto, en palabras de Malpass, “es por tanto sustancial”.

Al mismo tiempo, desde el organismo se reclama más transparencia en la gestión de la deuda. “Un endeudamiento público puede parecer una opción atractiva para financiar proyectos que incentiven el crecimiento”, explica Ayhan Kose, refiriéndose a los bajos tipos de interés, “pero la deuda tiene su precio. Debe encontrarse un cuidadoso equilibrio entre contraer deuda y evitar riesgos adicionales”.

(Fuente: El País)