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«La situación de crisis política, humanitaria y la violación de derechos humanos que vive el pueblo afgano»

La situación de crisis política, humanitaria y la violación de derechos humanos que viven actualmente por desgracia el pueblo afgano, nos coloca en la vieja posición discursiva donde el islam se convierte en la fuente de todos los males.

La lectura culturalista basadas en prejuicios racistas e islamofobos no solo nos coloca 20 años atrás, como Afganistán, sino que nos muestra que las cosas nunca han cambiado para los otros. Basar toda la problemática de la cuestión afgana en el islam no es solo islamofobo y racista, sino que deniega la agencia política de los y las afganas como sujetos políticos. No son mas que musulmanes que lidian con una religión que les oprime sin tener en cuenta la historia, el colonialismo, la intervención internacional y las características sociales del pueblo afgano.

Nuevamente nos vemos inmersos en las dinámicas racistas e islamofobas donde se apunta a la comunidad musulmana y donde el discurso de la “salvación de las mujeres musulmanas” se convierte en el eje principal tal como sucedió en el colonialismo. El uso de la mujer musulmana y su cuerpo ha sido una estrategia colonial para someter a los pueblos y hacer un lavado a las atrocidades y crímenes de guerra cometidos durante la colonización. El mismo modus operandi se utilizó en la invasión de EEUU en Afganistán que más allá de mejorar la situación de la mujer, la empeoró.

Hablar por las mujeres musulmanas es violencia, anular su capacidad intelectual y política es violencia, posicionarte como blanca salvadora es violencia y es opresión constante con la que muchas tenemos que lidiar. La variante racial y religiosa hace que se suspenda nuestro papel como mujeres y que seamos vistas solo como pueblos inferiores que hay que salvar y civilizar, negando todo tipo de sororidad y exaltando todo un imaginario supremacista blanco. La cuestión afgana salpica a toda la comunidad musulmana debido a que el racismo hace que todo sea considerado como un bloque homogéneo, nada más lejos de la realidad. Solo somos musulmanes y no somos personas.

Lecturas supremacistas, racistas y culturalistas que nunca nos llevaran a acabar con los problemas que nos rodean. Si tanto queréis justicia para las mujeres afganas y musulmanas trátalas como iguales, callar y escuchar, y, sobre todo, respetar las diferentes visiones y formas de existir en este mundo. Por cierto, la liberación del pueblo afgano no solo pasa por liberar a las mujeres, sino que también a sus hombres. El pueblo afgano es un pueblo sometido por el colonialismo y el imperialismo que gracias a tu feminismo salvador has apoyado.

Por último, mandar fuerzas al pueblo afgano y sentir que un tema que tendría que ser tratado con rigor por respeto a su lucha y sufrimiento haya acabado en un campo de racismo e islamofóbia en el que tenemos que salir miembros de la comunidad musulmana a aclarar y defender conceptos que ya tendrían que estar más que superados. Apelar a la salvación de las mujeres musulmanas solo en contexto como el de Afganistán muestra la posición racista del feminismo que no tiene en cuenta otros contextos como donde la mujer es el eslabón más débil.

¿Qué pasa con las mujeres de Palestina matadas y maltratadas a manos del sionismo, y con la limpieza étnica de los Roghinya y con la comunidad musulmana en China donde miles de mujeres han sido violadas? ¿Dónde están los reclamos allí? Afganistán solo es el reclamo para sacar a pasear el racismo y la islamofóbia. No interesan en realidad las mujeres afganas, intentas mostrar como blancos occidentales sois superior.

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Por Fátima Tahiri Simouh: Investigadora FPU del Departamendo de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid en el Departamento. Actualmente está desarrollando su tesis doctoral. Activista antiracista y feminista. Ha colaborado con Pikara MagazineWebIslam y Alkalima.