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Los estragos de la inflación y los salarios

Inflación y salarios

La inflación continúa siendo uno de los principales problemas que agobian a los trabajadores y al conjunto del pueblo. El aumento de los precios descontrolado sumado a la pérdida del poder adquisitivo del salario agrava la situación de millones de familias que no llegan a fin de mes. Las medidas que el gobierno nacional ha tomado para frenar el flagelo inflacionario no han dado resultados por un diagnóstico equivocado, sumado a la permanente conciliación con los sectores monopólicos empresariales que tienen responsabilidad sobre el crecimiento de la misma.

Al terminar el año la inflación habrá superado el 100% de aumento anual, mientras que las paritarias de los trabajadores que están formalizados (en blanco) van quedando por detrás siendo un número reducido de sindicatos que por su posición de fuerza y lugar en la producción han logrado aumentos que superen el 100%. Ni hablar de los trabajadores que se encuentra precarizados (en negro), que no tienen convenio colectivo de trabajo y mucho menos paritarias, sus ingresos han perdido frente a la inflación de manera considerable.

Luego del reclamo del sindicato de Camioneros solicitando un 131% de aumento, un gran número de sindicatos de la actividad privada hizo lo propio y de aquellos los que tienen una posición estratégica en la producción por lo que representa su actividad para el funcionamiento diario del país, lograron cifras equiparables a la proyección anual de inflación.

El sindicato de Obreros Navales consiguió un110% de incremento, por su parte Camioneros obtuvo un 107%, mientras UTA consiguió un 100%, a lo que se suman Aceiteros y Ferroviarios con un 98% y Bancarios con aumentos de 94%. Es decir, estos sectores de los trabajadores han logrado que su poder adquisitivo no solo este un poquito por encima de la inflación, sino que además los sueldos iniciales en casos como aceiteros o bancarios sea superior a los 200 mil pesos.

También es importante recordar que la lucha de los trabajadores del neumático logró un acuerdo con perspectivas de ganarle a la inflación y, además, desnudo la realidad de los sectores industriales donde operan distintos monopolios extranjeros, que tienen en sus manos ramas completas de la industria en nuestro país y se han apropiado de ganancias siderales en los últimos 7 años. Fue un avance la discusión abierta en este conflicto en torno a las condiciones laborales, la precarización laboral y la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas.

Por otro lado, los sindicatos que representan a trabajadores del Estado de las distintas reparticiones, tanto nacionales como provinciales, docentes, docentes universitarios, etc. han quedado bastante rezagados con aumentos que rondan el 85%, unos 15 o 10 puntos en algunos casos por debajo de lo proyectado.

El sector más castigado por supuesto es el de los trabajadores precarizados, los programas Potenciar Trabajo y todos aquellos que no tienen paritarias. Este sector toma como punto de referencia para sus aumentos el valor del Salario Mínimo Vital y Móvil que establece el Concejo del Salario, que este año ha sido del 66%, por lo que se encuentran 34 puntos por debajo de la inflación proyectada.

Lo grave de esta situación es que la informalidad en nuestro país está en cifras cercanas al 60%, es decir que la mayoría de los trabajadores no le están ganando a la inflación, lo que explica porque a pesar de que el gobierno registra mayor cantidad de trabajadores en el mercado laboral hay cada vez mayor cantidad de pobres y de indigentes.

Por otro lado, cuando desde el gobierno nos intentan explicar que los aumentos salariales le ganan a la inflación, se refieren a ese grupo de trabajadores que se encuentra en lo más alto de la pirámide productiva. Este argumento no sirve para describir la gravedad de la situación social porque como explicamos anteriormente, más del 60% de los trabajadores están excluidos de la posibilidad de tener paritarias y tienen salarios que están en un 60% por debajo de la inflación proyectada.

Massa y la inflación

Frente a este panorama complejo para nuestro pueblo, el gobierno nacional, con la llegada de Sergio Massa al Ministerio de economía, ha tratado de “domar” la inflación siguiendo la receta que manda el programa del FMI. Esta consiste en reducir el déficit fiscal y la emisión monetaria que se destina para ayuda social o para el mismo gasto público. Pero a pesar de haber ralentizado la corrida cambiaria que tuvo su pico máximo en junio con concesiones a los monopolios, no ha conseguido controlar los aumentos de precios.

El problema de la inflación en nuestro país tiene mucho que ver con la forma en la que está diseñado nuestro sistema productivo y en manos de quien se encuentran los bienes que producimos.

La producción en Argentina está controlada por un pequeño grupo de monopolios extranjeros y terratenientes que han utilizado toda su capacidad de presión para que nuestro esquema productivo se oriente hacia el mercado externo, poniendo la producción en la dirección de las necesidades de las distintas potencias imperialistas.

Hoy esta situación es muy palpable, producto del desencadenamiento de la guerra en Europa, luego de la invasión de Rusia a Ucrania. Las grandes potencias imperialistas como EEUU o China quieren que nuestro país se dedique a la producción de alimentos y energía con Vaca Muerta, para abastecerlos frente a la escasez como consecuencia de la guerra. Pero la misma situación se mantiene desde hace tiempo con el destino de miles de millones de hectáreas al cultivo de soja que no consumimos, pero que si sirve como forraje para la potencia imperialista China que la utiliza como alimento para el engorde porcino.

