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SITUACIÓN LABORAL DE LA MUJER EN SAN JUAN

La emancipación de la mujer, su igualdad de condición con el varón, continuará sin resolverse mientras la mujer permanezca excluida del trabajo social productivo y se limite, mayoritariamente, al trabajo privado doméstico, es decir la liberación de la mujer tiene como condición primera la incorporación plena al trabajo productivo público, nos atrevemos a asegurar que en esta década se ha producido un lento avance de las condiciones de la mujer.


Este avance, conseguido fundamentalmente por la continua lucha de la gran mayoría de las mujeres se ha visto obstaculizada por las políticas públicas que no están enfocadas a resolver los problemas estructurales de los trabajado-res y el pueblo, sino que su principal preocupación fue y es mantener controlados los reclamos para que no se pro-duzcan desbordes como los del 2001, 2002, y de esa forma tener un país gobernable que les permita realizar tranquilamente su negocios y los de sus amigos.


En San Juan, somos más de la mitad de la población (52%), sin embargo, en el campo de las actividades productivas las mujeres que trabajamos o queremos trabajar somos el 31,9% (tasa de actividad) mientras que la tasa de los va-rones es del 51,7%. En 10 años la tasa femenina tuvo un leve aumento (30,5% en el 2009), mientras el aumento de los varones fue mayor (de un 48,7% en el 2009).


Esto refleja la disparidad que se transmite año tras año. Sigue existiendo una fuerte discriminación en los accesos a los puestos de trabajo reflejando una desigualdad en las oportunidades.
Una reivindicación histórica de las mujeres trabajadoras es “igual salario por igual trabajo”, aunque se haya logrado un reconocimiento, en los papeles, a la igualdad salarial, en la práctica no se cumple y continúa siendo un aspecto más de la discriminación laboral.


En el año 2009 el promedio de ingreso de la ocupación principal de las mujeres ocupadas era un 78% en relación a la de los varones, en una década no hemos avanzado en este aspecto, ya que en el 2017 esa brecha se mantiene en los mismos valores.


Observando el cuadro siguiente podemos visualizar que principalmente las mujeres desarrollan tareas en educación (21%), Servicio Doméstico (17,9%), Comercio (17%), Industria (12,1) y en la Administración Pública (11,2%)

Rama de Actividad 2019 %
Total 100,0 %
Industria 12,1%
Comercio 17,0%
Restaurantes y Hoteles 2,9%
Transporte, Telecomunicaciones 1,3%
Administración Pública 11,2%
Educación 21,0%
Salud 6,0%
Servicios Profesionales 4,2%
Otras Actividades 5,8%
Servicio doméstico 17,9%

Entre las mujeres solo el 39,6% tienen correspondencia entre el nivel de estudio y la tarea que desarrollan, entre los varones esa correspondencia es del el 48,6%, además la mayoría de las mujeres ocupadas están sub calificada (58,4%).


En los últimos 30 años se ha modificado la composición del hogar, en 1990 a 1995 el 19% de los hogares estaba a cargo de una mujer. En el 2000 esa participación creció al 22,4%, en el 2009 creció al 32,3% y 10 años después en el 2019 el 43,1% de los hogares, está a cargo de una mujer.


Estas mujeres a cargo del hogar están ocupadas el 44,6%, el 0,9% están desocupadas y el 54;5% son económica-mente no activa, entre ellas el 85,3% son jubiladas o pensionadas y solo el 13,9% se considera Ama de Casa.


Estas condiciones de vida y de trabajo de las mujeres deben ser debatidas en el ámbito sindical, social, político e ideológico como parte de la lucha contra la explotación de clase y la opresión de género que la refuerza. E incluir en la discusión de paritarias la formulación de nuevos Convenios Colectivos de Trabajo que incorporen las reivindica-ciones de las trabajadoras por su condición de mujeres.


La existencia de jardines maternales en lugares de trabajo o a precios accesibles es un factor decisivo para aumentar la participación de la fuerza de trabajo femenina, retener a las madres en el mercado de trabajo y permitir que los padres, solteros o casados, concilien el trabajo remunerado con las responsabilidades familiares. Los jardines ma-ternales deberían atender las necesidades de niños de diferentes edades, desde los niños de corta edad hasta los que están en edad preescolar o van a la escuela y necesitan un refuerzo de enseñanza después de la escuela.


Se deben desarrollar y ejecutar políticas públicas que tiendan a resolver estas cuestiones tales como la existencia de estos jardines maternales en lugares de trabajo, comedores comunitarios a bajos precios, salarios acordes a las necesidades del conjunto de los grupos familiares, jornadas laborales de 8 horas, buenas condiciones de trabajo y una medida que garantizaría la participación de las mujeres en puestos de trabajos como es la del Cupo Femenino Laboral. Además del cumplimiento de leyes específicas existentes sobre salud y violencia.


Por ello este 8 de marzo saldremos a la calle a reclamar nuestros derechos y a expresar que para lograrlos hace falta otra política que defina a favor del pueblo. El PTP-PCR tiene un programa y cientos de dirigentes comprometidos con los intereses del pueblo y de la patria dispuestos a llevarlo adelante convocando a todos los sectores interesa-dos a participar.