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Sergio Uñac: «Hay que aggiornar las tres banderas del peronismo: justicia social, independencia económica y soberanía política»

—¿Cómo afectará la pérdida de empleo que inevitablemente produce la crisis del coronavirus en las elecciones del año próximo?

—Es un elemento que tenemos que tener en cuenta. Va a ser un dato muy visibilizado por la sociedad. La falta de empleo genera desesperanza, insatisfacción y malhumor. La sociedad también vio que el mundo entró en una situación sanitaria muy delicada, de la que Argentina no es la excepción. Los gobiernos en general trataron de cuidar lo sanitario sin descuidar lo económico.
Hubo otros caminos, en otros continentes, pero esto es lo que pasó mayoritariamente. Ese equilibrio que hay que buscar entre los intereses personales, los intereses sectoriales y el interés general tuvo una incidencia directa en la generación de puestos de trabajo. En mi provincia, el menor punto de desempleo que tuvimos fue entre 2,5 y 3% hace dos años. Estimamos que podemos estar en el doble de ese porcentaje.

—Era muy bajo y todavía sigue estando muy por debajo del promedio.
—Sí. Tuvimos algunos aciertos. No digo el gobierno de San Juan; me refiero a toda la sociedad, lo que incluye al sector público y el privado. Logramos diversificar la economía. Una provincia que hace cuarenta años tenía un fuerte contenido agrícola se diversificó. Y además se diversificó la propia agricultura, pasando de la vitivinicultura a la olivicultura, a la horticultura, a nuevos proyectos.

compromiso es con vos “El peronismo no es de izquierda, ni de centro ni de derecha; es interpretar el momento histórico.”

—Pero la minería fue crucial.
—Muy importante. Pero, hará treinta años, antes de la minería, fruto de los diferimientos impositivos y particularmente de la promoción industrial, logramos radicar muchas industrias en la provincia de San Juan. La provincia produce medicamentos, entretelas para los trajes, un porcentaje altísimo del denim de los jeans, que luego es procesado e industrializado por las marcas más reconocidas del país. Se produce ropa de alta montaña. La industria es un sector importante, además de la agroalimentaria. En la década de 2000, los proyectos mineros, metalíferos y no metalíferos, fueron un hecho distintivo. Y, desde 2015 hasta la fecha, hubo dos elementos que fortalecieron la economía provincial: uno está en las energías renovables. Es la provincia que más megawatts de energía solar tiene en producción y más en construcción, 600 en total y 300 en generación. Y también en el desarrollo del turismo sobre dos ejes: cultura y deporte. Es una de las provincias que más apostó y direccionó el deporte como eje del desarrollo del turismo provincial.

—Durante la presidencia de Macri eras una suerte de equilibrista entre el ex gobernador José Luis Gioja, presidente del partido peronista nacional, muy opositor y vos más moderado.

—Como gobernador de la provincia en el período anterior, mi desafío fue permitirme una diferencia política razonable con un gobierno con el que evidentemente no tenía muchos acuerdos, pero debía generar un respeto institucional. El ex presidente visitó dos veces la provincia de San Juan en aquellos momentos. Lo recibimos, y además queríamos respetar la investidura y la institucionalidad. Eso nos generó una relación. Fuimos una provincia que invirtió mucho en obra pública. Logramos tener en construcción inicial un dique que es continuado por el actual presidente (N. de la R.: se refiere a El Tambolar). La construcción está dentro del margen de un pequeño caudal que tiene el río San Juan, pero es vital para nosotros juntar agua para generar energía y además ampliar la frontera productiva. Una característica de mi gobierno desde 2015 hasta la fecha es mucho respeto institucional y diferenciación política. En 2017, ante un país casi pintado de amarillo, una de las pocas provincias que logró tener un resultado favorable en ese momento para el Frente de Todos o para el peronismo fue San Juan. No fue la única, pero tampoco hubo tantas. El desafío de los gobernantes es tener diferencias, pero coexistir. Que no sean tan profundas como para generar una mala relación y que uno no termine siendo tan cercano como para dejar un proyecto y saltar al otro. Eso también está mal visto. Coronavirus: “Volvimos al ciclo lectivo porque en el interior de la provincia existe un problema de conectividad”.

