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La familia de la joven busca agravar la acusación contra el ex corredor

Hoy a las 8:30 de la mañana, Santiago Silvoso llegó al Tribunal Oral Criminal Nº24 y se notificó como acusado en el juicio en su contra por el choque que protagonizó el 5 de abril de 2014 en Costanera a bordo de su Honda Civic, que impactó de frente con el Volkswagen Gol blanco en el que viajaba Macarena Mendizábal, de 21 años, estudiante de psicología, colaboradora en un hogar de chicos. Silvoso, en ese entonces de 36 años, corredor en la Fórmula Metropolitana, sufrió heridas leves. Macarena, en cambio, sufrió lesiones calificadas por la Justicia como gravísimas.
La joven quedó en estado vegetativo. Sigue así hasta hoy, internada en la casa de sus padres en Moreno, con un respirador artificial.


Tras llegar al edificio judicial de la calle Paraguay al 1500, Silvoso se sentó minutos después en la sala de audiencias del Tribunal, integrado de manera unipersonal por la jueza María Cecilia Maiza, con un rosario rojo en el cuello que tocaba insistentemente. Se le acercó un hombre que parecía ser su padre, le llevó un remedio para que tomara, un spray que le aplicó en la boca y lo abrazó, mientras lo rodeaban sus abogados, Víctor Varone y Ana Palmucci.


Luego, al filo de las 10, llegaron los padres de Macarena, Adriana Aruj y José Mendizábal, constituidos como querellantes en el caso con el abogado Roberto Schlagel. No le dijeron nada a Silvoso. No gritaron, ni siquiera lo miraron fijo a los ojos, antes de que la jueza Maiza comenzara el proceso.


Lo cierto es que este juicio, en parte, ocurre por los padres de Macarena. La defensa del acusado había logrado acordar una probation con el máximo de la pena en suspenso y una inhabilitación de cuatro años para conducir. La querella frustró el acuerdo. Ya se habían negado a una reparación económica tiempo atrás. Los padres de Macarena quieren que Silvoso vaya a juicio a como dé lugar.


La imputación contra el ex corredor es la de lesiones culposas gravísimas. La querella de la familia va por más.
«Queremos que vaya preso y cumpla su condena por dejar a mi hija en el estado en que está, queremos se introduzca la figura del dolo, pedimos una calificación nueva», aseguró la madre de la víctima antes de ingresar a la audiencia.


Adriana Aruj mencionó puntos que fueron destacados en la enumeración de los hechos en la audiencia de hoy, en la imputación de la querella y de la fiscalía a cargo de Ana Helena Díaz Cano: el cruce de un semáforo en rojo, alta velocidad más allá de la prohibida, un alcotest de 1,46 gramos por litro en sangre.

Se esperan nueve testigos para la jornada de hoy. Uno en la lista es particularmente anticipado. Ramiro Agustín Sala Giménez era el joven que conducía el Volkswagen Gol en el accidente. Citado tanto como por querella y defensa, se espera que declare en algún momento de la tarde de hoy.
Su relación con los Mendizábal tras el accidente siempre fue compleja.

Adriana Aruj asegura que Sala Giménez se negó a que le practiquen el test de alcoholemia tras el choque. «Siempre que le preguntábamos decía ‘no me acuerdo, no me acuerdo’. Nunca pudo dar explicaciones», afirma Adriana a Infobae.
Se esperan otras cuatro audiencias. El 29 de octubre será el turno de los alegatos.

(Fuente: Infobae)