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¿Hacia dónde va o debería ir la educación?

Han transcurridos algo más de seis meses de que se conociera que en China surgieron casos de una nueva enfermedad respiratoria producida por un virus denominado Covid-19; y tres meses de que se declarara al Covid-19 como pandemia (el 11 de marzo de 2020). Vimos como en todo el mundo de una u otra manera se tomaron medidas para enfrentar esta situación, tanto en lo sanitario, económico, político, y con un fuerte impacto en la educación ya que se suspendieron las clases presenciales como una de las primeras medidas en gran parte del planeta.En nuestro caso, el de Argentina, hemos pasado prácticamente todo el primer semestre en cuarentena y con clases no presenciales, apelando a todo tipo de medios tecnológicos para llegar a cada chico, joven, adulto, en definitiva estudiantes de nuestro de nuestro sistema educativo en todos sus niveles, incluido el universitario.En este proceso inesperado, repentino, que tomó literalmente a todo el mundo por sorpresa, llevó a que tomáramos decisiones sobre la marcha y con la premura de las circunstancias, en estas condiciones se decidió en Argentina continuar con el ciclo lectivo 2020, en otras condiciones.En principio hay que decir que se planteó el objetivo de continuar con las actividades académicas, lo cual me parece justo ya que en este contexto de confinamiento, sumado al temor reinante frente a una enfermedad desconocida, continuar desarrollando actividades es una medida necesaria, y qué mejor que esa actividad sea el estudio, una buena forma de aprovechamiento de tiempos en el marco del aislamiento obligatorio.Esto que en principio es un objetivo necesario y acertado desde mi punto de vista, en la práctica trajo aparejados muchos problemas que ya existían pero que se pudieron ver con mayor claridad. Como ya se ha dicho mucho al respecto solo los voy a enumerar; problemas de conectividad, porcentaje bajo de estudiantes que tienen acceso a materiales y herramientas de trabajo como notebook, pc, tablets y otros, escasa formación y capacitación en educación virtual, no presencial, por citar tal vez los problemas más reconocidos .Todos estos problemas también se presentan en el caso de los docentes, a los cuales el teletrabajo de a poco fue mostrando sus consecuencias no esperadas o hasta ahora no conocidas, que el horario de trabajo no tiene límites, que el trabajo al realizarse en casa complica la vida personal y familiar al dificultar separar los ámbitos laborales con los familiares, a los que se agregan los problemas de conectividad que obviamente también afectan a los docentes, y así podríamos seguir enunciando problemáticas diarias de esta nueva forma de dar clases.Teniendo en cuenta estas circunstancias también se pudo ver con el paso del tiempo como las exigencias a nivel del Ministerio de Educación eran del tipo de mantener las clases en tiempo y forma a través de guías a los alumnos, en los hechos lo que se intentaba era mostrar una cierta normalidad que en la realidad no existe, para nada estamos viviendo momentos normales, ni siquiera entendido como una norma, ya que todo lo que está sucediendo lleva a los distintos gobiernos a tomar medidas, re analizarlas, retrotraerlas, modificarlas, cambiarlas, todo muy lejos de lo que podría establecerse como normalidad.

¿Presencialidad versus virtualidad?