—A comienzos de 2019 promovías la candidatura expectante la Roberto Lavagna. ¿Sos un gobernador transgrieta?

—Es lo que tenemos que hacer. No hay espacio para una grieta más en nuestra sociedad. Fue en el marco de la invitación que hice para la Fiesta del Sol, muy característica de nuestra provincia. Se transmitía a todo el país y obviamente estaban los ojos de muchos argentinos mirando la provincia de San Juan. Generamos una gran convocatoria y pensamos que debía haber alguien que aglutinara. Después fue Alberto Fernández. Logramos entre todos aportar un granito de arena en función de la cuantía de la provincia que manejaba, pero que él fuese quien representara. En aquel momento estaba la idea de que alguien debía aglutinar a todos. Me parece que ese es el sentido del frente. Es importante la presencia del Presidente, la de la vicepresidenta Cristina Kirchner, la de Sergio Massa también en la Cámara de Diputados, la de los gobernadores y de los intendentes. Todos confluimos al mismo proyecto para que esto sea una realidad. “Es una falacia pensar que en la coalición de gobierno estamos todo el tiempo sonriéndonos.”

—En aquel momento no imaginabas la unión del peronismo con el kirchnerismo y dijiste que te gustaría que Lavagna fuese presidente.

—Tenía condiciones en aquel momento. En la provincia de San Juan en las elecciones anteriores, tanto en 2015 como en 2017, logramos una confluencia de los sectores políticos afines. No estaban quienes pensaban de manera opuesta al peronismo, pero sí quienes pensábamos más o menos parecido. Los que establecíamos que la justicia social debía ser un elemento a tener en cuenta permanentemente en la gestión. Confluimos en un mismo proyecto. Fue lo que pasó en 2015, 2017 y 2019. Tuvimos elecciones anteriores a la nacional. Nos mostraron que si nos uníamos todos y establecíamos objetivos comunes y prioritarios entendibles por la sociedad, podíamos ganar. Ahora el desafío es gobernar. Ganar es una etapa en la vida política. Pero gobernar es tener múltiples desafíos día a día.

—Sos el presidente del PJ en San Juan, y José Luis Gioja, el presidente del PJ a nivel nacional. Gioja siempre mantuvo una posición más cercana al kirchnerismo y vos siempre en una posición más cercana a lo que es el PJ tradicional. ¿Podrías sintetizar las diferencias entre ustedes?

—El 15 de marzo de este año fuimos a internas para definir la conducción del Partido Justicialista en San Juan. El diálogo debe ser el elemento común entre distintos sectores políticos de una sociedad. Pero cuando el diálogo se agota y no se puede encontrar un camino común, las diferencias se deben resolver ejerciendo el derecho de votar. Saqué el 70% de los votos. La lista promocionada por el actual diputado nacional sacó el 30%. La coexistencia es normal. Hubo alguien que ganó, hubo alguien que salió segundo, que se integra a la conducción por la minoría. El gran desafío que tenemos hoy es hacer coexistir los distintos sectores sin desnaturalizarlos. Que esas diferencias puedan de alguna manera amalgamarse y que no sean el principio de una mayor división. “La economía va a empezar a girar, no lo que esperamos, ni lo que la sociedad merece.”

