Lo siento, no hay encuestas disponibles en este momento.

El EPP, entre una guerrilla y una justificación para la represión estatal a campesinos

Desde su primera irrupción en 2008, el llamado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) desató violencia, temor y, especialmente, dudas, ya que «hay opiniones encontradas sobre si es, efectivamente, una guerrilla o si funciona más como una especie de dispositivo que justifica la represión estatal en los lugares del país con mayor conflictividad con los campesinos».

Así lo describió la investigadora de Conicet y coordinadora del grupo de estudios sociales en Paraguay en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe de la UBA, Magdalena López, en diálogo con Télam.

La investigadora explicó que algunos líderes del EPP se reinvidican como una escisión de Patria Libre, un movimiento nacido a fines de los 80 que ingresó a la vida electoral sin mucho éxito hace 18 años, con miembros universitarios, de clase media y una gran influencia de la Teología de la Liberación.

Télam- ¿Cómo describiría al EPP?

Magdalena López- Hay opiniones encontradas sobre si el EPP es, efectivamente, una guerrilla o si funciona más como una especie de dispositivo que justifica la represión estatal en los lugares con mayor conflictividad con los campesinos. Hay distintas posiciones, pero si decís que es lo segundo, estás negando el proceso de las víctimas secuestradas y asesinadas por este grupo que actúa de manera horrorosa y criminal. A mi me queda claro que existe una organización que ha secuestrado a hacendados y otras personas, muchas veces menonitas que trabajan en la zona. Existe, pero no está claro si tiene la estructura, la descripción y las características que el Estado paraguayo le atribuye. Hay estudios, como el de Hugo Pereira, que además indican que cada vez que el Estado paraguayo encuentra una célula del EPP, luego viene una fuertísima represión contra el movimiento campesino.

T- ¿Cómo surge el EPP?

ML- La primera irrupción mediática es en 2008. El EPP se reivindica una organización marxista leninista de base, de extracción campesina, que optó por el camino de la clandestinidad. Tiene una visión clásica de guerrilla de los ’70 y, en general, se hace cargo de las cosas que hace. Desde 2008, han tenido apariciones esporádicas y, en 2013, se creó la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), muy bien financiada y armada, para cazar al EPP en la zona del Norte, en torno a los departamentos de Amambay y Concepción, donde más ha actuado el grupo. Es importante entender que, numéricamente, el EPP no son las FARC colombianas. Es mucho más pequeña y tiene una capacidad de acción muchísimo menor que la que llegaron a tener las FARC.

T- ¿El EPP tiene objetivos concretos?

ML- Tienen muchos objetivos concretos, pero son todos antisistema, no reclaman nada dentro del sistema vigente. El objetivo es un cambio radical en la estructura de repartición de la tierra, no una reforma agraria. De hecho le reclamaban a (el expresidente Fernando) Lugo que los procesos como la reforma agraria no sirven de nada y que la única solución que queda es la toma total del poder y abolición de la élite política. Son objetivos concretos y claros, pero son todos antisistema. Por eso, el EPP no es el movimiento campesino, que en Paraguay es muy grande y muy articulado.

T- ¿Cuál es la relación de la sociedad con el EPP, especialmente la población de las zonas del Norte donde opera?

ML- La población local les tiene terror porque ha secuestrado a gente ahí. Es cierto que suelen ser personas de recursos económicos más altos, pero nunca sabes muy bien cuándo puede haber un enfrentamiento o un secuestro. Por eso es un tema sensible. Porque cuando uno dice que la guerrilla no es tan grande, te responden: «No es tan grande, pero tienen a todos los habitantes de este pueblo sumidos en el más profundo terror».

T- ¿Existen simpatías en zonas donde el Gobierno no es popular?

ML- No, no hay simpatías hacia el EPP. Pueden tener simpatías hacia organizaciones del movimiento campesino, que juegan dentro de las normas básicas de no secuestrar y no matar. De hecho, es muy criticado hasta cuando un periodista dice que no se puede disparar a cualquiera y decir que es del EPP, algo elemental de derechos humanos. Es muy común que la respuesta de la gente sea: «Pero esa gente viene y nos mata».

T- ¿Y cuál es la relación con el resto del movimiento popular organizado?

ML– Los organismos de derechos humanos lo que piden es que, aunque no se compartan los medios, se respeten los derechos humanos de las personas que están enroladas en el EPP. Pero como es considerada como una organización cuasi terrorista casi que no rige un Estado de derecho sobre ellos y hacen lo que quieren con ellos. El resto de los movimientos populares tienen el problema que, cuando irrumpe el EPP, eso justifica la represión más violenta de las fuerzas de seguridad paraguayas. Cualquier campesino en protesta por una toma de tierra puede ser, aunque todos sabemos que no es del EPP, utilizado como miembro del EPP para poder reprimirlo.

T- Con la creación de la FTC en 2013, ¿se registró un cambio en los niveles de represión a las organizaciones o militantes del movimiento popular legal?

ML- Sí, ha habido un aumento de casos de asesinatos. Sobre todo, se agudizó la represión con asesinato o tortura a partir de la militarización de la FTC en la zona de Amambay y Concepción.

T- ¿Se han denunciado falsos positivos (hacer pasar a civiles por guerrilleros) en Paraguay, como lo hizo la familia de las dos niñas con ciudadanía argentina que fallecieron en un presunto enfrentamiento entre la FTC y el EPP?

ML– Si bien se considera que este es un caso de falso positivo y los organismos de derechos humanos vienen denunciando esa política, en general no se abaten a tantas personas. En general la FTC fracasa en sus intentos por encontrar al EPP y, por eso no hay tantos enfrentamientos armados y, por lo tanto, tampoco puede haber tantos falsos positivos. En Paraguay, se da mucho un sistema que se llama por sicariato. Los campesinos más organizados o que encabezan las luchas por la tierra son asesinados por sicarios que funcionan para los grandes hacendados o el poder político, no tanto por las fuerzas de seguridad.

FUENTE

FUENTE: TÉLAM