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El miedo a la verdad, atenta contra la autonomía universitaria

Los acontecimientos del sábado 21 de noviembre van a ser recordado por mucho tiempo en la Universidad Nacional de San juan y en el resto de la provincia. Desde la mañana un rumor comenzó a crecer por las redes sociales. Ese día apareció una nota firmada por Sergio Uñac, dirigida al Rector de la UNSJ, entre cuyos párrafos decía lo siguiente:
“Ante la difusión en numerosos medios de comunicación, incluida la página oficial de la institución (unsj.edu.ar) de que un grupo de científicos pertenecientes a la Universidad Nacional de San Juan que Ud. Preside, estaría trabajando en la creación de una página web para cargar datos referidos al comportamiento de la pandemia de corona virus en San Juan, por estimar que no son confiables los datos oficiales que emite a diario el Ministerio de Salud Pública, esa confianza mutua se ve claramente vulnerada, lo cual impide absolutamente la posibilidad de trabajar en proyecto conjunto alguno.
Quien suscribe, Sergio Uñac, en su carácter de gobernador de la Provincia de San Juan, tiene el agrado de dirigirse a usted (¿?) con el fin de informarle la decisión del Poder Ejecutivo de la provincia a renunciar a, y/o rescindir cualquier convenio de colaboración vigente celebrado con la institución que usted preside».