—Alberto Fernández decía que su gobierno sería con los gobernadores como contrapeso del kirchnerismo, con mucha más fuerza en el conurbano de la provincia de Buenos Aires y no tanta en el interior del país. Se llegó al extremo didáctico de decir que el kirchnerismo es el partido del Conurbano y el peronismo el de las provincias. ¿Cuales son esas diferencias culturales e ideológicas?
—Yo creo que son distintos matices. El peronismo en sí los tiene. El kirchnerismo representado es parte integrante necesaria e importante de este Frente de Todos. Fruto de esta confluencia de esfuerzos pudo alcanzar el triunfo en 2019. Tenemos matices, pero todos pensamos lo mismo. Hay tres banderas propias del justicialismo: la justicia social, la independencia económica y la soberanía política, aggiornadas a la actualidad. Son preceptos que tienen setenta años. En el momento tenían un objetivo. Producto del tiempo que pasó, de los desafíos, de las batallas bien entendidas que ganamos y las que no, esos conceptos están, pero hay que aggiornarlos a la realidad. La independencia política hay que tomarla dentro del marco de una necesaria multilateralidad. La independencia económica hay que aggiornarla a la realidad actual de ese mundo globalizado.

—Pero hay un ethos distinto del peronismo del Conurbano y el de la provincia de Buenos Aires respecto de los gobernadores del interior. ¿Por qué los gobernadores parecen más de centro y el peronismo del Conurbano más de izquierda?
—Son distintas realidades. No hay punto de comparación, ni para bien ni para mal, ni ponderando uno ni desprestigiando otro. Entre una provincia del sur, del norte o del centro oeste, como San Juan, hay muchas diferencias con la realidad que se puede vivir en el Conurbano. Las oportunidades que se daban en CABA, en el AMBA y en la provincia de Buenos Aires lograron una concentración masiva de gente. Entre ellos, muchos sanjuaninos. El 4% de los sanjuaninos no vive en la provincia, está en otras provincias y algunos pocos en otros países. Llegaron buscando nuevas oportunidades. Un elemento que nos debería unificar a todos es una mirada federal. Para lograrla, la herramienta de la coparticipación federal es muy importante. Es lo único que va a equilibrar oportunidades. Del 100% de la provincia San Juan, el 80% de su geografía es montañosa, el 17%, desierto y el 3%, solo el 3%, superficie cultivable. Esas diferencias geográficas con la pampa húmeda o con algunos sectores del norte son las que deben llevar a generar mecanismos de equilibrio para que haya tantas oportunidades en San Juan como en Buenos Aires u otras regiones.

—Pero más allá de las diferencias geográficas, en distintas regiones los gobernadores tienden a posiciones más de centro.

—Con matices, todos confluimos dentro de un proyecto peronista. Matices políticos, pero también de funciones. Hay intendencias de Buenos Aires que tienen tantos habitantes como algunas provincias del interior. El peronismo no se divide entre centro, derecha o izquierda. Lo que lo define es quiénes interpretamos más rápido el momento de la historia que nos toca y cuáles son las herramientas que proponemos para cabalgarlo. “Los diputados sanjuaninos del Frente de Todos votarán a favor de la reforma judicial.”

—¿Pragmatismo?

—Sí.

—Ese pragmatismo sería el de Juan Schiaretti. No define al kirchnerismo, que tiene una tendencia más dogmática.

—Sí. Es más dogmática en algún punto, pero terminamos siendo todos pragmáticos, porque a la sociedad hay que proponerle herramientas de transformación y ascenso social.

—¿Aun con el dogmatismo el kirchnerismo es más pragmático que la oposición?

—Sin dudas. Por supuesto. El peronismo es pragmático.

—¿Lo que los une es el pragmatismo?

—Nos une primero la necesidad de proponer respuestas a la sociedad. En pandemia esas respuestas se limitaron, por esto de tratar de cuidar la sanidad sin descuidar la economía. Hay equilibrios que cuestan mucho.

—¿Resiste la crisis sin romperse?
—Sí. No me puedo imaginar otro escenario. Fui intendente, vicegobernador y luego gobernador y transito el segundo período. La mayoría de los gobernadores tienen un pasado inmediato igual o aún mucho más importante. La vicepresidenta ha sido dos veces presidenta. Alberto Fernández, presidente de todos los argentinos, tuvo desafíos en el pasado. No me cabe duda de que, aun representando ideas iguales y otras que pueden diferenciarse, vamos a priorizar mantener este frente. Cada uno sabe cuál es la función institucional que le tocó de acuerdo con lo que la sociedad ha expresado. Además, cada uno sabe la responsabilidad política que tiene, que es sostener el frente para ganar las próximas elecciones. Es vital para poder llegar a un 2023 no solamente unidos sino dando respuestas a la sociedad.

