El Gobierno avanza hacia la privatización de la Casa de la Moneda y Argentina deja de imprimir sus billetes en el país
Tras frenar la emisión local y reemplazarla por importaciones, principalmente desde China, la administración de Javier Milei reestructuró el organismo histórico de la Casa de la Moneda, redujo personal y analiza su venta en medio de fuertes deudas y tensiones internacionales.
El gobierno de Javier Milei avanza en una profunda reconfiguración de la Casa de la Moneda, que incluye frenar la emisión local de billetes porque optó por importar moneda desde el exterior, principalmente desde China, mientras acelera el camino hacia la privatización del histórico organismo.
Desde la asunción presidencial en diciembre de 2023, la Casa de la Moneda dejó de imprimir billetes pese a contar con dos modernas máquinas alemanas listas para entrar en funcionamiento. El organismo, dependiente del Ministerio de Economía, fue intervenido en noviembre del año pasado y su interventor, el mendocino Pedro Cavagnaro, redujo la planta de personal de 1.300 a unos 600 empleados mediante retiros voluntarios y despidos con indemnizaciones recortadas al 50%.
El futuro inmediato de la entidad se definirá en los próximos días, cuando venza la última prórroga de la intervención dispuesta por 120 días. Fuentes oficiales señalaron que es probable la designación de un directorio y la continuidad del proceso de privatización, aunque aún no existe un cronograma formal. La iniciativa está en manos de la Agencia de Transformación del Estado, encabezada por Diego Chaher, un funcionario cercano al asesor presidencial Santiago Caputo.
En paralelo, el Gobierno enfrenta un frente financiero delicado: la Casa de la Moneda acumula deudas por más de 300 millones de dólares con proveedores internacionales de tintas, billetes y maquinaria. Entre ellos figuran casas de moneda y empresas de renombre de España, Brasil, Alemania, Francia, Suiza, Estados Unidos, China y Argentina. Según informó Clarín, la orden del ministro de Economía, Luis Caputo, es saldar el capital adeudado en hasta 12 cuotas, sin reconocer intereses ni mora, una decisión que generó preocupación en embajadas europeas.
Otro aspecto que genera controversia es el creciente protagonismo de China como proveedor casi exclusivo de billetes. En los últimos dos años, la Argentina importó al menos 1.420 millones de unidades por un costo de 72 millones de dólares, con precios significativamente más bajos que los de competidores europeos. En el sector financiero advierten sobre prácticas de “dumping” y señalan que ceder la fabricación de un bien estratégico como la moneda a China es una rareza a nivel internacional.
Finalmente, la reorganización de la Casa de la Moneda implicó una drástica reducción de funciones. Tras convertirse en Sociedad Anónima Unipersonal, dejó de imprimir billetes de baja denominación, transfirió inmuebles y actividades a otros organismos del Estado y hoy se limita, casi exclusivamente, a la destrucción de billetes antiguos. Así, uno de los organismos más emblemáticos del país, con 150 años de historia, quedó virtualmente desactivado mientras el Gobierno define su destino final.
