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Pese al «veranito electoral» del dólar, analistas aseguran que (todavía) no hay atraso cambiario

La historia reciente de la Argentina muestra un comportamiento cíclico respecto del dólar. El peso se aprecia en los años electorales y devalúa en los años pares. El abaratamiento de la moneda estadounidense mejora el humor social y los gobiernos buscan que la materia parezca controlada de cara a las urnas. Sin embargo, en esquemas de tipo de cambio flotante (sea «limpio» o «sucio»), la incertidumbre o el nerviosismo pueden desatar corridas y preocupación. Pasó hace menos de tres meses, en abril, cuando circuló la ya célebre encuesta de Isonomía que mostraba a Cristina Fernández de Kirchner con nueve puntos de ventaja en un balotaje contra Mauricio Macri. Esa semana, la divisa comenzó la escalada en la que llegó a marcar $47, y solo se calmaría semanas después, con el anuncio de la candidatura de Alberto Fernández. En junio, la llegada de Miguel Ángel Pichetto como postulante a vice del oficialismo fue la señal que esperaban los mercados (gobernabildad para un eventual segundo mandato) para dejar de huir hacia el dólar, que comenzó el descenso hacia los valores que tenía antes de la última corrida, por debajo de $43 para la venta. Nada es definitivo en el mercado argentino: un mal resultado para el Gobierno en las PASO del 11 de agosto próximo podría generar una nueva escalada cambiaria, lo cual a su vez empeoraría las chances del oficialismo. Una buena performance, sumado al nuevo poder de fuego del BCRA para intervenir ante cualquier tipo de suba, ayudaría a mantener la calma hasta noviembre.


PERFIL consultó a analistas económicos y a sectores sensibles al valor de la divisa, para saber si consideran que la moneda norteamericana está demasiado barata, al punto de complicar las exportaciones. La mayoría de ellos respondió que el tipo de cambio actual ($42,89 para la venta) es razonable, salvo en el sector industrial, donde ya empiezan a ver señales de retraso. «Nosotros no vemos un atraso cambiario. Si lo hubiese nos afectaría muchísimo», afirmó Aldo Elías, titular de la Cámara Argentina de Turismo. Este sector es quizás el más sensible al «dólar barato»: si las paritarias crecen por encima de la divisa, para los argentinos es más barato irse al exterior y para los extranjeros es caro hospedarse aquí. «Hay un juego normal de suba y baja que es razonable, lo importante es que se mantenga en esos parámetros. El dólar tiene que acompañar a la inflación. Estuvimos dos años con atraso cambiario y lo que hacíamos era subsidiar los viajes al exterior de argentinos», añadió Elías. Marcelo Elizondo, especialista en comercio exterior y director de la consultora DNI, consideró: «En líneas generales, todavía no podemos hablar de atraso cambiario. Pero, en la medida que la inflación vaya creciendo, una estabilidad del dólar podría generar atraso cambiario. Pero no creo que todavía eso ocurra».
Elizondo explicó a este medio por qué no hay una mayor necesidad de billetes verdes: «Como las importaciones están cayendo muchísimo (un 28%) tampoco tenes tanta demanda de dólares. Por lo que yo creo que hoy el tipo de cambio está en un nivel más o menos razonable, de hecho, vas a tener un superávit en la balanza de bienes de 7 mil millones de dólares y en la balanza de servicios el déficit va a ser de la mitad que la que fue el año pasado». Desde el sector agroexportador también mostraron tranquilidad: Gustavo Idígoras, director de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales, señaló: «No vemos atraso por el momento». Quien mostró una postura diferente fue el director del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (UIA), Pablo Dragún, que expresó a PERFIL: «En el número puro y duro, se está dando una situación en la que se está atrasando el tipo de cambio. Yo diría que lo tenés agravado por el esquema de derechos y reintegros que antes no estaba generalizado para toda la economía. La estabilidad cambiaria tiende a estabilizar los precios, pero la inflación es difícil de bajar. Y la estabilidad cambiaria con una inflación te va a ir dando mayor apreciación». No obstante, Dragún cree que deberían generarse condiciones para que la industria no dependa de mirar el tipo de cambio. «Las mayores preocupaciones son el nivel de actividad, la caída del empleo y saber si en el marco del acuerdo Unión Europea – Mercosur se van a dar las condiciones de competitividad y de acceso al financiamiento y de estabilidad macro, para tener un entorno que propenda a la agregación de valor y a aumentar las exportaciones», enumeró.
Analistas macro. Además de las consultas sectoriales, PERFIL dialogó con especialistas de consultoras, para conocer su visión acerca del tipo de cambio. Melisa Sala, de LCG, afirmó: «No creo que se pueda hablar de atraso. El tipo de cambio real está en el nivel de julio del año pasado y casi 60% por encima del nivel de noviembre 2015». Matías Rajnerman, de Ecolatina, agregó: «El dólar no está barato, está por encima de su valor histórico. Y está muy lejos del valor de 2017, año en el que estábamos en los mismos niveles de paridad que en la convertibilidad. Hoy estamos un 30% arriba. Y en 2015 estábamos más caros que en la convertibilidad». Más allá de considerar que el tipo de cambio es razonable, el especialista señaló que hay factores que afectan la competitivdad: «Hoy tenés un esquema de retenciones por un lado y se eliminaron los esquemas de reintegros que te hacían más rentable la producción local. Es decir, más allá de la cuestión histórica, hoy se pone más carga impositiva sobre los exportadores». Respecto de si puede haber una disparada, Rajnerman consideró: «El escenario es binario: si al Gobierno le va bien en agosto, en un contexto de inflación promedio del 2,5%, el peso se va a seguir apreciando. Si el resultado es adverso para la Casa Rosada van a generarse nuevas tensiones».
Irina Moroni, economista jefe de la Fundación Capital, destacó a este medio: «Hoy estamos en un mercado anestesiado frente al anuncio de la posibilidad de intervención del Banco Central. Sin embargo, la demanda de divisas se sostiene en niveles elevados, alcanzando la formación de activos externos neta de U$S 2.500 millones. Habrá que ver cómo continúa evolucionando esta variable una vez que finalice la época de mayor liquidación del agro. Hoy estamos presenciando una oferta también alta, producto de inversiones para carry trade. Estas son una variable clave a monitorear ya que agregan volatilidad futura. Para evitar sobresaltos cambiarios, la formación de activos externos neta no debería superar los U$S 3.000 millones mensuales, una vez que finalice la etapa de mayor liquidación de divisas por parte del agro». ¿Qué poder de fuego tiene el Banco Central si hay un intento de corrida? Melisa Sala afirmó: «El BCRA está comprando futuros, lo que le da más margen en caso de necesitar intervenir en el mercado y, aunque no sabemos por cuánto puede hacerlo en el spot, el hecho que tiene el aval del Fondo parece haber sido suficiente hasta el momento».

(Fuente: Perfil)