—¿Y cómo será el kirchnerismo en el futuro? ¿Se diluirá, será todo el peronismo, su ala izquierda?

—No hace falta perder identidad para mantenerse dentro de un frente. En el mundo las elecciones son ganadas por alianzas, por la confluencia de distintos sectores que representan intereses parecidos pero que quieren proponer respuestas igualitarias para la sociedad.


—En los medios de comunicación porteños, que obviamente también están atravesados por el Conurbano, se observa esta preocupación por la tensión entre Cristina y Alberto Fernández, ¿cómo lo ves desde San Juan?

—En el interior también consumimos esos medios. Puede tener parte de realidad. No hace falta que estemos todo el día sonriéndonos, porque también eso es una falacia. Los dirigentes políticos tenemos tensiones, problemas y expresamos posiciones.

—¿Los intereses comunes unifican?

—Si no priorizamos los intereses comunes, vamos a estar faltándole a la palabra que le dimos hace un año a la sociedad argentina.


—¿Los gobernadores peronistas sienten que integran plenamente el Gobierno?

—Sí. El Presidente visitó la provincia de San Juan hace pocos días. Firmamos convenios por 9 millones. No hay expresión más cabal del federalismo que cuando recibimos a un presidente.

—¿Estuviste de acuerdo con la intervención en Vicentin?
—Los gobernadores no fuimos consultados sobre ese hecho puntual. En realidad, la provincia no tiene una incidencia directa.

—¿Te sentís representado por la reforma judicial?
—Soy abogado. La reforma judicial tiene aspectos que no se pueden eludir. La provincia de San Juan tiene dos jueces federales, pero cuando se genera el planteo de algún recurso de alzada hay que ir a Mendoza. Tanto los abogados como los juzgados.

—El tribunal de segunda instancia está en Mendoza.
—Totalmente. Debemos seguir avanzando. Que al servicio de justicia le hace falta una modificación es un secreto a voces. Seguramente suceda lo mismo con otros servicios del Estado. Hay jueces probos que hacen el mayor esfuerzo y también fiscales. En definitiva, esta reforma es positiva en lo que refiere a San Juan. ¿Hace falta más? Para eso está presentado el proyecto ante el Congreso y se debería dar el debate.

—¿Con Vicentin no estabas de acuerdo pero con la reforma judicial sí?
—En Vicentin digo que no fui consultado porque no tengo injerencia directa y no conozco en detalle de qué manera se avanzó. Pero el Presidente lo definió muy bien. Dijo que no lo había mirado con detenimiento y que cuando pudo mirarlo lo sacó de la agenda. A quienes no estábamos embebidos en la situación, nos pinta de cuerpo entero vio que no era viable. En el caso de la reforma judicial, me parece que tiene aspectos importantes.

—¿Los legisladores de San Juan van a votar a favor?
—Los del Frente de Todos, sí. Y fuimos respetuosos. Cuando un proyecto se presenta ante el Congreso de la Nación, ese es el ámbito natural para defenderlo, pero también para generar un mecanismo de diálogo. Si ese proyecto se puede enriquecer, es el momento propicio para poder hacerlo. En eso la clase dirigente política, en la que me incluyo, estamos un poco en falta. Argumentamos solo por sí o por no. No nos damos un marco de referencia, de diálogo, de discusión razonable para poder mejorar el proyecto. Puede haber opiniones que lo mejoren. No sé si se dio la discusión, pero debería hacerse.