El gobierno del Frente de Todos se ha visto impotente de romper con este esquema y, condicionado por el acuerdo con el FMI, aprobado por el Congreso Nacional, cede ante la presión de los monopolios exportadores por la necesidad del ingreso de dólares para cumplir con los vencimientos de pago.

En un momento difícil para el país las cerealeras y los terratenientes decidieron no liquidar la soja que tenían guardada en silo bolsa, sino se generaba un dólar al valor que ellos entendían les daría rentabilidad. El gobierno les concedió el “dólar soja”, por lo que el Tesoro, es decir todos los argentinos y argentinas, les subsidiamos 60 pesos por cada dólar que traían al país en concepto de exportación. Esta emisión para subsidiar a los sojeros también genera inflación, pero los economistas del sistema no critican este tipo de medidas desde el punto de vista de su impacto sobre el aumento de los precios, solo responsabilizan a la emisión que se destina a pagar un plan social.

Para por otro lado medidas como las del control de precios en los supermercados son inocuas frente al problema inflacionario, se controla el ultimo nivel de la cadena productiva, pero lo que se debería controlar, con los inspectores del Ministerio de la Producción, son los costos de las empresas para determinar si e correcto o no el valor de los productos en relación a lo que cuesta producirlos.

Un plan antiinflacionario serio

Un plan anti inflacionario serio debe plantearse recuperar el rol del Estado en la producción de alimentos, de energía, de la minería, de la industria, etc. Siguiendo las mejores experiencias del gobierno de Perón, pero con una perspectiva socialista que enfrente al lastre del latifundio y la dependencia imperialista. El hermano país de Bolivia es un ejemplo en esta materia, con un 2% de inflación anual que se debe principalmente a tener bajo control estatal a las principales empresas que hacen a la producción de energía, así como también a la producción y comercialización de los alimentos. Es decir, cambiar la perspectiva de la producción, poniendo el centro en el desarrollo del Mercado Interno con producción e industrias estatales, con salarios dignos, que aumenten la demanda interna y logren el desarrollo de pequeñas y medianas empresas con la misma perspectiva interior. Es decir, cambiar la ecuación productiva, saliendo del esquema de que hay que producir para exportar para pagarle al Fondo.

Con el panorama incierto que desarrollamos arriba, los trabajadores y el pueblo comienzan a buscar una salida, se movilizan por los problemas más urgentes, pero también piensan en soluciones más generales y amplias. Hasta el momento las elecciones del 2023 son un hecho. Por lo tanto, los distintos Frentes políticos, desde la derecha hasta la izquierda, agudizan las confrontaciones internas intentando perfilar distintos candidatos de cara a las elecciones generales.

La decisión de nuestro PTP-PCR de permanecer en el Frente de Todos disputando su hegemonía, tiene que ver con la peligrosidad del retorno de las derechas con Macri, Bullrich o Milei a la cabeza. Estos han adelantado sus planes, que lejos están de aquel “pobreza cero” con el que llegaron en el 2015, hoy hablan de privatizar empresas del Estado como Aerolíneas Argentinas, despedir trabajadores y de meter presos a dirigentes sindicales que reclaman por su salario, como lo dejó muy en claro Patricia Bullrich, amenazando este fin de semana a Pablo Moyano, diciendo que con ella no se jode. Este proyecto es el que hay que enfrentar con mayor firmeza, sin dejar de luchar por las reivindicaciones inmediatas sin dejar criticar las desacertadas medidas del gobierno nacional para resolverlas. Por ello es justo que los trabajadores y sus organizaciones, tanto los sindicatos como las organizaciones sociales se movilicen para no perder poder adquisitivo frente a la inflación.

En este sentido no es lo mismo que los trabajadores se organicen para pelear pos sus reivindicaciones o su salario, intentando alcanzar la inflación en el marco de un gobierno como el Frente de Todos que ha permitido el desarrollo de paritarias y alentado la recuperación salarial, que con un gobierno de derecha como el de los anteriormente nombrados (Macri y compañía) que directamente eliminarían las paritarias y si estuviera a su alcance también los sindicatos, o instrumentarían operativos represivos contra los trabajadores como ya lo hicieron cuando fueron gobierno.

Por otro lado, es fundamental ayudar a reagrupar a los partidos del campo popular dentro del Frente para pelear por un cambio de rumbo. Es un momento en el que el pueblo debate las distintas ofertas electorales que surgen. Por eso es correcto que el PTP desde San Juan este presentando candidatos, abriendo locales y afiliando en distintos departamentos a la vez que propagandizamos nuestro programa para salir de la crisis y elevamos la conciencia de la clase trabajadora. Esto no se hace solo dando discursos o especulando con cargos, se hace levantando un programa distinto donde recuperemos la centralidad del estado en la producción, con empresas estatales que agreguen valor a nuestras materias primas, generando puestos de trabajos de calidad con miras a abastecer y fortalecer el mercado interno con buenos salarios para avanzar en un gobierno popular que encabece la clase obrera con una dirección y perspectiva socialista.

Alberto I. Agüero-P. Federico Suero