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Ucrania: La guerra que aún continúa sin tregua

La guerra en Ucrania continúa. Entrada la casi octava semana del conflicto, la contienda pasó a otra etapa y ambos ejércitos reacomodaron sus piezas. La artillería rusa apunta ahora hacia la región del Donbass; aparentemente allí se concentrarían las nuevas batallas. Hasta el jueves 14 de abril, los corresponsales de guerra habían informado que Kiev había dejado de ser un objetivo para el Kremlin y que a partir de ahora Rusia acomodaría sus fuerzas en el Este ucraniano.

De esta manera podrían desprenderse dos análisis. El primero y más importante, la derrota militar y política parcial de Rusia y del mismísimo Vladimir Putín por el control de la capital ucraniana. Putin jamás contó con la heroica resistencia del pueblo ucraniano, subestimó las reservas patrióticas de sus habitantes y pensó, como Adolf Hitler cuando invadió la Unión Soviética en 1941, que la guerra relámpago o “Blitzkrieg”, era una buena estrategia y que en cuestión de días tomaría la capital. Nada de eso ocurrió. Ahora los rusos se retiran de esa zona con la cola entre las piernas, y con miles de bajas, entre soldados muertos y heridos. Las cifras no son precisas y certeras, ya que ambos bandos difunden números según sus conveniencias, pero es cierto que en la ofensiva por Kiev, han sido los rusos quienes han perdido centenares de tanques, aviones y vehículos de transporte cuando no estaba en sus cálculos. 

El segundo aspecto, es que sería aventurado pensar que esa situación definirá la guerra. Ha sido apenas una batalla entre tantas que están ocurriendo y subestimar el poderío de Moscú sería al menos inocente. Pero el hecho más significativo de esta última semana fue el hundimiento el jueves 14 de abril del buque insignia de la Armada Rusa: el Moskva.

La información aún no es precisa. El Ministerio de Defensa ruso confirmó el hundimiento, pero no dio detalles de cómo ocurrió. Las fuerzas ucranianas y de la OTÁN tampoco aseguraron si fue producto de un ataque con misiles o de una falla interna que luego generó un incendio en la nave. Lo cierto es que el Moskva yace en las profundas aguas del Mar Negro lo que significó una terrible pérdida para las aspiraciones rusas. Se trata de un crucero que tenía capacidad para 16 misiles guiados de largo alcance, y su retiro del combate reduce enormemente la capacidad ofensiva de Rusia en ese mar. Debido a este acontecimiento, desde el Kremlin anunciaron que retomarán la ofensiva contra Kiev.

A partir de ahora habrá que estar atentos a cómo se van desarrollando los hechos, pero no es casualidad que durante el Viernes Santo mientras el Papa Francisco realizaba el Vía Crucis, Estados Unidos anunció que destinará 800 millones de dólares en armas para Ucrania. El paquete incluye 11 helicópteros Mi-17, 300 drones Switchblade, 18 obuses y equipo de protección contra ataques químicos. Además, 200 vehículos blindados de transporte de personal M113, 10 radares de contra artillería, 500 misiles antitanque Javelin y 30.000 conjuntos de chalecos antibalas y cascos.

Hasta el momento, ni el invasor ni la OTÁN con Estados Unidos a la cabeza, demostraron ser garantes para que el pueblo ucraniano decida su propio destino. Como dijo Mao Tse Tung en julio de 1956, son tigres de papel. En ese momento, el líder comunista chino hizo alusión al imperialismo yanqui, concepto que bien podría aplicarse a Rusia y el resto de los países de la OTÁN. Mao decía: “El imperialismo norteamericano exhibe una gran fuerza, pero en realidad no la tiene. Políticamente es muy débil, porque está divorciado de las grandes masas populares y no agrada a nadie; tampoco agrada al pueblo norteamericano. Aparentemente es muy poderoso, pero en realidad no tiene nada de temible: es un tigre de papel. Mirado por fuera parece un tigre, pero está hecho de papel y no aguanta un golpe de viento y lluvia”.

La historia los juzgará, y los pueblos que sufren estas terribles agresiones, también. Hiroshima, Nagasaki, Guernica, Almería, Dresde, Siria, Palestina, Irak, Somalia y ahora Ucrania. Una inmensa humanidad que por años oyó el silencio de la muerte cayendo en sus sienes, sobre los hombros de sus hijos. Toneladas de martirio se abatieron brutalmente como un hachazo en un tronco seco. Con matices y disímiles situaciones políticas, siempre fue y es el imperialismo quien descargó sus bombas y misiles en las fértiles llanuras de los pueblos, en sus ciudades y en sus mares.

Pero lo que aún no lograron descifrar esos países imperialistas es que, por más que su naturaleza sea la de bestializar a los hombres hasta convertirlos en fieras sedientas de sangre, dispuestos a degollar, asesinar y destruir, los pueblos jamás se resignarán a su aniquilación. La historia ha demostrado que esa es su lógica y contra ella no marcharán. Los pueblos oprimidos, más temprano que tarde, triunfarán  creando dos, tres, muchos Vietnam. Los pueblos saben bien cómo enfrentar e imponerse sobre los tigres de papel. Y esta…esta no será la excepción.

Autor: Martín Méndez