—Ernesto Sanz dijo que el 41% de las elecciones pasadas hoy sería un 50%. Está convencido de que la oposición ganará las próximas elecciones.
—El vecino de provincia mezcla la política con los números y la matemática. No tienen tanto que ver. Tenemos que seguir trabajando para alcanzar un triunfo el próximo año. Un triunfo no depende de lo que diga él ni nosotros. Lo primero que hay que considerar es el país que recibe Alberto Fernández. Un país sumamente endeudado, sin reservas en el Banco Central y con seis meses de nueve en pandemia. Es un hecho objetivo. No podemos negarlo ni menos podemos desconocerlo en cuanto a su impacto en la sociedad. Podemos, con el esfuerzo de todos, encontrar caminos comunes. Muchas veces lo hicimos y otras veces nos falta transitarlo con mayor certeza. Podemos alcanzar un triunfo el año que viene. Trabajamos para eso. Va a ser muy importante lo que pase en cada una de las provincias. Desde San Juan vamos a trabajar para poder alcanzar un triunfo. Me consta que colegas gobernadores van a hacer lo mismo. La sumatoria va por ahí. “Ganar es una etapa en la vida política; pero gobernar es tener múltiples desafíos día a día.”

—¿Cómo afectará la economía las elecciones? Generalmente, con mala economía el oficialismo pierde.
—Dependerá de la salida de la pandemia. La única salida definitiva es una vacuna. Será una válvula de oxigenación para la sociedad argentina.

—¿El humor va a cambiar a partir de que empiece a aplicarse la vacuna?
—Estoy seguro de eso. Está pasando en otros lugares que salieron más allá de los rebrotes, que nunca fueron tan importantes como el inicio de la pandemia. La economía va a empezar a girar, no lo que esperamos, ni lo que la sociedad se merece. Habrá que mirarlo por sectores. Tener en cuenta el desarrollo agrícola, la industria, la minería, los hidrocarburos, aspecto por aspecto. Hay nueve vacunas que se están probando, esperemos que alguna esté en el primer trimestre del año que viene. Si la economía rebota algo, no importa cuánto, la sociedad va a reconocer que transitamos muchos meses de pandemia, en los que se priorizó lo sanitario, pero se trató de dar espacio a lo económico. En mi provincia, de casi 190 días de pandemia, hemos tenido 140 en promedio con todas las actividades económicas desplegándose. Fue con problemas, con protocolos estrictos, pero la sociedad trabajó. Si eso se replica en la mayoría de las provincias argentinas, no veo obstáculo para que podamos alcanzar un triunfo electoral.

—Fuiste uno de los primeros que abrió la posibilidad de que la educación volviese a ser presencial. Luego de ciertos rebrotes, tuviste que volver atrás.
—La provincia tiene un estatus sanitario bastante razonable después de casi 190 días de pandemia. Tuvimos durante los primeros cinco meses solo 22 contagios. Luego, tuvimos un pequeño brote, que logramos contener pasando a fase 1 durante 14 días. Dimos inicio al ciclo lectivo solo en 14 departamentos en toda la periferia con un solo objetivo: la conectividad. Esta es una realidad del interior. Las familias de las zonas más urbanas tienen hasta profesores de apoyo para sus hijos. No ocurre en el interior de la provincia. Con el objetivo de nivelar hacia arriba en lo educativo, dimos inicio al ciclo lectivo. Fuimos la primera provincia. Fue en perfecta correspondencia con el Ministerio de Educación nacional, con el ministro de Educación, Nicolás Trotta. Cuando tuvimos ese brote pusimos las clases en suspenso. Hoy están casi todas las actividades en desarrollo, salvo el turismo interno. Miramos cuál sería la oportunidad propicia para que vuelvan las clases, teniendo en cuenta que controlamos el brote de contagio. Será con el mismo formato que hace dos o tres meses en la provincia. Queremos hacerle honor al hecho de que fue en la provincia de San Juan donde nació el proyecto educativo más transformador de la historia argentina, llevado adelante por Domingo Faustino Sarmiento. Coalición. “No hace falta perder identidad para mantenerse dentro de un frente”.

