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CUARENTENA BIEN, PERO A DÓNDE VAMOS

Las puebladas producidas en los EE.UU. a raíz del asesinato de George Floyd en manos de la policía, conmocionan al mundo. Hay protestas contra el racismo en las grandes ciudades de ese país donde participan centenares de miles de manifestantes. Esto se produce en el contexto de pandemia, y es necesario recordar que Donald Trump con sus políticas abandonó al pueblo estadounidense en medio de la crisis sanitaria. El estallido popular que hoy atraviesa a la primera potencia mundial, es la respuesta de los oprimidos a ese desprecio por la vida que profesan los imperialistas. Ellos privilegiaron los negocios de los monopolios por sobre la salud del pueblo.

Frente a esa situación, tiene un gran mérito la decisión que adoptó Alberto Fernández en marzo pasado. En ese momento, viendo lo que pasaba en Oriente y Europa, el gobierno nacional decidió cuidar la salud del pueblo argentino con el aislamiento social preventivo y obligatorio y “postergar” la actividad económica. Pero fue el pueblo en su inmensa mayoría, mal que les pese a algunos, el que aceptó y respaldó las medidas, garantizando el cumplimiento de la cuarentena, soportando todo tipo de privaciones. Principalmente los trabajadores y trabajadoras se disciplinaron en forma consiente. Ese es el motivo por el cual han fracasado las convocatorias de sectores reaccionarios a romper la cuarentena.

La derecha oligárquica está intentando reeditar la grieta para dividir a la sociedad argentina y hacer pasar su plan de romper la cuarentena, desestabilizar al gobierno y volver al poder para garantizar sus privilegios con el Estado.
Disfrazados de ciudadanos preocupados en la defensa de las libertades individuales, usan reclamos justos para embanderarse, como la marcha de los médicos realizada en Córdoba el sábado pasado.
Esto no quiere decir que no es necesario estar alerta y defender las libertades, pero es necesario hacerlo desde la perspectiva de los intereses populares. Pero hay que decir también que existen sectores en el gobierno que prefieren mantener al pueblo inactivo y garantizar la pandemia con el accionar policial. Las consecuencias se pueden ver en la represión ocurrida en el Chaco. Por eso hay que mantener la coordinación de las organizaciones populares, activa con la solidaridad para quienes están sufriendo y la denunciar los abusos de las fuerzas de seguridad, pero no hay equivocar el blanco.

Retraso en la ley ¿acuerdo con los acreedores?

Reconocer el acierto de Alberto Fernández en las medidas sanitarias, tampoco implica callar ante errores estratégicos que está cometiendo, como por ejemplo en la negociación de la deuda pública. El acuerdo con los “bonistas” implica que aceptó sentarse a negociar un pago sin investigar el origen y la composición de la deuda pública. Ese es un error que va a pagar caro, no solo el gobierno, sino todo el pueblo, porque envalentona a los acreedores que nunca van por menos, es su esencia ir por más y más usura.
Pero el acuerdo con los acreedores para no caer en default, es encabezado por sectores “masistas” y“albertistas”, que son también los que le sacan el cuerpo al debate en el bloque del frente todos al proyecto de impuesto a las grandes fortunas. Ese “retraso” ¿es parte del acuerdo con los bonistas? Es una pregunta que se hacen muchos dirigentes populares que hoy ven como con una simple firma, en minutos, se bajan contratos, salarios, jubilaciones y planes, en municipios y provincias.
Desde antes de asumir Alberto Fernández, respecto a la deuda expreso que “se va a pagar con trabajo”, lo que en la práctica se traduce en un dejar hacer a las grandes empras exportadoras, como las megamineras que hoy tienen garantizada su continuidad pese al aislamiento y la cuarentena. No es difícil imaginar que en la mesa de negociación de la deuda, los acreedores pidan garantías para el pago y las exportaciones son una manera de garantizar el ingreso de dólares al país. Por lo tanto, no indisponerse con esos sectores concentrados de la economía es una “buena” señal para los acreedores, pero un mal presagio para el pueblo.

Porque lo que sigue en discusión es ¿Quién va a pagar los gastos de esta cuarentena? Es un problema de supervivencia para los trabajadores, si no se le pide a quienes han tenido y tienen ganancias extraordinarias, como Barrick, y que a su vez tienen promociones de todo tipo de parte del estado ¿Quiénes van a pagar?
En San Juan, ya hay ajustes en salud, en los municipios y en la administración provincial. El sistema público está recortando entrega de medicamentos y la atención a los planes sociales y monotributistas, porque tienen aportes a obras sociales. En municipios, como en el de Capital, le dieron de baja a los pasantes y contratos con más de 50 años de edad. Los trabajadores y estatales no van a recibir el aumento acordado en paritarias y el aguinaldo posiblemente se pague en cuotas.

Desorientado y sin iniciativas populares

El gobierno de Uñac está encerrado en su propia lógica interna, intentando mostrar el éxito del “modelo sanjuanino”, mientras la situación se descose por varios lugares. Sigue una lógica electoralista: va dando respuesta a los problemas que el descontento popular impone. Frente a un cacerolazo despide médicos, como no fue bien visto los reincorporó, lanzó la vuelta a clases y luego dio marcha atrás, etc.
Desde el inicio de la cuarentena, Uñac, se resistió a convocar a un verdadero comité de crisis, no obstante, sus ministros citan a las ONG a encuentros donde toman ideas, pero no deja participar a los dirigentes populares. Esas actitudes van a causar sufrimiento en el pueblo.

Hoy escasean alimentos y algunos insumos en el mercado local, y la provincia tiene problemas financieros graves.
Desde abajo hay que levantar el reclamo de que aporten de sus ganancias las megas mineras, Energía San Juan y el banco de Eskenazi. Es posible y es justo hacerlo.
No es lo mismo estar distanciados que estar aislados. Apostamos por cuidarnos, pero sin dejar de ser protagonistas de esta lucha que no tiene respiro, porque en medio de la pandemia cada clase social trabaja con un plan para sacar beneficios.
El pueblo trabajador tiene el suyo. Es necesario fomentar la unidad del pueblo y su protagonismo en la pandemia alrededor de los comités de crisis, garantizar los comedores y merenderos, y de las unidad productivas que están trabajando, con los cuidados necesarios, pensando en el autoabastecimiento de alimentos. En ese sentido es loable la medida de la municipalidad de San Martin, que distribuyó gallinas ponedoras de huevos para sus vecinos. En Rawson los compañeros de la FNC comenzaron a sembrar alimentos para dar de comer a sus chanchos.
Son ejemplos a seguir. Esa línea es la debemos sostener, reforzando la unidad y el protagonismo de las organizaciones populares.

Fuente: PTP- San Juan