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Posible privatización de ARSAT

¿Punto Final para el acceso a internet de calidad en San Juan?

Por Federico Agüero

En los días previos a la asunción del presidente Javier Milei, suenan anuncios que hablan de la privatización de empresas públicas, en especial las relacionadas a la comunicación cómo ARSAT, las que integran la Agencia Radio y Televisión Argentina y la Agencia de noticias Telam. La pérdida de todas ellas significaría un retroceso en materia de soberanía para Argentina. En esta nota vamos a analizar el caso de la empresa ARSAT, cómo aportó en el desarrollo de un programa nacional de expansión de la red de fibra óptica y en particular para los usuarios de la provincia de San Juan.

Es necesario aclarar que muchos de los anuncios que circulan se desprenden del programa de los libertarios, incluso de palabras del futuro presidente y sus allegados, pero está visto que tienen poco valor práctico. Además, en la nueva coalición de gobierno formada entre La Libertad Avanza y el PRO, o al menos “macrismo”, hay contradicciones en estos puntos, por lo que va a ser necesario esperar cada medida concreta para analizarla más a fondo.

Para conocer ARSAT, en un pantallazo general, se puede decir que la finalidad de esta empresa fue el programa nacional de construcción, lanzamiento y mantenimiento de satélites.  Fue creada en el año 2006 (Néstor Kirchner era el presidente), mediante una ley del Congreso Nacional, por lo que no se puede vender por decreto. Para privatizar ARSAT, en su totalidad o en parte, es necesaria otra ley del Congreso Nacional.

La empresa tomó en sus manos el programa nacional en el 2008, año en que el Estado nacional pudo hacer efectivo el pago del Fondo para el Servicio Universal (FSU), un impuesto del 1% de la facturación de las empresas telefónicas, creado en el año 2000 por De la Rúa, pero que, sobre todo Telefónica y Personal, evadían. Ese Fondo, que en la actualidad se cobra, está destinado a brindar servicios de conectividad en las zonas geográficas donde las dos empresas que se quedaron con el mercado de la telefonía fija no llegaron con la red. El programa Conectar Igualdad se financia de dicho fondo.

 En el 2010, el Estado Nacional le encargó a ARSAT la ejecución del FSU para la construcción de la Red Federal de Fibra Óptica (REFEFO) a lo largo y ancho del país.

La REFEFO es un tendido troncal de cables de fibra óptica, con Puntos de intercambio y Centros de Datos con un recorrido de 40 mil kilómetros. Por ejemplo, la red llega a San Juan desde dos direcciones, por Mendoza y por La Rioja, dándole seguridad y estabilidad a la conexión. Con la REFEFO en funcionamiento ARSAT se convirtió en un “mayorista” de internet, es decir que le vende el servicio a los proveedores que luego contratan los domicilios u otros usuarios particulares.

Antes de la llegada de la REFEFO a la provincia, la única empresa con red troncal de fibra era Telefónica de Argentina. Todo el que quisiera conectarse a ese servicio, incluso el Estado Provincial, tenía que acordar con un monopolio privado y los resultados estaban a la vista, se pueden constatar en la página Datos Abiertos del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM).

El monopolio privado es sinónimo de baja calidad de servicio, y no es un slogan. La pandemia encontró a San Juan en el penúltimo lugar en el ranking de conectividad a internet. En el 2019, Movistar era el proveedor del 70% de los hogares de la Provincia y usaba la red de cables de cobre que había adquirido en la privatización de ENTEL. Durante 20 años usaron una instalación con mínima inversión y los sanjuaninos sólo pudimos aspirar a navegar a 3mbps.

Movistar no cambió el cable de cobre por Fibra Óptica hasta que en el mercado Sanjuanino no surgió una competencia real y fue de la mano de distintas iniciativas, entre ellas la puesta en funcionamiento de la REFEFO. A partir de ARSAT decenas de empresas locales accedieron al servicio de transporte de datos y con distintas tecnologías pudieron llevar conectividad a departamentos enteros que no eran atendidos por la empresa monopólica.

