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Permiten a las mujeres votar

Lucio Garriga Olmo/El Furgón
Arabia Saudita, la cuna del Islam y el hogar del sunismo, empieza a vivir unos cambios que, ante el punto de vista occidental, pueden parecen menores o increíbles, pero que son muy importantes ya que podría modificarán en profundidad a la sociedad.
La corona saudí, a cargo del rey Salman bin Abdulaziz, les permitió a las mujeres votar y presentarse a elecciones, ingresar por primera vez en la historia a un estadio de fútbol; también permitió que las estudiantes reciban educación física en las escuelas y, hace pocas semanas, autorizó que las mujeres puedan manejar libremente por todo el reino, a partir del 2018. A pesar de que suene increíble, estas medidas son cambios históricos que deben ser celebrados.
Detrás de estas decisiones, se encuentran los problemas económicos y sociales que enfrenta el reino y la influencia del príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán, y el ambicioso proyecto Plan Visión 2030.
El reino no será igual
El pasado 26 de septiembre, el rey saudí ordenó que a partir del próximo año las mujeres puedan manejar libremente por todo el país, siendo, de esta manera, el último país del mundo en permitirlo. En diciembre del 2015, las mujeres saudíes, por primera vez en la historia, pudieron votar y presentarse a elecciones. 21 mujeres fueron elegidas para ejercer cargos públicos. Hace unos pocos meses, se aprobó que las niñas puedan estudiar educación física en las escuelas, y en septiembre las mujeres ingresaron por primera vez a un estadio de fútbol para celebrar la fiesta nacional, con recitales y espectáculos.
Hay que tener en cuenta que se les permitirá manejar solas, pero que la modificación del rey no elimina ni altera el sistema de tutela que pesa sobre la población femenina, que las obliga a recibir la autorización previa de un tutor (padre, marido o un varón) para sacar el pasaporte, viajar, ir a la universidad y casarse, entre otras cosas. A pesar de este límite, sigue siendo un cambio importante ya que les brindará una mayor movilidad e independencia.
Todos estos cambios deben ser entendidos dentro del Plan Visión 2030, liderado por Mohamed Bin Salmán, que tiene grandes objetivos económicos: bajar la excesiva dependencia económica petrolera (entre el 77 y 88 por ciento del presupuesto nacional se basa en ingresos del oro negro), colocar al reino entre los 15 países más importantes del mundo, aumentar un 50 por ciento la inversión extranjera y conseguir que el sector privado represente el 65 por ciento del PBI. Además, el plan busca aumentar la producción nacional de armas, la explotación de minerales, impulsar el turismo, recortar salarios y subsidios, y promover la energía renovable y nuclear.
Dentro de este plan, la prohibición que sufren las mujeres para manejar es un gasto económico muy importante, ya que el país utiliza más de seis mil millones de dólares por año en sueldos a los conductores de las propias mujeres. Con la medida se buscará que las mujeres constituyan el 33 por ciento de la mano de obra nacional y se espera que la venta de autos aumente entre un 15 y un 20 por ciento anual.
La primera gota de la lluvia
La monarquía no busca la igualdad de género, ya que el sistema de tutelaje sigue en pie, sino que intenta achicar el gasto económico. Y la prohibición significaba un gasto. Esto se ve en la forma en que fue borrada la lucha de las mujeres para obtener este derecho y se intentó imponer la decisión como un nuevo derecho brindado por la monarquía. El deseo de las mujeres por la independencia del hombre es histórico en Arabia Saudita y las primeras batallas para obtener el permiso para manejar se remontan a 1990, cuando el 7 de noviembre cientos de mujeres lo hicieron a pesar de la prohibición. Desde aquel momento se han llevado a cabo otras jornadas de protesta, que siempre terminaron de la misma manera: las mujeres tras las rejas, desprestigiadas socialmente con clérigos ultra ortodoxos que exigían fuertes castigos.
La activista de los derechos humanos saudí, Manal Al-Sharif, detenida y encarcelada por manejar como forma de protesta en 2011. Al-Sharif escribió una nota en el New York Times donde expresó que “la prohibición aseguró la perdida de la forma más básica de dignidad y control sobre nuestras vidas” y que, a partir de ahora, “la sociedad saudita no volverá a ser la misma”. “El 26 de septiembre de 2017 será recordado como nuestro día de emancipación”, manifestó la activista. La prohibición a manejar no se limitaba sólo a un auto, sino que era un control social sobre la vida de las mujeres.
El plan económico del príncipe heredero también busca la modernidad del reino, teniendo en cuenta que posee la sociedad más joven de todo el mundo árabe y uno de los consumo de Internet per cápita más grande del mundo. La corona entendió que la modernidad, en la actualidad de la globalización y de las redes sociales, es imposible si las mujeres siguen sin recibir educación física en las escuelas o si no pueden manejar libremente. Dentro de este plan, Arabia Saudita quiere cambiar su imagen negativa internacional, como uno de los países con mayor segregación hacia las mujeres del mundo.
En 2015, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) colocó al reino en el puesto 138 de 145 países respecto a las oportunidades y participación económica de las mujeres, y el Banco Mundial (BM) lo califica como una de las 15 economías que más dificultades les impone para construir un negocio propio.
Por ahora, la corona quiere modificar esta imagen por una necesidad económica y no por una voluntad política y social. La eliminación del sistema de tutelaje es el mayor deseo de las mujeres saudíes y el permiso para manejar es un cambio importante. Como dijo Manal Al-Sharif en su cuenta de Twitter: “La lluvia empieza con una gota de agua”.

Fuente: El Furgón
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