Luego el contenido de la nota se convirtió en noticia de un medio informativo nacional y dio lugar a la declaración de repudio de algunos dirigentes. Hasta ese momento, no éramos pocos los que no dábamos crédito a una nota donde el Gobierno de San Juan, con firma del gobernador, rompía relaciones institucionales con la universidad pública a causa de una investigación del Instituto de Automática de la Facultad de Ingeniería.
La investigación el doctor ingeniero Daniel Patiño, no dice nada que no piense cualquier ciudadano de a pie. Hay miedo por la progresión del pico de contagio de Covid-19, hay incertidumbre por la veracidad de las cifras que emite el gobierno. Y propone crear una página donde la UNSJ cuente independientemente del Ministerio de Salud Pública la cantidad de casos de contagios de Covid-19 en la provincia. Puede ser polémico el planteo e indudablemente son ser del agrado del gobernador, pero ¿cómo, Sergio Uñac, un egresado de la Universidad Nacional de Córdoba, cuna de la reforma universitaria de 1918, podía actuar de esa manera, violando la autonomía universitaria? “Es una noticia falsa”, pensamos varios, es un capítulo más dentro de la expansión de la interna del Partido Justicialista sanjuanino, universo que ya no solo salpica al Bloquismo y otros aliados, sino que ahora orada a la UNSJ. Pero no. Por el lado de Casa de Gobierno, es decir de Sergio Uñac y su entorno, nunca se publicó una desmentida a la nota. Es más, confirmando que sí existió la intención de romper convecinos con la Universidad, el rectorado de la UNSJ publicó una foto de Oscar Nasisi con el gobernador, a modo de ilustración de una reunión de ese mismo sábado donde hablaron del tema y “limaron asperezas”. La nota que se encuentra en la página oficial de la universidad es prolija y fija la posición de Nasisi: la universidad garantiza la libertad de los investigadores, pero no asume como propias todas sus opiniones. Sobre esa nota, la actitud del Rector y si la situación ameritaba o no la convocatoria de una reunión de urgencia del Consejo Superior, se podría opinar largamente, pero sería poner el foco en el rector, quien de ultima, con diplomacia, salvó una situación de mayor conflicto que seguramente la universidad hoy no necesita.
El problema de fondo es la intención del gobernador de San Juan, quien, al parecer, con un arrebato de prepotencia quiso tomar venganza contra toda la UNSJ, por la publicación de un equipo de investigadores que cuestionan la gestión de Salud Pública durante la pandemia. “¿Cómo se atrevieron a vulnerar nuestro tesoro más preciados, que es la imagen?” es posible que así pensara alguien en Casa de Gobierno y salieron de punta a cortar convenios que el estado provincial tiene con la institución “agresora”. De esa manera no sólo pusieron en riesgo la continuidad de muchos proyectos de colaboración, que incluyen carreras enteras y por lo tanto iban a desencadenar conflictos gremiales de todo tipo, sino que mostraron qué idea de la democracia en general tiene Sergio Uñac, y en particular de la libertad de enseñanza e investigación académica, en pocas palabras de la autonomía universitaria.
La actitud de “romper convenios”, es decir, de coaccionar desde los recursos, para castigar a quienes no responden a los fines propagandísticos que necesita el gobernante, es una actitud monárquica del mismo, que aparenta cierto liberalismo burgués en el accionar, pero que nada tiene que ver con frente popular del que ha emergido su figura.
No es la primera vez que el poder privado o público de San Juan se disgusta con investigadores y creadores de la UNSJ. Dan testimonios de ellos los casos de la socióloga Nora Toledo y el Geólogo Cesar Eguaburo, que difundieron cuadernillo alertando sobre los peligros de la mega minería en las comunidades de Iglesias y Jáchal, o el de la artista plástica Graciela Paparelli que realizó una muestra de productos que podrían verse amenazados por el cianuro en el agua. La diferencia con el caso actual, es que en los anteriores usaron mecanismos de presión internos, con la lógica de la vida universitaria, donde nos guste o no, sectores debaten con otros por defender sus intereses e ideas y no está demás decir a esta altura, que el planteo de Toledo y Eguaburo acertaron cuando señalaron aspectos problemáticos de la mega minería.
Hoy, frente a la polémica sobre quien cuenta las cifras del Covid-19, el poder público de la provincia atacó en bloque a toda la institución universitaria. Como si en si fuera su enemiga. En una mescla de medievalidad con liberalismo, que implica sentirse dueño de los recursos del estado para gastarlos o no en lo que genere resultados a fines a la gestión, y un desprecio profundo por la investigación de la realidad.
Lo más peligroso es que la gestión provincial tiene como principal objetivo cuidar la imagen de gobierno, es decir, controlar la propaganda y para ellos se esfuerza por ser la única fuente de datos con información sobre la pandemia. Es una lucha por la instalación de discursos que no tienen nada que ver con mostrar la realidad de la provincia ni intentar resolver las necesidades del pueblo sanjuanino.
El gobierno de la provincia invierte millones de pesos en promover una imagen de provincia “exitosa”. Por lo tanto, el trabajo de los investigadores del Instituto de Automática quienes aplicaron un modelo matemático para calcular la progresión de contagios y muertes por Covid 19 en la provincia, es un peligro. No esta demás decir que el estudio puede ser correcto o errado, y que la realidad misma lo va a demostrar, pero es una opinión que debe tomar en cuenta cualquier estadista serio.
El aspecto monárquico-medieval de la gestión de Sergio Uñac, está ahí, en intentar callar, lo que contradiga la voz del rey: “somos la provincia con el mejor estatus sanitario”. No importa si los siete meses con menos de 10 casos, sirvieron o no para reforzar el sistema de salud, el objetivo de gobierno es fijar esa imagen. Entonces aparece el aspecto liberal y utilitario del modo de gobierno de Uñac: el presupuesto estatal solo se gasta en lo que de resultados a esos fines, y en nada que muestre que los hospitales siguen sin insumos, sin personal, que los servicios se sostienen en base a la precarización absoluta y el trato represivo al personal de salud.
En el contexto de pandemia, la Universidad Nacional de San Juan, incluidas sus autoridades, docentes, no docentes y estudiantes, hicieron y hacen esfuerzos enormes para sostener la enseñanza y la investigación. Con muchas dificultades se repartieron apuntes, se crearon clases virtuales, evaluaciones, congresos, transferencias, etc. En su seno, se dan a diario discusiones para ver cómo se sostienen esas prácticas y se avanza en la generación de conocimientos que aporten al bienestar de la provincia y el país. En este marco, bajo ningún aspecto la UNSJ necita la ira de un déspota que no reconoce ese trabajo, que no respeta la autonomía universitaria y que fija sus objetivos en base a sostener su imagen.
Fue un fin de semana difícil en el cual la diplomacia del rector aplacó las aguas de una situación delicada, pero de la que cual difícilmente haya vuelta atrás, ni se pueda afirmar que ha terminado.
Quiero terminar esta opinión con un fragmento de una exposición de Jacques Derrida, filósofo francés de origen argelino, pronunciada en la Universidad de Stanford (California) en abril de 1998. “La Universidad sin condición”.
“En primer lugar, la universidad debería ser sin condición. Dicha universidad exige y se le debería reconocer en principio, además de lo que se denomina la libertad académica, una libertad incondicional de cuestionamiento y de proposición, e incluso, más aún si cabe, el derecho de decir públicamente todo lo que exigen una investigación, un saber y un pensamiento (…) Universidad sin condición porque no acepta que se le ponga condiciones (…) La universidad debería, ser el lugar en el que nada está a resguardo de ser cuestionado (…) Al ser incondicional, semejante resistencia podría oponer la universidad a un gran número de poderes: a los poderes estatales (y, por consiguiente, a los poderes políticos del Estado-nación), a los poderes económicos (a las concentraciones de capitales nacionales e internacionales), a los poderes mediáticos, ideológicos, religiosos y culturales, etc., en suma, a todos los poderes que limitan la democracia por venir”.

Por el Lic. Federico Agüero