—San Juan tuvo un desarrollo minero diferente al de Mendoza. ¿Cómo es la situación de la provincia, comparada con la de sus vecinos y con la de Chile?
—Cuando diversificamos la economía, hicimos un análisis real de las oportunidades que teníamos. Solamente el 3% es cultivable, lo demás son actividades que tienen que ver con el desarrollo de la minería, de la industria, del turismo. Hay un nuevo modelo que no consiste solo en visitar los lugares de turismo masivo de la costa argentina sino el turismo de aventura. Se puede hacer en la cordillera de los Andes. Esa misma cordillera nos permite el desafío de poder desarrollar la minería metalífera, tanto de metales preciosos como oro, plata, como también de industriales, por ejemplo el cobre, que es parte de lo que en el corto plazo puede ser un nuevo proyecto minero.

—¿Qué lugar ocupa en el producto bruto de la provincia?
—La minería representa el 70% de las exportaciones sanjuaninas y fluctúa entre el 40% y el 45%.

—La mitad del producto de San Juan lo construyó la minería, que hace cincuenta años no existía.
—No estaba. El primer proyecto minero empezó en 2002 o 2003. A partir de ahí, hay tres proyectos en desarrollo, en ejecución, mineros metalíferos, más la minería no metalífera, fundamentalmente el desarrollo de la cal para la construcción, para la potabilización del agua se desarrolla hace muchísimos años.

—San Juan cambió con la minería, y la mayoría de las provincias de la cordillera de los Andes tienen esa oportunidad. Pero no todas lo realizan.

—Mendoza con seguridad no lo hace. Hay provincias que tienen leyes que vedaron el desarrollo de la actividad.

—Alberto Fernández promovía en su campaña una explotación más intensiva de la minería, y no pudo avanzar.
—Hay un nuevo proyecto que tiene un fuerte contenido de cobre, y algo de oro también, que puede empezar. Estarán presentando en octubre el desarrollo y la viabilidad económica. A partir de ahí, tienen que presentar la declaración de impacto ambiental. Aprobada la declaración, empezaría la etapa de construcción de la mina, que demora aproximadamente entre dos y tres años, con una inversión de 3 mil millones de dólares. Más allá de que este proyecto es muy viable, es posible que en 2022 empiece a construirse en la provincia de San Juan. Además, el Presidente nos dio la posibilidad de que el secretario de Minería de Nación, Alberto Hensel, sea de la provincia de San Juan. Si sumamos cinco, seis o diez proyectos mineros sería un ingreso para el país, inversiones directas. Los años de construcción son de inversión directa de capitales extranjeros, de no menos de 30 mil millones de dólares. Es una inversión importante en un momento donde los dólares le vendrían muy bien al país, a los argentinos y también a las reservas del Banco Central.

—¿Las provincias vecinas tienen las mismas posibilidades?
—Catamarca desarrolla la minería casi de la misma manera que nosotros. La Rioja y Mendoza no lo hacen. Desarrollar la minería sin los mínimos controles, que impone el Código de Minería y las leyes de derecho ambiental, no tendría sentido. En San Juan los controles son máximos. Es importante cuidar el medio ambiente y la seguridad de las personas. Es algo que logramos en la provincia. Desarrollamos minería, cuidamos el medio ambiente, protegemos la seguridad en el trabajo y tenemos una economía desplegada.

—La diferencia entre San Juan y Mendoza estaría en la actitud ante la minería y en las coaliciones de gobierno.
—Te puedo dar otra también. Hicimos una profunda reforma del sistema judicial sanjuanino con la incorporación del sistema de flagrancia, con la oralidad en el proceso penal. Eso llevó a la provincia a aumentar la terminalidad de los juicios penales en no menos de un 70%. Son hechos muy significativos. “Cuando no hay empleo, la gente busca otros proyectos políticos.”

—Otra diferencia es que Mendoza no tiene reelección.
—Así es.

