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Falleció la elefanta «Pocha» que viajó desde Mendoza hasta Brasil

Junto a su hija Guillermina habían viajado 3300 kilómetros desde Mendoza a Mato Grosso en mayo pasado; inesperada reacción de tristeza de sus “compañeros” paquidermos

Anoche murió Pocha, la elefanta que había sido trasladada del Ecoparque de Mendoza a un santuario en Brasil. Así lo confirmaron las autoridades del Global Sanctuary for Elephants, la institución que quedó a cargo de ella y de su hija Guillermina. Las elefantas asiáticas habían protagonizado en mayo pasado un desafiante recorrido de 3300 kilómetros en cajas de acero para llegar con éxito a Mato Grosso.

“Con gran pesar anunciamos esta mañana que Pocha falleció anoche. Si bien aún no sabemos la causa de la muerte, se realizará una necropsia en breve para ayudarnos a determinar qué sucedió, aunque es posible que no tengamos resultados de inmediato”, sostuvo el comunicado de la institución.

Desde el Global Sanctuary for Elephants alegaron que al arribo de Pocha al santuario notaron signos que evidenciaban problemas de salud. “Cuando ella y Guillermina llegaron aquí se cansó y era un poco más lenta para comer, pero, después de una inyección de multivitaminas, mejoró. Hace unos días, notamos que era exigente con su heno, aunque todavía estaba pastando y disfrutando de todos los productos que le daban. Después de una inyección de vitaminas anoche, se veía más brillante y, aunque todavía estaba cansada, tenía más luz en los ojos. Sin embargo, cuando volvimos a verla más tarde esa noche, descubrimos que había fallecido”, informaron.

De acuerdo con la institución, ante el fallecimiento el resto de la manada de elefantes del santuario se acercaron al cuerpo de Pocha. “Después de la medianoche, todos se pararon en diferentes lados de Pocha, tranquilos y relajados. Cerca de las 4 am, los elefantes se acercaron más que otras, y observaron el cuerpo de Pocha con respeto. En todos nuestros años trabajando con elefantes, nunca habíamos visto este nivel de apoyo de manada brindado a otro durante un fallecimiento”.

En cuanto a la reacción de Guillermina informaron que se quedó también junto al cuerpo. “La toca y la huele y la acaricia con su trompa, pareciendo intuir que su madre ya no es de esta tierra. Si bien Guillermina no se paró completamente sobre el cuerpo de su madre, lo que a veces hacen los elefantes, maniobró muy suavemente sus pies sobre las patas delanteras de Pocha y se quedó allí por un tiempo”.

Pocha y Guillermina vivieron 30 años en un foso de piedra de menos 300 metros en Mendoza y hace cinco meses y después de la odisea de su traslado dieron sus primeros pasos en libertad en el santuario en Brasil.

fuente: La Nación