En este aspecto también es mucho lo que ya se ha dicho, y mucho queda por decir e investigar, pero podemos acordar en que el rol del docente es insustituible en el proceso de enseñanza-aprendizaje, que la relación pedagógica entre docente-alumno-docente es fundamental y que en esto la presencialidad como ya se dijo varias veces no se puede sustituir de ninguna manera. Ahora bien, a eso no podemos negarle la necesidad de avanzar en sistemas de formación, capacitación y desarrollo de modalidades virtuales al alcance de todos, realmente universal, eso que no quita valor al rol docente ni a la escuela-institución debe desarrollarse en el corto y mediano plazo, por múltiples razones, pero creo que las más importantes se pueden traducir en que no podemos resistirnos a usar este tipo de herramientas que hoy están difundidas masivamente entre la población, el tema radica en que no se trata de optar por una u otra modalidad, me parece que lo que habría que plantear con claridad es que la modalidad presencial y la centralidad del docente es la piedra angular de la enseñanza, y en ese marco con esos preceptos claros viene el entendimiento que la modalidad virtual debe ser un complemento necesario en el logro de la educación para todos.El otro gran tema del uso de la modalidad virtual y no presencial es que la crisis sanitaria que estamos viviendo a nivel global, nadie sabe cuándo termina y como termina, muchos estudios afirman que este tipo de virus, los ‘Corona’ ya vienen desarrollándose desde hace tiempo y que éste el Covid-19 podría no ser el único de este tipo, por ende nos lleva a pensar, como infieren algunos investigadores, que cuando se logre desarrollar una vacuna contra este virus, existe la posibilidad que aparezca otros u otros que nos obliguen a vivir nuevas formas de organización social, tal vez al tipo de confinamientos. He aquí que los sistemas educativos debieran rápidamente direccionar acciones tendientes a desarrollar programas de capacitación, formación, actualización de modalidades no presenciales, como así también desarrollar programas orientados a la distribución universal de materiales y herramientas para tal fin a docentes y alumnos, tipo Conectar Igualdad, partiendo de lo que se hizo bien y mejorando aquello donde hubo debilidades. A esto hay que sumarle el rol del estado en garantizar conectividad, pero en este aspecto no se parte de cero, el estado cuenta con los  desarrollos de Arsat y otros emprendimientos estatales que en parte ya vienen resolviendo esta situación

Desafíos: Son muchos los desafíos que se presentan ante esta realidad que nos toca vivir, por un lado no podemos perder de vista que la educación es un derecho que no estamos dispuestos a perder ni ceder, en eso creo que los docentes a lo largo y ancho del país han dado muestras suficiente de esa voluntad, lo mismo que los estudiantes en todos los niveles junto a sus familias.Pero esa voluntad no puede quedar sólo en eso, en voluntarismo heroico de docentes y estudiantes para llevar adelante la educación en tiempos de crisis profundas, sino que el Estado debe cumplir su rol de dirección, en el sentido de orientar la política educativa y garantizar las condiciones para que esta se cumpla, además de las condiciones expresadas anteriormente de conectividad, materiales, etc. el Estado debe garantizar el salario docente en tiempo y forma, pero nunca puede ser el salario docente variable de ajuste ante una crisis, ningún tipo de crisis puede ser usada para avanzar en el salario y los derechos laborales, en este caso de los docentes.A ese reclamo que puede ser del tipo gremial hay que agregarle otro del tipo político, que también es gremial y es el del rol docente, hay que plantearse desde el docente la lucha por recuperar la centralidad del docente en la enseñanza, el docente debe recuperar el espacio del debate y la construcción del proceso educativo, con el paso del tiempo el lugar del docente fue quedando relegado al punto de ser transmisor y reproductor de metodologías y prácticas, desde ya que hay muchos docentes que enfrentan esta situación de “proletarización” docente desde sus prácticas y sus aulas, desde sus perspectivas, le imprimen su desarrollo intelectual. Es ahí donde radica la crítica a la proletarización del docente, no es una mirada despectiva del proletario, sino que en este caso me refiero a que el docente no sólo debe ejecutar, operar, manipular algo ya establecido sino que el docente es y fue un creador, creador de nuevos conocimientos, creador de personas en el sentido más amplio, y esta lucha por ese lugar del docente es el que considero que los gremios (en su mayoría, no todos) abandonaron esa batalla, probablemente por la defensa irrestricta del salario y derechos laborales que significó en nuestro país enfrentar a la feroz dictadura militar de 1976-1983 y posteriores gobiernos democráticos pero con una clara política liberal anti obrera y anti popular.Son muchos los aspectos a analizar y desarrollar sobre esta cuestión, la situación de pandemia nos lleva a replantearnos todo lo que hicimos hasta ahora y como seguimos, la educación también debe ser uno de esos lugares de debate profundo sobre lo que viene.

FUENTE: Raúl Silva -Profesor en Ciencias de la Educación