—¿Qué diferencia cultural explica estas diferencias?
—Es algo análogo a lo que sucede en el interior con el Conurbano, la distinta conformación en la personalidad de los ciudadanos de una provincia con otras. Este es un país heterogéneo. Hay que intentar hacerlo más homogéneo generando herramientas que nivelen estas diferencias. Quizás la minería sea una herramienta que nivele diferencias y que permita que en el futuro el sanjuanino no se vea en otra provincia o en otro país, sino en su propia provincia.

—Mendoza siempre se comportó de forma similar a la Ciudad de Buenos Aires.

—Es probable. Es una provincia más grande.

—¿Y más rica?

—O era. La provincia de San Juan en estos últimos veinte años logró, fruto de la diversificación de la economía, reducir diferencias. Los dos provincias desarrollamos la agricultura, fundamentalmente la vitivinicultura. Diversificamos esta industria. De la producción del país, ellos representan el 70% de la actividad vitivinícola nacional. Nosotros el 25%, pero ellos dedican la producción de uvas fundamentalmente a la industrialización del vino, y algo de mosto. De nuestro 25%, hacemos vino el 50% y el otro 50% es mosto, es uva para pasa y uva de mesa. Esa diversificación logró llegar a un estado que cumple con mayor firmeza las obligaciones que tiene con la sociedad. Y un contexto de oportunidades.

—¿Cuánto hace que San Juan no es gobernado por un no peronista?
—Desde 2003. San Juan tuvo un fuerte componente de partidos provinciales en el Ejecutivo provincial. En el año 83 ganó el bloquismo, en el 87 vuelve a triunfar, en el 91 vence el Justicialismo; en el año 95 vuelve a ganar el justicialismo, en el año 99 gana la Alianza.

—¿El bloquismo integra tu coalición?
—Sí. Es un partido importante.

—¿Qué efecto tuvo esa continuidad peronismo-bloquismo en el aumento del producto bruto per cápita de San Juan?

—La continuidad de ciertas políticas, con matices. Seguro que Jorge Escobar, un gobernador justicialista, no pensó lo mismo que José Luis Gioja, y Gioja no piensa lo mismo que yo. No pienso igual que ellos, pero hubo una cierta continuidad. Que no solamente la tuvimos los gobiernos peronistas. Hubo políticas de Estado respecto de la diversificación de la economía, de la actividad minera, respecto de la reforma de la justicia provincial.

—¿La figura de Sarmiento marcó el sistema educativo?

—Sin dudas. Sarmiento solo gobernó dos años la provincia de San Juan. Eran momentos de mucha convulsión política en 1860. Después sí fue seis años presidente. Cuando Sarmiento llegó a la presidencia solo había 800 escuelas en todo el país. En apenas seis años construyó 800 nuevas escuelas en todo el país. Duplicó la cantidad. El legado es fuerte. Sarmiento promocionó en materia educativa todo lo que conocemos. También fue el primer propulsor de la minería. Pensaba que desarrollarla permitiría poner al país de pie. Seguimos pensando que con estos diez proyectos a los que hice referencia se inyectarán 30mil millones, en un contexto en el que cuesta conseguir dólares.


—¿La minería es algo que vio Sarmiento hace más de cien años?

—Sí.

—¿Cuando venís sentís que hay otro mundo, otra Argentina? ¿Cómo les explicás a otros argentinos nuestra neurosis?


—Son particularidades de un país heterogéneo. La política ayudó a remarcar las diferencias. Tiene que haber futuro, y trabajamos para eso tanto en Capital, en AMBA, en la provincia de Buenos Aires, en San Juan. No creo que haya diferencias tan profundas que dividan o separen. Cuando miramos las distintas posturas, la tensión que se genera en tiempos de pandemia entre las libertades individuales y el interés general, me parece que esto tiene que ser una etapa de la historia mundial de la que deberíamos sacar nuevas conclusiones.

—¿La grieta en San Juan es igual de manifiesta que aquí en AMBA?
—Quizás es menor.

FUENTE

FUENTE: EL PERFIL