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Ratifican que no habrá nuevas restricciones para la economía

El Gobierno sabe que no tiene mucho margen. Las duras restricciones implementadas en marzo del año pasado para fortalecer la infraestructura de salud tuvieron un efecto negativo récord en la actividad económica y la recuperación insumió varios meses. Por eso ahora las medidas sanitarias fueron quirúrgicas y apuntaron a desalentar, principalmente, la actividad social en los hogares y la conglomeración de personas.

La lectura que circula en los despachos oficiales es que las nuevas restricciones no afectarán a la economía como sí lo hizo la cuarentena estricta implementada al comienzo de la pandemia. Ninguna actividad, salvo el sector gastronómico, de turismo o la cultura, sufrirá modificaciones sustanciales a los permisos que ya tienen para funcionar. “Cuando analizamos qué está pasando con el ciclo económico, la industria y la construcción vienen creciendo mucho. En enero se registró el aumento más alto del trabajo registrado desde junio de 2015. Esta dinámica no se debería ver interrumpida por las nuevas restricciones”, enumeró un funcionario nacional.

Las cabezas encargadas de pensar la política económica no quieren interrumpir el crecimiento que se viene consolidando en los últimos meses, que según el INDEC ya encadena nueve períodos consecutivos de subas. Esto fue destacado hace ocho días por el Ministerio de Economía en un comunicado en el que remarcó que, con el dato de enero (el último disponible), la economía “superó el nivel de marzo de 2020 y se ubicó apenas 1,3% por debajo del nivel pre-covid”. A pesar de esto, el equipo económico definirá en los próximos días un aumento del monto que destina a los REPRO, un programa de asistencia para el pago de salarios a empresas que atraviesan situaciones críticas pero que también llega a aquellas que todavía sienten los cimbronazos de la pandemia. “Estamos viendo qué ‘tuneo’ le vamos a hacer. Vamos a financiar lo que haga falta. Pero el escenario de parálisis de lockout de la economía es totalmente distinto al de ahora”, admitió a Ámbito una fuente con conocimiento de las discusiones de las mesas de decisión.

Si bien la crítica situación social le impone al Gobierno algunos límites para impulsar controles más estrictos a la circulación, el análisis que repiten en la Casa Rosada y otros ministerios es que un aislamiento estricto no es necesario porque, a lo largo de todo el año, hubo “aprendizajes” y se cumplió con el objetivo de fortalecer el sistema de salud. Esta es la lógica que aplican también a la asistencia que prevé el Estado y, por ese motivo, fuentes oficiales le dijeron a este diario que por el momento “no están dadas las circunstancias” que llevaron a implementar el Ingreso Familiar de Emergencia.

Si bien ayer el Presidente aseguró en diálogo con una emisora radial que el Estado pagaría una nueva ronda “si hiciera falta”, desde el entorno del primer mandatario explican que ese programa de emergencia se reconvirtió en un refuerzo de los ya existentes, como un aumento en la tarjeta alimentaria, una ampliación de la AUH, la prórroga de la devolución del 15% a beneficiarios de la seguridad social y la revitalización del Potenciar Trabajo o las becas Progresar.

¿Es posible utilizar los DEG del FMI para implementar alguna política social? En el Gobierno descartan esa posibilidad que en algún momento fue sopesada por diversos actores. “Van a reforzar las reservas. No vamos a hacer como el gobierno anterior que se endeudó en dólares para gastos corrientes”, dijeron.

Si se cumple la proyección del Gobierno y la actividad económica no sufre un parate, las preguntas que se acumulan hacia adelante giran en torno de los precios y la inflación.

“Es difícil”, admiten. La coordinación de expectativas, además de los salarios y la política macroeconómica, ahora apunta al dólar. “No podemos seguir con una tasa de devaluación del 3% mensual”, dicen. La apuesta es a que, a partir de abril, comience un proceso de desaceleración.

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FUENTE: ÁMBITO