En un mercado altamente competitivo como son las telecomunicaciones, la presencia del Estado condiciona a los actores privados. ¿Qué pasaría si ARSAT es privatizada? En primer lugar, se verían amenazadas muchas empresas locales que hoy pueden diversificar su compra de “datos mayoristas”, y eso a la corta o la larga, afectaría a los usuarios que volveríamos a caer presa de monopolios que no invierten lo suficiente en el interior en ciudades y pueblos con poca densidad de población. En segundo lugar, el gobierno nacional debería resolver el destino del Fondo de Servicio Universal, o al menos una parte del mismo ¿quién y cómo se ejecutaría?.

En tercer lugar, y no por eso menos importante, el país está en la antesala de un nuevo salto digital: las tecnologías de quinta generación en comunicaciones móviles. El inicio del proceso de ingreso de Argentina en la 5G tuvo defectos, porque sólo tres empresas participaron de la licitación y son las mismas que ya dominan el mercado, pero para los jugadores de menor porte y para los intereses nacionales, siempre queda la opción de ARSAT.

El ENACOM reservó para la empresa estatal el paquete de frecuencias que no se otorgaron en la subasta. Ahora, supongamos que se privatiza la empresa del estado, quien la compre va a ingresar en el mercado de la telefonía 5G sin haber participado en la licitación. Un verdadero negocio.

Por ultimo para aclarar algo más de la interna entre Libertarios y Macristas, los primeros sostienen que el estado no tiene que tener empresas públicas, que siempre van a ser deficitarias y que los servicios deben ser brindados por empresas privadas en competencia con mínimas regulaciones y cargas impositivas.

Mauricio Macri, en su primera etapa de gobierno (2015-19) no tuvo la misma idea. Entre sus primeros decretos creó el ENACOM (en reemplazo del AFCA y AFTIC) y en cuanto a ARSAT, la empresa siguió trabajando en el desarrollo de la REFEFO extendiendo e iluminando tramos de la red. Además, quiso unificar la Ley de Medios Audiovisuales y la Ley Argentina Digital, creó una comisión para tal fin, pero nunca presentó el borrador en el Congreso, y si lo hizo con una ley “corta”, en la que proponía que las empresas dueñas de la infraestructura de la telefonía móvil “compartieran” la misma con nuevos actores.

Esa ley se aprobó en el Senado en el 2018 pero no se trató en la Cámara de Diputados. A mi entender, Macri vio que el desarrollo de la conectividad era necesario para la transformación de Estado que pretendía, el crecimiento del comercio electrónico (Uber, Pedidos Ya, Rapi, Mercado Libre, Mercado Pago, etc) y en ese sentido la empresa nacional no era contradictoria a sus planes.

La gestión de Alberto Fernández, mantuvo la estructura del ENACOM, que en San Juan incluso tuvo como delegado al ahora flamante líder libertario José Peluc, y salvo el decreto 690/20, que cayó sin pena ni gloria, más la reciente licitación de frecuencias del 5G, no hizo cambios significativos. Pero ARSAT jugó un papel importante durante la pandemia, al garantizar precios y servicios estables a los proveedores de servicio de internet locales y la expansión de la red de fibra óptica de ultima milla.

ARSAT es una empresa pública de telecomunicaciones que tiene una gran influencia en la vida de las y los sanjuaninos, porque garantiza la conectividad de calidad. Entregar esa gran empresa a capitales privados sería retroceder a principios de siglo, cuando Internet emergía en argentina y los monopolios se ocupaban sólo de las grandes ciudades. Por suerte, una posible privatización o desmembramiento, de una empresa creada por una Ley Nacional, no se puede hacer de la noche a la mañana. Ya se encendieron las luces de alerta, ahora hay que estar pendientes de las medidas concretas del próximo gobierno, porque los usuarios, como los legisladores, las cámaras y los intelectuales estamos a tiempo interponer nuestra voz para impedir que se recorten derechos, en este caso el derecho a la comunicación